Frente a la ceguera moral, empat¨ªa
?C¨®mo romper la anestesia social frente al sufrimiento humano?
En la etapa m¨¢s autorreferencial de nuestra historia los actos fruto de la empat¨ªa deben tomarse como lo que son: heroicas v¨ªas de escape que nos devuelven una pizca de la sensibilidad social y personal perdida en el camino hacia la ¡°modernizaci¨®n¡±. ?Qu¨¦ nos puede estimular a mirar m¨¢s all¨¢ de los espejos electr¨®nicos del presente si ni siquiera la familia, los amigos o el amor nos inducen a ello? Los nuevos j¨®venes entendemos que mirar m¨¢s de dos palmos por delante de nuestras narices es innecesario. ?Para qu¨¦ trascender a lo que nuestras pantallas muestran si ¨¦stas pueden ofrec¨¦rnoslo todo sin importar d¨®nde est¨¦? Ellas son nuestras amigas. Despegar la vista de ellas nos suena absurdo, temerario, est¨²pido. ?Y con raz¨®n? ¨Cdir¨¢n algunos. ??Ni hablar!? ¨Cdecimos otros.
En oposici¨®n a estas creencias, M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) ha organizado algo parad¨®jico y casi po¨¦tico en varias ciudades espa?olas. En el contexto de su nueva campa?a #SeguirConVida la ONG ofrece una experiencia de inmersi¨®n virtual en el d¨ªa a d¨ªa de las personas que sufren el conflicto centroafricano o de quienes se ven impulsadas a lanzarse al Mediterr¨¢neo. Parad¨®jicamente, en un contexto en el que los dispositivos m¨®viles nos podr¨ªan estar distrayendo de lo verdaderamente importante, MSF nos invita a llevar todav¨ªa m¨¢s cerca de los ojos uno de estos instrumentos de potencial aislamiento e interconexi¨®n para ayudarnos a ampliar nuestro campo de visi¨®n, eliminar las barreras f¨ªsicas que nos separan de la verdadera realidad y apelar a los ecos de empat¨ªa que resuenan d¨¦biles en nuestras conciencia.
En este contexto, pues, la utilizaci¨®n de las gafas de 360? para acercar una realidad nada virtual a trav¨¦s de la realidad virtual es una idea sencillamente magn¨ªfica. Y no lo digo yo, lo dijeron Zygmunt Bauman y Leonidas Donskis en Ceguera moral: la p¨¦rdida de sensibilidad de la modernidad l¨ªquida. Si uno atiende a los argumentos del di¨¢logo entre estos dos autores, una de las ideas que subyace es que la cercan¨ªa es un elemento esencial en la cuesti¨®n de la sensibilidad y, por ende, de la empat¨ªa. Por tanto, cuanto m¨¢s lejos y menor contacto exista entre nosotros y la v¨ªctima, m¨¢s f¨¢cil ser¨¢ no sentir nada por ¨¦sta (esto es algo que tambi¨¦n explic¨® Hanna Arendt en relaci¨®n al sistema nazi). Esto es obvio, ?verdad? Pondr¨¦ ejemplos: ?acaso Betanzos se habr¨ªa movilizado de no ser porque una de las desgraciadas v¨ªctimas del atentado en Londres ¨CAysha Frade¨C era originaria del municipio gallego? ?Acaso no son las campa?as ciudadanas de concienciaci¨®n sobre la donaci¨®n de m¨¦dula una clara (y necesaria) manifestaci¨®n de ello? A diario mueren cientos o miles de Ayshas Frade y de Pablos R¨¢ez, pero ni eran ellos, ni los conoc¨ªamos. La cercan¨ªa y la capacidad para identificarse con el otro son cruciales para que la empat¨ªa act¨²e. Ni el audio, ni la imagen, ni el v¨ªdeo nos transportaban tan lejos como esto. Ser¨¢ interesante ver su efecto en las campa?as de sensibilizaci¨®n del futuro. ?Crear¨¢ empat¨ªa?
Tengo la sensaci¨®n de que, a grandes rasgos y con brocha gorda, hoy solo consigue involucrarnos socialmente aquello que nos produce miedo. ?Con qu¨¦ nos solidarizamos? Con aquello que acongoja por su cercan¨ªa. ?Me solidarizo porque me identifico y soy capaz de verme all¨ª, en aquel rascacielos neoyorquino que se desmorona, en aquel tren madrile?o que explosiona, en aquella cafeter¨ªa parisina perturbada por las balas o cruzando, despreocupadamente, aquel puente londinense?. ?Qui¨¦n de nosotros ¨Cpor el contrario¨C se ve escapando de la guerra? ?A nosotros no nos va a pasar? ¨Cargumentamos. Ya ni siquiera la generaci¨®n de los que emigraron durante las guerras mundiales parece recordar lo que significa el exilio. Hoy muchos (no todos) son presa del repliegue nacionalista. La solidaridad, la empat¨ªa y el derecho consolidado que se funda en estos valores, o ya no existe, o se incumple de manera flagrante.
Si la solidaridad fue, en muchos aspectos, el leitmotiv de los siglos XIX y XX, parece dif¨ªcil afirmar que este valor sea el que vaya a predominar la nueva era. Da la sensaci¨®n de que en la sociedad de lo l¨ªquido que Bauman nos mostr¨®, el l¨ªquido de la empat¨ªa parti¨®, en alg¨²n momento y junto con el de la solidaridad, por el sumidero de la globalizaci¨®n. Por eso me parece esencial esta campa?a. Sin ideas como ¨¦sta, a nuestra sociedad le resultar¨¢ dif¨ªcil salir de la ceguera moral y la amnesia social de la que adolece, hacer como aquel que sali¨® de la caverna de Plat¨®n y ver algo m¨¢s que su propio reflejo en la pared.
Sobre el autor
Fernando Ntutumu-Sanchis (@Ntutumu) es polit¨®logo, m¨¢ster en Democracia y Gobierno, y candidato a doctor en Derechos Humanos, Democracia y Justicia Internacional. Recientemente se ha incorporado como investigador asociado a la Fundaci¨®n porCausa.
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