La maldici¨®n del yacimiento de Mes Aynak

HAY LUGARES patrimoniales que tienen la negra. Bamiy¨¢n, Alepo, Palmira. Martirizados por la guerra y el terrorismo. Otros sufren el expolio salvaje o la construcci¨®n de equipamientos industriales como presas ¨Cpor ejemplo, las del alto ?ufrates¨C que los abocan a la desaparici¨®n. Mes Aynak, en Afganist¨¢n, es uno de esos sitios condenados a recibir por todos lados. El inmenso yacimiento arqueol¨®gico, que incluye las ruinas de un extenso complejo mon¨¢stico budista de hace 2.000 a?os, con numerosos edificios, estupas (construcciones destinadas al culto) y m¨¢s de 400 estatuas, sobrevive, de momento, bajo la amenaza de la cr¨®nica inestabilidad del pa¨ªs, el celo de los talibanes y, sobre todo, la construcci¨®n de una gigantesca mina de cobre a cielo abierto por parte de una empresa china.
Mes Aynak ya las ha pasado canutas: Al Qaeda mont¨® en 1999 en el lugar uno de sus campos favoritos de entrenamiento de terroristas; por ah¨ª medraba el yemen¨ª Mohamed Salij bin Attash, que le pasaba informes de conducta de los aspirantes al mism¨ªsimo Bin Laden, seg¨²n los papeles de Guant¨¢namo. Entre los alumnos aventajados figur¨® Ibrahim al Thawar, uno de los participantes en el atentado contra el destructor USS Cole en 2000. El yacimiento tambi¨¦n ha recibido disparos de cohetes y morterazos de los talibanes, a los que los monumentos budistas les provocan s¨ªndrome de gatillo f¨¢cil. En 2014 fueron asesinados por los fundamentalistas ocho trabajadores que desactivaban minas en el ¨¢rea arqueol¨®gica.
Pero lo que de verdad va a acabar con el sitio de manera irremediable, si se cumplen las previsiones, es la econom¨ªa; algunos dir¨ªan la codicia. Tras varios aplazamientos, parece que el proyecto de la mina china est¨¢ desencallado y pronto Mes Aynak no ser¨¢ m¨¢s que un monumental agujero por el que la tierra vac¨ªe sus riquezas minerales. Bajo el yacimiento arqueol¨®gico se encuentra uno de los dep¨®sitos de cobre m¨¢s grandes del mundo (el segundo, seg¨²n algunas fuentes, con seis millones de toneladas), y en 2007 la empresa estatal minera china China Metallurgical Group (MCC) consigui¨® por 2.700 millones de euros un contrato del Gobierno afgano para explotar el fil¨®n durante 30 a?os a partir de su entrada en vigor, en 2013. El proyecto inclu¨ªa una fuerte inversi¨®n en la zona con la construcci¨®n no solo de enormes instalaciones, sino de una carretera nueva, una planta el¨¦ctrica y hasta un ramal ferroviario. Est¨¢ previsto que la mina genere puestos de trabajo y desarrollo para la depauperada econom¨ªa afgana.
Entre los hallazgos destaca un amplio complejo mon¨¢stico budista de hace 2. 000 a?os, con numerosos edificios, pinturas y m¨¢s de 400 estatuas.
Mes Aynak, que en past¨²n significa ¡°peque?a fuente de cobre¡±, se halla a 40 kil¨®metros al sureste de Kabul, en plena antigua ruta de la seda, y tambi¨¦n en la v¨ªa que emplea la insurgencia proveniente de sus bases en Pakist¨¢n. El sitio arqueol¨®gico, en un lugar muy ¨¢rido (adem¨¢s de peligroso), abarca 40 hect¨¢reas, y su principal, aunque no ¨²nico, inter¨¦s son los viejos monasterios y sus dependencias y monumentos. Parece que los monjes se instalaron ah¨ª para aprovechar, precisamente, los recursos de cobre e incluso construyeron instalaciones metal¨²rgicas para procesarlo. Los propios religiosos podr¨ªan haber provocado la deforestaci¨®n de Mes Aynak para alimentar los hornos.
