?Masclet¨¤, o guerra?
Un conflicto armado requiere raz¨®n moral, estrategia, alianzas y pol¨ªtica
Como un ni?o jugando con pistolas, jadeaba el presidente de Estados Unidos: quiero ganar guerras. Qu¨¦ lenguaje adulto. Y de repente lanza unos petardazos a distancia sobre una instalaci¨®n militar siria y una superbomba en las monta?as de Afganist¨¢n.
?Se trata de las guerras objeto de su deseo o de meras masclet¨¤s falleras? Una guerra es una cosa muy seria. Requiere una raz¨®n moral que la justifique, una estrategia que la desarrolle, unas alianzas multilaterales que le den viabilidad en el mapa global y una pol¨ªtica que la complete.
Careciendo de eso, una intervenci¨®n armada exterior servir¨¢ para ocultar fracasos ¡ªcomo la reversi¨®n de la reforma sanitaria Obamacare o el fiasco de los decretos de veto fronterizo a los inmigrantes¡ª, pero nunca merecer¨¢ el nombre de guerra.
EE?UU aprendieron mucho de la ominosa derrota militar en Vietnam. Y generaciones de militares/intelectuales, entre ellos personajes notorios como Colin Powell o Wesley Clark, contribuyeron a construir sobre aquellas cenizas una nueva doctrina militar, que en parte se aplic¨® en Panam¨¢ contra el general Noriega en 1989; contra el Irak del dictador Sadam Hussein en 1991 (la primera guerra multilateral del Golfo, no confundir con la segunda, la de los golfos); o contra el genocida serbio Milosevic en 1999.
Se conoce que esa doctrina, siguiendo a Clausewitz, propugna abstenerse si no se dispone de una potencia militar superior a la enemiga en grado aplastante e implacable; que defiende actuaciones r¨¢pidas, y mejor, breves; que prima al 100% evitar las bajas propias, lo que da preponderancia a la guerra a¨¦rea, aunque esta nunca baste para dirimir el desenlace; que exige contar con un plan de retirada de las tropas sobre el terreno, si se han desplegado.
Pero muchos desconocen la prioridad que da la doctrina al planteamiento pol¨ªtico y la incardinaci¨®n de la estrategia militar en ¨¦l; a los objetivos pol¨ªticos concretos que se pretende conseguir. Y en consecuencia, a la importancia de ganarse el apoyo de las poblaciones afectadas, sometidas a dictaduras o reg¨ªmenes terroristas, y al esmero de evitar indeseados da?os colaterales contra v¨ªctimas civiles. ?Se lo sabe Donald Trump?
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