El asesinato de una mujer transexual expone los temores de esta comunidad en Malasia
Los activistas dicen que este crimen debe ser interpretado en un contexto de creciente conservadurismo, incluido un plan para aumentar las penas de la shar¨ªa
El asesinato de Sameera Krishman, en la ciudad de Kuantan, al este de Malasia, fue lo suficientemente brutal como para conmocionar al pa¨ªs. El 23 de febrero, la floristera fue atacada repetidamente con un cuchillo y recibi¨® varios disparos un d¨ªa antes de cumplir 28 a?os. Su cuerpo fue mutilado. En el momento del ataque, hab¨ªa dos hombres pendientes de juicio por secuestrar, torturar y violar a Krishman en 2015. Oficialmente, la motivaci¨®n del asesino es desconocida. Pero los defensores de los derechos humanos est¨¢n convencidos de que hay un aspecto de la vida de?Krishman definitivo para su muerte: era una mujer transexual.
Al menos 10 mujeres transexuales han sido asesinadas desde 2007. Los activistas temen que esta tendencia se convierta en algo m¨¢s com¨²n a medida que el conservadurismo gana posiciones en esta sociedad multi¨¦tnica y multirreligiosa. Este conservadurismo, explican, encuentra su impulso en la creciente influencia pol¨ªtica del islam en el Estado, supuestamente laico, especialmente ahora que se aproximan las elecciones generales y el primer ministro, Najib Razak, est¨¢ acusado de participar en un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n y busca cortejar el voto rural musulm¨¢n.
La activista Nisha Ayub, una mujer transexual, se encuentra entre aquellos a quienes la muerte de Krishman les ha tocado la fibra sensible. Ayub fue asaltada hace dos a?os cuando sal¨ªa de su casa para ir al trabajo. "Hoy es el d¨ªa de tu muerte", le advirti¨® uno de sus atacantes antes de golpearla repetidamente con una barra de hierro. Quiz¨¢s ella fue afortunada, ya que su madre fue testigo del ataque desde la ventana del domicilio y sus gritos incitaron a huir a los agresores.
Ayub est¨¢ convencida de que fue atacada por su identidad transexual, pero, como en el caso de la floristera, probarlo ser¨¢ dif¨ªcil. Dos a?os despu¨¦s del ataque a Ayub con la barra de hierro a¨²n no se ha producido ning¨²n arresto.
En Malasia no hay estad¨ªsticas de cr¨ªmenes de odio contra la comunidad trans, lamenta Thilaga Sulathireh, investigadora del colectivo Justice for Sisters. La mayor¨ªa de ellas se enfrenta a muchas barreras para hablar de los abusos y a menudo "temen o dudan si presentar sus denuncias a la polic¨ªa debido a la falta de seriedad de las autoridades en el manejo de estos casos¡±, asegura Sulathireh. El miedo a ser ridiculizadas en los medios tambi¨¦n es una constante. Por ejemplo, para referirse a Krishman, la prensa local utiliz¨® el t¨¦rmino pondan que significa "hombre vestido de mujer".
Los activistas consultados dicen que la influencia social del islam ha crecido en los ¨²ltimos a?os y la mezcla de pol¨ªtica y religi¨®n ha contribuido a propagar estereotipos negativos de g¨¦nero. Aunque las leyes federales de Malasia son seculares, la Constituci¨®n otorga a los distintos Estados la autoridad para definir los delitos y los castigos para los musulmanes en los asuntos que no est¨¢n cubiertos por la ley federal.
Este sistema paralelo significa que los musulmanes, que representan alrededor del 60% de la poblaci¨®n, son juzgados bajo la shar¨ªa o ley isl¨¢mica, seg¨²n la cual la vestimenta cruzada es ilegal. Los transexuales musulmanes "pueden ser arrestados y procesados simplemente por salir de su casa usando la ropa que creen que refleja su verdadero g¨¦nero", se?ala Phil Robertson, subdirector para Asia de la organizaci¨®n Human Rights Watch.
La shar¨ªa se aplica ¨²nicamente a los musulmanes, pero los activistas dicen que sus reglas ayudan a crear una atm¨®sfera que afecta a toda la poblaci¨®n transexual. De hecho, incluso el c¨®digo penal federal, supuestamente secular, se ha utilizado para arrestar a las personas transexuales bajo una vaga disposici¨®n que proh¨ªbe la "indecencia p¨²blica". En teor¨ªa, las personas trans pueden someterse a una cirug¨ªa de reasignaci¨®n de g¨¦nero en el pa¨ªs, pero tras la introducci¨®n de una fatua (edicto religioso) con respecto a los cambios de sexo, los cirujanos que ofrecen los procedimientos se han vuelto escasos. Y los transexuales que se operan en el extranjero despu¨¦s no pueden cambiar su sexo en sus documentos de identidad.
En 2014, un serm¨®n de viernes en la mezquita de la principal autoridad isl¨¢mica de Malasia advirti¨® de que la confusi¨®n de identidad podr¨ªa "traer el desastre o el castigo de Al¨¢ [Dios]". En enero pasado, en otro serm¨®n de viernes se dijo que el "transexualismo" es un fen¨®meno creciente que la sociedad "no puede permitir que se difunda". Incluso el primer ministro Najib ha calificado a las personas LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) de "enemigos del islam" junto con el liberalismo y el pluralismo.
Los puntos de vista de Najib volvieron a verse en marzo, cuando el Parlamento debati¨® una enmienda a la ley de la shar¨ªa propuesta por el Partido Isl¨¢mico Pan-Malayo (PAS) de la oposici¨®n. Esta ley buscaba relajar los l¨ªmites de las sentencias en ciertos casos. En la actualidad los tribunales de la shar¨ªa imponen penas m¨¢ximas de tres a?os de c¨¢rcel, multas de hasta 5.000 ringgits (alrededor de 1.060 euros) y seis latigazos. El proyecto de ley, propuesto por el presidente de PAS, Abdul Hadi Awang, busca aumentar estos l¨ªmites a 30 a?os, 100.000 ringgits (21 mil euros) y 100 latigazos.
El partido de Najib, la Organizaci¨®n Nacional de Malayos Unidos (UMNO), lidera la coalici¨®n Barisan Nasional, que ha gobernado el pa¨ªs desde la independencia del Reino Unido en 1957. Pero las ¨²timas elecciones entregaron a Barisan Nasional los peores resultados de su historia. Desde entonces, la popularidad personal de Najib ha sido golpeada por un esc¨¢ndalo del fondo de inversi¨®n estatal 1MDB. Los investigadores supuestamente localizaron unos 700 millones de d¨®lares conectados a sus cuentas bancarias.
Ahora el mandatario parece estar cortejando a PAS sobre la base de la unidad malayo-musulmana con UMNO, en un intento de dividir a la oposici¨®n. El 29 de marzo el Gobierno abandon¨® el plan propuesto por PAS por la falta de consenso entre los partidos pol¨ªticos de la coalici¨®n. Aparte de UMNO, todos los dem¨¢s se opusieron. El vicepresidente de PAS, Idris Ahmad, asegur¨® que su partido seguir¨¢ presionando para endurecer la shar¨ªa. Admiti¨® que ahora es dif¨ªcil que se apruebe el proyecto, pero permitirles presentarlo y debatirlo, en su opini¨®n, ha sido un primer paso.
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