As¨ª se las arreglan los campesinos de Chad para conseguir cultivos
Un cintur¨®n verde a las afueras de Yamena, la capital de Chad, uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo, permite mejorar la producci¨®n y adoptar t¨¦cnicas m¨¢s sostenibles
Yamena, la capital de Chad, es una sucesi¨®n de edificios bajos con tejados de aluminio que brillan por el sol. Un mill¨®n de almas (casi uno de cada 12 chadianos) habitan esta ciudad de calles y alrededores color arena, determinados por la aridez del clima. Un enorme mercado que absorbe gran parte de la comida producida en las distintas regiones del pa¨ªs. Y tambi¨¦n en los alrededores de la ciudad, ba?ada por los r¨ªos Chari y Logone. En los alrededores de Yamena hay extensas ¨¢reas ideales para el cultivo, pero tampoco faltan las dificultades .
Lo correcto es decir que Mbainodji Mobean y sus vecinos de Amnaback habitan en los suburbios de la capital. Pero la realidad en estos campos, hoy verdes y f¨¦rtiles no tiene nada que ver con los extrarradios de otras grandes urbes africanas. Estos terrenos floridos a orillas del Logone est¨¢n llenos de pimientos, berenjenas ¡ªmoradas y blancas, una variedad local¡ª ocras, cebollas, lechugas¡ Muchos de sus habitantes llegaron del campo en busca de oportunidades en la capital y ahora tienen una vida casi rural a algo m¨¢s de 10 kil¨®metros del centro.
El r¨ªo Logone. Solo hay que cruzarlo esquivando los hipop¨®tamos ¡ªa la altura de Amnaback solo mide unos 200 metros de ancho?¡ª para atravesar una frontera: la otra orilla es Camer¨²n. El agua de este afluente del gran r¨ªo Chari es la que permite cultivar todos estos vegetales fuera de la ¨¦poca de lluvias. ¡°Antes ten¨ªamos muchos problemas para asegurarnos la comida, sobre todo si la cosecha de arroz no hab¨ªa sido buena¡±, explica Mobean, 40 a?os y 1,75 metros de puro nervio. ¡°Y cuando intent¨¢bamos plantar algo fuera de la temporada y regarlo con agua del r¨ªo, se inundaba todo y los campos se volv¨ªan impracticables¡±.
Ahora, hay bombas que extraen el precioso l¨ªquido y acequias que distribuyen el agua por las m¨¢s de 120 hect¨¢reas que cultiva esta comunidad. ¡°Conseguimos lo que quer¨ªamos: regad¨ªo, herramientas y, sobre todo, formaci¨®n. Hemos aprendido a hacer mejor nuestro trabajo¡±, cuenta Mobean. En esta comunidad y en otras dos zonas ribere?as de Yamena, 473 agricultores ¡ªque con sus familias, llegan f¨¢cilmente a las 4.000 personas¡ª fueron seleccionadas para un proyecto piloto de mejora de la agricultura periurbana. El Fondo de Solidaridad Africano puso el dinero y la FAO (agencia de la ONU para la alimentaci¨®n y la agricultura) los conocimientos t¨¦cnicos, la log¨ªstica y la formaci¨®n.
¡°Como producimos m¨¢s cosas, no tenemos problemas para conseguir comida. Antes solo com¨ªamos sorgo, mijo o arroz. Pero ahora tambi¨¦n tomamos cosas como lechuga o pimientos, que antes no prob¨¢bamos¡±, comenta Simon Dinferantolom. ?l fue uno de los que recibi¨® la formaci¨®n que luego tiene que trasladar a los dem¨¢s en las parcelas demarcadas como granja-escuela. ¡°Tambi¨¦n producimos compost con los restos, y as¨ª nos ahorramos hasta la mitad de lo que antes gast¨¢bamos en fertilizante¡±, comenta Dinferantolom. En teor¨ªa, tambi¨¦n deber¨ªan usar biopesticidas contra las plagas pero son muchos los que a¨²n no se f¨ªan y siguen recurriendo a los qu¨ªmicos. ¡°No conf¨ªan, y eso que yo, que uso el biopesticida que hacemos con hojas de los ¨¢rboles, no he tenido ning¨²n problema¡±, se apresura a agregar Mobean.
