Bichos asesinos: Piol¨ªn el Destripador
De casuarios, keas y otros terror¨ªficos pajarillos
Casi tan raro como que te intente castrar un koala es que te destripe un pajarito. La cosa cambia si el p¨¢jaro en cuesti¨®n se llama casuario (Casuarius casuarius) y pesa 85 kilos. Los casuarios, robustas aves corredoras emparentadas con los em¨²es que viven en los bosques tropicales australianos, son m¨¢s peque?os que los avestruces, pero su forma compacta y su fuerte esqueleto les confieren una fuerza extraordinaria, y pueden volverse muy belicosos si se ven acosados. En sus ataques se sirven de sus u?as internas, duras y cortantes como dagas, con las que pueden abrirte limpiamente en canal de una patada y luego salir corriendo mientras t¨² te desangras con las tripas fuera. Prefiero no imaginar lo que pod¨ªa hacer su primo neozeland¨¦s, el moa gigante (Dinornis), de tres metros de altura y 250 kilos de peso; o su vecino, el ¨¢guila de Haast (Harpagornis moorei), la mayor ave rapaz que haya existido, que cazaba moas gigantes. Ambas viv¨ªan en los bosques h¨²medos de Nueva Zelanda y se extinguieron hacia el siglo XV, hace cuatro d¨ªas. Casos mortales: en 1926, Phillip McClean, un joven de diecis¨¦is a?os, muri¨® a causa de un corte en la car¨®tida infligido por un casuario.
El loro feroz
Aunque el moa se extingui¨®, a los neozelandeses les queda el kea (Nestor notabilis), un extra?o loro end¨¦mico de las monta?as de la isla Sur, que no se conforma con una dieta de frutos y semillas, como hacen todos los loros, sino que tambi¨¦n se alimenta de conejos, ratones y tiernos corderitos a los que mata a picotazos. Un psic¨®pata con alas que adem¨¢s tiene la mala costumbre de comerse vivas a las ovejas, subi¨¦ndose a su grupa y desgarrando con su enorme pico la piel lanuda de los animales para sorberles la grasa. Los pastores maor¨ªes le tienen mucho cari?o. Como Caperucita al lobo feroz.
El papamoscas envenenador
Hasta hace nada, se pensaba que las aves eran los ¨²nicos vertebrados sin ning¨²n animal venenoso entre sus filas. Nos ten¨ªan enga?ados. En 1992 se descubri¨® por casualidad --alguien lo toc¨® y se muri¨®-- que el pitu¨ª o papamoscas silbador (Pitohui dichrous), un p¨¢jaro de vivos colores de los bosques de Nueva Guinea, segrega una sustancia altamente t¨®xica con la que impregna sus plumas, qu¨ªmicamente muy similar a la que cubre la piel de las venenosas ranas dardo de Am¨¦rica (seg¨²n algunas fuentes, porque se alimentan del mismo tipo de escarabajos). Para que te f¨ªes.
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