Los depredadores dependen cada vez m¨¢s de la basura
Lobos, dingos, osos y hasta leones prosperan gracias a los desechos de los humanos
Durante milenios, los depredadores han aprendido a evitar a los humanos. Ahora, sin embargo, se acercan a ellos, a su basura, a sus desechos, a sus descartes. Esta cercan¨ªa est¨¢ alterando la conducta y la ecolog¨ªa de dingos, zorros, osos y hasta leones. Los animales m¨¢s urbanizados ya tienen diferencias gen¨¦ticas respecto de sus cong¨¦neres rurales. Incluso los cient¨ªficos temen que est¨¦ en marcha una segunda domesticaci¨®n de animales tan emblem¨¢ticos como el lobo.
En el desierto de Tanami, en Australia, hay grupos de dingos (Canis lupus dingo) alrededor de varias localidades mineras, donde tienen un acceso f¨¢cil al agua y la comida. A diferencia de los que viven alejados de los humanos, estas manadas son m¨¢s grandes. Frente a la jaur¨ªa t¨ªpica de menos de 10 individuos, en un basurero se encontr¨® un grupo estable de 55 c¨¢nidos. Adem¨¢s, los investigadores comprobaron que eran m¨¢s sociables, existiendo menos conflictos dentro del grupo y contra otros dingos o los humanos. Estos efectos de la comida humana ya se est¨¢n empezando a fijar en los genes del dingo.
"Mis investigaciones en Tanami muestran que se pueden formar agrupaciones de dingos gen¨¦ticamente diferentes alrededor de fuentes de comida de origen humano", dice el ec¨®logo animal de las universidades de Deakin y Sidney, ambas en Australia, Thomas Newsome. "Las consecuencias que tendr¨¢ a gran escala a¨²n no est¨¢n claras, pero las poblaciones de dingos que viven en ¨¢reas urbanas y periurbanas podr¨ªan convertirse en poblaciones con una gen¨¦tica distinta", a?ade.
En Z¨²rich (Suiza) hay zorros urbanos con un perfil gen¨¦tico diferente a de los raposos rurales
Newsome y un grupo de colegas acaban de publicar un art¨ªculo en BioScience, la revista del Instituto Americano de Biolog¨ªa, en el que establecen muchos paralelismos entre la domesticaci¨®n ancestral del lobo y lo que est¨¢ pasando ahora con el dingo y otros grandes depredadores. En el trabajo, recuerdan que los primeros perros dom¨¦sticos evolucionaron de lobos que se acercaron a los grupos humanos y encontraron en ellos una fuente cierta y estable de alimento. Una presi¨®n selectiva artificial favoreci¨® el fenotipo y los genes c¨¢nidos que m¨¢s favorec¨ªan el inter¨¦s mutuo de humanos y lobos hasta que estos dejaron de ser feroces para ser d¨®ciles perros.
Una diferenciaci¨®n gen¨¦tica as¨ª es un requisito para se produzca,?con el paso de las generaciones, un evento de especiaci¨®n, dando lugar a dos especies diferentes donde antes hab¨ªa una. As¨ª que los zorros que viven en los alrededores y parques de Z¨²rich (Suiza) a¨²n siguen siendo tan zorros como los que habitan en los bosques. Pero, ya en 2003, se demostr¨® que algo hab¨ªa diferente en sus genes. Los zorros nacidos en la ciudad empiezan a mostrar una diferenciaci¨®n gen¨¦tica respecto de sus cong¨¦neres rurales.
El motor de los cambios tanto en los dingos australianos como en los zorros suizos es la abundancia de comida procedente de actividades humanas. Todos los trabajos que analizan el impacto de las fuentes antropog¨¦nicas de alimento destacan la ingente cantidad de comida que desechan los humanos. Ya sean los descartes pesqueros, los cad¨¢veres de reses abandonados, los comederos artificiales o los basureros, los depredadores est¨¢n asociando a los grupos humanos con el alimento.
"Existe el riesgo de que muchos depredadores acaben siendo dependientes de los humanos, en especial porque les ofrecemos grandes cantidades de comida f¨¢cilmente accesible, como desechos de alimentos o cad¨¢veres de ganado en vertederos de basura", comenta Newsome. Los ec¨®logos ya consideran este fen¨®meno como una especie de subsidio. "He estudiado dingos y lobos, y ambos son f¨¢cilmente atra¨ªdos por las fuentes alimentarias proporcionadas por los seres humanos", a?ade.
Las andanzas del Oso Yogui en Jellystone y c¨®mo le pierde la comida que traen los humanos al parque no es solo la ficci¨®n de unos dibujos animados. Cuando en 1970, se cerraron los vertederos del parque nacional de Yellowstone (EE UU), la mortalidad entre los osos se multiplic¨® por cinco en los a?os siguientes. En Ir¨¢n, el an¨¢lisis de las heces de los lobos muestra que, incluso en regiones ricas en presas silvestres, la dieta del lobo est¨¢ formada en su mayor¨ªa por comida que encuentra en la basura, gallinas y ganado, la mayor¨ªa ovejas enfermas o muertas abandonadas por los pastores.
Tan relevante es la abundancia de comida de origen humano como su predictibilidad. "La comida es, junto a la reproducci¨®n, el factor b¨¢sico en la din¨¢mica de las poblaciones de seres vivos", recuerda el investigador del CSIC, Daniel Oro, que ha investigado el impacto de los subsidios humanos de comida. En la naturaleza, los animales tienen que buscarse el sustento cada d¨ªa. Esa incertidumbre desaparece cuando, gracias a los humanos, saben c¨®mo y d¨®nde obtenerla. Oro ha comprobado lo r¨¢pido que muchos animales aprenden esa lecci¨®n.
Durante siglos, la persecuci¨®n humana hab¨ªa extirpado los genotipos m¨¢s confiados
"En principio, eso es bueno para el animal, ya que reduce el gasto energ¨¦tico", comenta Oro. Tambi¨¦n es positivo para los depredadores apicales, los que est¨¢n en la c¨²spide de la pir¨¢mide ecol¨®gica. "Al no tener otros depredadores por encima, el control de su poblaci¨®n solo depende de la existencia o no de presas. Pero la basura, la mayor disponibilidad de comida, lo altera todo", a?ade.
Durante siglos, en especial en Europa y EE UU, los genotipos m¨¢s d¨®ciles desaparecieron: eran los m¨¢s f¨¢ciles de cazar o exterminar por los humanos que, donde hoy ven un gran animal, entonces ve¨ªan alima?as. "El abandono del mundo rural, los cambios legales y sociales en favor de la conservaci¨®n han relajado esta presi¨®n de siglos y se est¨¢n recuperando aquellos genotipos", explica Oro. El no ir¨ªa tan lejos como para llamar a este proceso una segunda domesticaci¨®n, "pero aparecer¨¢n linajes que ver¨¢n a los humanos como inofensivos", se?ala.
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