Los restos budistas m¨¢s antiguos, del siglo II y III, datan de la era kush¨¢n-gandara y su sincretismo cultural grecobudista (algo que nos asombra en Occidente desde Andr¨¦ Malraux), da paso gradualmente a la influencia de la China Tang y de los uigures. Mes Aynak tuvo su pico de prosperidad en los siglos V y VI para entrar en un lento declive a partir del VIII. El asentamiento mon¨¢stico fue abandonado totalmente en el siglo X.
pulsa en la fotoLos trabajadores son v¨ªctimas de la guerra de Afganist¨¢n que han sufrido amputaciones de manos y piernas.Simon Norfolk
Pero eso no es todo en Mes Aynak, ni mucho menos. Seg¨²n el arque¨®logo franc¨¦s Philippe Marquis, director de los trabajos de salvamento en el yacimiento de 2009 a 2014, este abarca hasta 19 zonas arqueol¨®gicas distintas que incluyen dos fuertes, una ciudadela, cuatro monasterios fortificados con murallas, diversas estupas, asombrosas estatuas (algunas de tama?o monumental y doradas) y un templo del fuego zoroastriano, as¨ª como antiguas instalaciones mineras. Una de las estatuas budistas ha sido identificada como una representaci¨®n del pr¨ªncipe Siddhartha, lo que parece indicar que exist¨ªa un culto que lo veneraba en su etapa preiluminaci¨®n. Existen tambi¨¦n niveles arqueol¨®gicos muy anteriores al budismo y el zoroastrismo que llegar¨ªan hasta la Edad del Bronce, hace 5.000 a?os. Los arque¨®logos est¨¢n particularmente interesados en encontrar huellas de las primeras actividades mineras.
El sitio, en el que ya hubo previamente una mina de cobre rusa que fue abandonada, comenz¨® a ser excavado de urgencia, bajo liderazgo de la Delegaci¨®n Arqueol¨®gica Francesa de Afganist¨¢n, en 2010. Un equipo plurinacional trabaj¨® contra reloj ¨Cpensando que contaba con un tiempo escas¨ªsimo¨C para salvar todo lo posible antes de que entrara la maquinaria china. Fueron hallados numerosos restos y objetos que no hicieron sino confirmar el enorme inter¨¦s del yacimiento y la p¨¦rdida irreparable para el patrimonio mundial que constituir¨¢ su destrucci¨®n cuando empiece a funcionar la mina. Las excavaciones revelaron las habitaciones de los monjes, capillas, pinturas murales con policrom¨ªa bien conservadas, esculturas ¨Cincluido un gran Buda durmiente¨C, monedas y multiplicidad de objetos. Tambi¨¦n se han hallado manuscritos que pueden arrojar luz sobre la anterior presencia en el lugar de las tropas de Alejandro Magno, durante su expedici¨®n de conquista del imperio persa que las llev¨® hasta India (y a nutrir el imaginario de Rudyard Kipling). Una operaci¨®n de traslado de los monumentos no es posible debido a su fragilidad constructiva.
Una empresa estatal China firm¨® en 2007 un contrato de 2. 700 millones de euros para explotar el fil¨®n de cobre durante los pr¨®ximos 30 a?os.
Estaba planificado que la destrucci¨®n del yacimiento empezara en 2012 o 2013, pero diversas circunstancias, entre ellas la inestabilidad pol¨ªtica en Afganist¨¢n, la inseguridad en la zona (los trabajadores chinos han sido evacuados repetidas veces de Mes Aynak) y tambi¨¦n la ca¨ªda del precio del cobre, han contribuido a que la devastaci¨®n no haya comenzado a¨²n y se hayan podido emprender otras campa?as de salvamento, algunas tan masivas que han hecho de Mes Aynak la mayor empresa de excavaci¨®n de urgencia del mundo, con decenas de arque¨®logos, que han usado medios de alta tecnolog¨ªa, y medio millar de trabajadores afganos. Las excavaciones se han realizado entre fuertes medidas de protecci¨®n, incluidos centenares de guardias armados y puestos de control.
Los chinos se hab¨ªan comprometido a presentar un plan de impacto ambiental, as¨ª como a recolocar a los habitantes de la zona afectados por la mina. Sin embargo, todo se ha retrasado. Eso no quiere decir que las ruinas puedan respirar tranquilas. Precisamente parece que todo empieza a acelerarse, aunque es dif¨ªcil que la mina arranque antes de 2018.
China es el principal inversor en Afganist¨¢n y su inter¨¦s radica especialmente en la riqueza del pa¨ªs en minerales, sobre todo cobre, del que los chinos consumen la mitad de la producci¨®n mundial, y hierro. En los ¨²ltimos tiempos se ha producido un acercamiento entre China y los talibanes, con conversaciones que han sido vistas con gran inquietud en la UE y EE UU. Los talibanes parecen haber recompensado la ayuda diplom¨¢tica de China, seg¨²n algunos observadores, llamando a sus combatientes a proteger ahora las obras de la mina de Mes Aynak, lo que podr¨ªa garantizar el inicio definitivo de la actividad y la destrucci¨®n del yacimiento. Esta vez ser¨¢ la avidez china por los minerales la causante de la destrucci¨®n arqueol¨®gica mientras los talibanes se limitan a mirar. Pero eso no har¨¢ que la muerte de Mes Aynak y sus maravillas sea menos definitiva.
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