La ¨²ltima resistencia: gente que jam¨¢s ha usado Facebook
No son h¨¦roes anti redes sociales ni bichos raros, simplemente no les apetece abrirse una cuenta. Hemos hablado con varios de ellos
Uno de los momentos m¨¢s inquietantes de Los Simpson es aquel en el que Homer acude con Bart y Lisa a la guarder¨ªa a recoger a Maggie y este tiene que sortear, para llegar a la peque?a, a una masa de zombis-beb¨¦s-chup¨®pteros. Esta escena postapocal¨ªptica que parodia a la pel¨ªcula El pueblo de los malditos, dirigida por John Carpenter en 1995, me viene a menudo a la cabeza cuando entro en un bar y reconozco en los dem¨¢s esa mirada evasiva de la realidad que se genera en sus rostros cuando observan fijamente las pantallas de sus tel¨¦fonos m¨®viles.
No es que yo tarde mucho en unirme a esa danza inanimada de muertos vivientes. Pero s¨ª existe, doy fe de ello, un grupo no tan reducido de rebeldes que se resisten a ser dominados por el yugo de Mark Zuckerberg. Para ellos, la sociedad es algo parecido a los terr¨ªcolas en la pel¨ªcula La invasi¨®n de los ultracuerpos. Imagina que de un d¨ªa a otro te levantas, y todos tus conocidos comienzan a comportarse de forma extra?a. Hablan de algo llamado ¡°me gusta¡±, rescatan fotos del colegio que cre¨ªas destruidas, vuelven a tener contacto con amistades que no ve¨ªan desde hace a?os¡
?Qu¨¦ ser¨¢ de mi ex novia aquella del colegio que me dejaba tirarle de la coleta? Me pregunto un d¨ªa en la intimidad de mi casa, mientras planto un pino (s¨ª, ahora podemos saber qu¨¦ fue de una ex y plantar un pino a la vez). Pues nada, escribo su nombre en el buscador de Facebook y ?alehop!?ah¨ª est¨¢. A ver, tiene marido y dos ni?os peque?os ?muy monos, muy adorables, muy para com¨¦rselos! Bien por ella. C¨®mo ha envejecido. Qu¨¦ viejos nos hacemos, me digo mientras me observo con la luz fea del espejo del cuarto de ba?o. Pues nada, a otra cosa mariposa. Y as¨ª, d¨ªa tras d¨ªa sustituimos momentos que antes eran sagrados por otros un poco m¨¢s banales que en realidad nos importan un bledo. Y lo seguiremos haciendo.
Lo curioso es que estos ¡°h¨¦roes¡± anti redes sociales no se ven a s¨ª mismos como paladines de ninguna causa. Sencillamente eso del Facebook no les llama, vamos, que ni f¨² ni f¨¢. ¡°No me interesa. Nunca he querido tenerlo y echar horas viendo fotos y comentarios de gente en lugar de verlos en directo¡±, explica Luc¨ªa, actriz. A aquellos que toman su decisi¨®n como una especie de activismo les asegura que no es una resistencia premeditada: ¡°No tengo ni el impulso ni las ganas de hacerme una cuenta de Facebook. As¨ª paso menos tiempo delante del ordenador y del m¨®vil. Pero s¨ª es cierto que muchas veces me pierdo cosas de personas a las que quiero por no estar ah¨ª¡±.
Y es que a veces da la sensaci¨®n de que la vida no es aquello que sucede fuera de los m¨¢rgenes de nuestra pantalla, sino lo que ocurre dentro, una especie de utop¨ªa en la que pocas veces vemos lo malo de los dem¨¢s. ?No te has sentido alguna vez un desgraciado porque tus contactos publican fotograf¨ªas en situaciones s¨²per felices en las que viajan mega mucho y cenan en restaurantes ultra chef mol¨®n? Despu¨¦s hablas con ellos y te dicen que no, que en realidad est¨¢n en paro y que no salen nada porque est¨¢n pelaos, pero ah¨ª est¨¢n las pruebas y t¨² no entiendes nada. Y es que tendemos a pintar una realidad id¨ªlica que en realidad no es. Una de las peculiaridades que tienen las Redes Sociales, precisamente, es que carece de uno de los puntos de informaci¨®n m¨¢s importantes, la comunicaci¨®n no verbal, esa que no se puede falsear.
Nosotros, los que rozamos los cuarenta, hemos crecido en un mundo m¨¢s parecido al de la pel¨ªcula Cuenta conmigo, la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica del libro de Stephen King Stand by me. En ella, un viejo escritor recuerda un viaje que hizo de peque?o con sus amigos del pueblo. Suya es la frase ¡°Nunca he vuelto a tener amigos como los que tuve cuando ten¨ªa 12 a?os. ?Acaso los tiene alguien?¡±. ?Te imaginas c¨®mo ser¨ªan hoy esos ni?os? Emprender¨ªan el viaje, pero se pasar¨ªan todo el camino haciendo fotograf¨ªas para publicar en cada una de sus redes sociales, y en vez de contemplar las estrellas a la luz de la fogata, inspeccionar¨ªan ansiosos el n¨²mero de ¡°me gusta¡± que tienen sus instant¨¢neas o si alguien ha escrito alg¨²n comentario.