Pero, sobre esta peque?a revoluci¨®n, que ha hecho que en la zona florezca el muy-peque?o comercio (de dos lugares fijos de venta de comida y distintos enseres han pasado a siete) y que muchas familias puedan pagar las tasas escolares o las medicinas, penden dos amenazas comunes a multitud de regiones y pa¨ªses del entorno.
¡°Aqu¨ª nos pagan muy poco por nuestros productos¡±, se queja Rosalie Nekarmbaye, que cr¨ªa sola a sus cinco hijos, todos en edad escolar. Intermediarios con motos llegan desde Yamena y les compran las verduras para colocarlas en los mercados capitalinos. Y fijan sus propios precios, ante los que los agricultores no tienen ninguna fuerza de negociaci¨®n. ¡°Yo me voy andando hasta el centro y los vendo por las calles¡±, asegura Nekarmbaye, camiseta gris, falda de colores rojizos, mirada al suelo. El esfuerzo, que implica dejar a los ni?os solos pr¨¢cticamente todo el d¨ªa, le sale a cuenta, incluso cuando paga a alg¨²n motociclista para que le acerque.
En las zonas rurales de pa¨ªses como Chad, alejadas de los grandes mercados, los peque?os productores se ven forzados a aceptar los precios de los intermediarios con capacidad para transportarlas, y as¨ª dejan de ganar mucho dinero. Pero el problema se repite a solo 10 kil¨®metros de la principal ciudad. ¡°Hemos pedido muchas veces que nos dejen tener nuestro propio sitio en el mercado, pero nada¡±, se lamenta Mobean. ¡°Un buen acceso a los mercados es clave para la econom¨ªa de estas comunidades, y estamos trabajando para arreglar esta situaci¨®n", comenta Mario Tedo, de FAO.
El otro desaf¨ªo viene del r¨ªo y pone en riesgo todos los peque?os grandes avances de los vecinos de Amnaback. Es un problema medioambiental que, como suele ser habitual, no han causado los agricultores que luego lo sufren. La configuraci¨®n fluvial est¨¢ cambiando, y la erosi¨®n carcome las orillas del Logone, reduciendo el terreno cultivable y dando cancha a las inundaciones en ¨¦poca de lluvias. A menos de dos kil¨®metros r¨ªo arriba, operarios cameruneses extraen del lecho metros y m¨¢s metros c¨²bicos de arena? para la construcci¨®n que se llevan en camiones.
Estos movimientos aliados con los ciclos h¨ªdricos ponen en riesgo los campos de cultivo, y tambi¨¦n amenazan las casas de muchos vecinos. Algunos de ellos, con fondos de una ONG local, plantan hileras de ejemplares de Mimosa Pygra en distintos tramos de la ribera. Estos arbustos le?osos, bastante invasivos, fijan y retienen el suelo ante las crecidas del r¨ªo y las lluvias. Pero de momento no llegan a proteger Amnaback ni muchos de los otros centenares de hect¨¢reas, estas secas y amarillentas, que rodean la capital de Chad. ¡°A pesar de la diferencia a simple vista, estos otros terrenos tienen el mismo potencial agr¨ªcola que los de Amnaback¡±, indica Achim Djoumbe, coordinador del proyecto de la FAO. La iniciativa piloto se?ala lo poco que hace falta en cuanto a formaci¨®n, semillas y medios. La erosi¨®n y el funcionamiento del mercado, lo que hay que solucionar para dotar a ciudades como Yamena de cinturones verdes contra la pobreza y el hambre.
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