Euforia
Pueden hacer caja con nuestras ganas de vivir, pero con nuestro miedo a morir es obsceno
A veces se nos olvida para qu¨¦ sirven los Gobiernos de tanto estar pendientes de las elecciones. El bosque de la pol¨ªtica no deja ver los ¨¢rboles talados de su acci¨®n directa sobre los ciudadanos. Habr¨¢ alguno incluso que hable de la rebaja del IVA cultural a los promotores de espect¨¢culos en directo como un acto de generosidad del Gobierno, olvidando que fue ¨¦l mismo quien lo subi¨®. Est¨¢ el patio tan revuelto que hemos aprendido a agradecer que no nos quiten lo bailado, aunque la m¨²sica lleva demasiado tiempo sin sonar. Somos animales de costumbres y a los perros que cr¨ªan a palos les parece que recibir una patada es un gesto de cari?o.
Con el mismo fervor democratizador parece que ahora s¨ª vamos a volver a elegir el presidente de la televisi¨®n p¨²blica por acuerdo parlamentario. Pero los viejos del lugar, es decir, todos los que tienen m¨¢s de cuatro a?os, quiz¨¢ a¨²n guardan el trauma de ver c¨®mo se desmontaba ese proceso sin que a nadie le pareciera una indignidad. Y hasta se van a contratar funcionarios p¨²blicos de nuevo y limitar la temporalidad de los empleos, como si fuera una conquista hist¨®rica en lugar de una restituci¨®n de la m¨ªnima moralidad. Si la cosa sigue por este camino, podremos consagrar el hipnotismo como la mejor estrategia pol¨ªtica. A lo mejor para que apreciemos el derecho a una educaci¨®n igualitaria, a una sanidad p¨²blica y a las m¨¢s b¨¢sicas libertades ser¨¢ necesario quit¨¢rnoslas durante unos a?os y luego devolverlas con el chasquido de los dedos.
En Valencia se han atrevido a comenzar el tr¨¢mite para devolver la gesti¨®n de un hospital a sus leg¨ªtimos propietarios y no a quienes quieren hacer negocio con nuestro c¨¢ncer. Porque no tenemos ning¨²n problema en que se haga caja con nuestras ganas de vivir, pero con nuestro miedo a morir resulta un poco obsceno. La misi¨®n de un Gobierno es hacer leyes y establecer unas reglas de juego. La condena superlativa por hacer chistes viejos sobre el asesinato de Carrero Blanco en las nuevas redes sociales es un ejemplo. La ley es vaga e imprecisa. La interpretaci¨®n judicial queda en manos del subjetivismo.
En esta euforia en la que vivimos por recuperar algo del sentido com¨²n en el legislador no estar¨ªa de m¨¢s repasar tanto desatino dictado en los tiempos enfermos de las mayor¨ªas absolutas, los estados de alarma y el pavor a las libertades. A los Gobiernos a veces llegan personas con intenciones torcidas, la ¨²nica defensa contra ellos es la ley s¨®lida, razonable y compartida redactada con la cabeza fr¨ªa y el m¨¢s amplio consenso.
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