"Tengo pacientes de entre 16 y 35 a?os que son adictos totales. Algunos son incapaces de irse a la ducha sin el tel¨¦fono o salir a la calle sin ¨¦l porque le dan ataques de p¨¢nico"
Los que nacimos sobre 1978 podemos presumir de haber vivido las dos vidas, aunque a muchos parece que se nos haya olvidado. Luego est¨¢n los llamados nativos digitales, termino acu?ado por el escritor Marc Prensky, autor del libro Ense?ar a nativos digitales que se refiere a los nacidos a partir de 1980. Esta calificaci¨®n naturaliza el desarrollo tecnol¨®gico, algo con lo que no est¨¢ de acuerdo el soci¨®logo Javier de Rivera, especialista en redes sociales. ¡°No es correcto asociar la tecnolog¨ªa con un proceso de evoluci¨®n natural. Desde la sociolog¨ªa consideramos que el desarrollo tecnol¨®gico es un proceso hist¨®rico que depende del equilibrio de fuerzas entre los agentes sociales.¡±
Para De Rivera, a Facebook solo le motivan los intereses comerciales, lo que significa que las relaciones que establece la web con sus usuarios van en esa l¨ªnea. Adem¨¢s, aunque da la sensaci¨®n de que estamos todos siempre conectados, en realidad, la red social solo fomenta el individualismo: ¡°Somos independientes, pero no tenemos v¨ªnculos comunitarios¡±, explica el soci¨®logo. Esta ya no tan nueva forma de relacionarnos casa perfectamente con la concepci¨®n capitalista que vivimos los pa¨ªses occidentalizados, esa en la que dejamos de ser personas para convertirnos en usuarios solitarios pegados a una pantalla, pero a la vez tenemos la fantas¨ªa de que nunca hemos tenido una vida social m¨¢s agitada que la que tenemos ahora.
Borja es profesor universitario de Antropolog¨ªa en Sevilla y nunca ha tenido una cuenta de Facebook. ¡°Cada vez m¨¢s se naturalizan ciertas conductas como el dar el m¨®vil al ni?o desde peque?o para que se distraiga¡±. Asegura que nunca se ha sentido desplazado cuando va con otras personas que si tienen redes sociales, y que aunque ha vivido la t¨ªpica situaci¨®n en la que sus acompa?antes est¨¢n m¨¢s pendientes del tel¨¦fono, suele pasarle solo ¡°en alguna ocasi¨®n en la que estoy con gente que no conozco¡±. Esta sensaci¨®n tambi¨¦n la ha vivido Bel¨¦n, aparejadora espa?ola afincada en San Petersburgo y que ve ¡°absurdo¡± que se pierda el tiempo con las redes sociales. ¡°Hay cientos de formas de estar en contacto con los amigos con los que realmente quieres estar en contacto. No tengo la necesidad de que todo el mundo sepa qu¨¦ hago, d¨®nde estoy, con qui¨¦n y lo que estoy haciendo en cada momento. ?Y encima que lo comenten!.¡±
Hoy en d¨ªa da la sensaci¨®n de que las redes sociales son la ¨²nica v¨ªa de comunicaci¨®n. Ana Fern¨¢ndez es psic¨®loga y entre sus pacientes est¨¢n los que tienen problemas por su uso y los que se resisten a entrar. ¡°Tengo pacientes de entre 16 y 35 a?os que son adictos totales. Algunos son incapaces de irse a la ducha sin el tel¨¦fono o salir a la calle sin ¨¦l porque le dan ataques de p¨¢nico. Tengo otros que se quejan porque a veces le hacen el vac¨ªo. Sus amigos sacan los tel¨¦fonos m¨®viles y se olvidan del canal de comunicaci¨®n m¨¢s importante que es la palabra, el contacto humano. Pero estos se mantienen en sus trece porque eso que les diferencia de los dem¨¢s es precisamente lo que les hace m¨¢s fuertes¡±.
Fern¨¢ndez asegura que la calidad de las relaciones ha disminuido con las aparici¨®n de Facebook. ¡°Ya pasamos demasiado tiempo haciendo nuestras obligaciones como para que el poco tiempo libre que nos queda lo pasemos enganchados y nos olvidemos del que tenemos al lado¡±. Aunque tambi¨¦n reconoce que estas no son ni buenas ni malas, depende del uso que se les d¨¦. ¡°Tambi¨¦n tiene sus cosas buenas, como conocer c¨®mo le va a gente de la que no sabes habitualmente, puedes ver v¨ªdeos, im¨¢genes o leer reflexiones que te hacen pensar e incluso sirve para divertirte y relajarte¡±.
Otro de los usos que tienen las Redes Sociales es el laboral. Existen webs, como Linkedin, que generan enormes comunidades de profesionales cuyo objetivo es relacionarse los unos con los otros para tantear el mercado de trabajo. En Facebook, aunque a otro nivel, ocurre algo parecido y si no perteneces a la comunidad puede que nunca te enteres de algunas ofertas laborales. Eso mismo le ocurri¨® a Luc¨ªa: ¡°Hace tres o cuatro a?os se public¨® un casting para una obra de teatro que me interesaba mucho y no me enter¨¦. Entonces pens¨¦ en hacerme un perfil profesional. Al final no lo he hecho, pero estoy segura de que acabar¨¦ cediendo¡±, explica la actriz.
Si no es por no sentirnos aislados socialmente, es por la seguridad laboral, pero parece que hoy en d¨ªa resistirse a Facebook parece tarea dif¨ªcil. Los que nunca han tenido un perfil aseguran que est¨¢n muy bien como est¨¢n y no entienden por qu¨¦ una persona tendr¨ªa que mirar su pantalla cada pocos segundos. Esa sensaci¨®n malsana de saber en cada instante qu¨¦ se cuece por la comunidad. Cu¨¢ntos me gusta tiene mi ¨²ltimo comentario, cu¨¢nta gente ha escuchado la ¨²ltima canci¨®n que he publicado, cuantas reacciones a mi ¨²ltimo comentario ingenioso. Ellos est¨¢n por encima de esas cosas. Desconectados.
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