Estar bueno est¨¢ muy bien
Uno se pasa la vida convencido de que el mundo es de los guapos y cuando al final se hace guapo resulta que tambi¨¦n puede ser un rollo. Que se lo pregunten a John Galliano
Los ¨²nicos diez minutos que pas¨¦ con John Galliano ocurrieron en 2010, en el piso mil quinientos de un hotel de Shangh¨¢i, y fueron un desastre. En principio ten¨ªa media hora de entrevista por la ma?ana, pero me toc¨® el ¨²ltimo turno y, como iban retrasados con las preparaciones del desfile de esa misma tarde, nuestra cita se qued¨® en diez minutos.
No recuerdo c¨®mo iba vestido (lo siento), pero estaba muy delgado, muy moreno y muy nervioso. Ven¨ªa de hacerse curas en Suiza y solo quer¨ªa hablarme de lo que hab¨ªa aprendido all¨ª: ¡°Nunca tomes fruta despu¨¦s de cenar. ??ES VENENO!! Tiene much¨ªsima az¨²car que luego se convierte en GRASA¡±. Cito de memoria, pero fue algo parecido. Mi jefa de entonces quer¨ªa que le preguntara por su vida y milagros, pero el texto que result¨® de aquello solo hablaba de moda y de dietas (a ella no le gust¨® nada y fue un disgusto, pero eso ya es otra historia y adem¨¢s no muy interesante).
La cuesti¨®n es que acabo de leer Gods and kings, el libro en el que Dana Thomas repasa las trayectorias de John Galliano y Alexander McQueen. Son historias paralelas y tristemente previsibles: dise?ador de extracci¨®n humilde vive duros comienzos pero su talento y fuerza de voluntad lo catapultan al Olimpo, desde donde llena el mundo de belleza hasta que se emborracha de poder y, o termina suicid¨¢ndose (McQueen, en 2010) o se descarr¨ªa hasta casi perderlo todo (Galliano, 2011).
"Estaba muy delgado, muy moreno y muy nervioso. Ven¨ªa de hacerse curas en Suiza y solo quer¨ªa hablarme de lo que hab¨ªa aprendido all¨ª: ¡°Nunca tomes fruta despu¨¦s de cenar. ??ES VENENO!!"
Ni la moda ni el lujo ser¨ªan los mismos sin estos dos brit¨¢nicos, eso lo tienen en com¨²n, igual que tambi¨¦n una relaci¨®n obsesiva con el cuerpo. El libro, que por supuesto es bastante cotilla, cuenta c¨®mo John Galliano, al final de su carrera en Christian Dior, cuando sus problemas con la bebida se hicieron insoslayables y su jefe lo llam¨® a consultas, se abri¨® la camisa y le espet¨®: ¡°?Acaso este es el cuerpo de un alcoh¨®lico?¡±.
McQueen siempre pele¨® contra una gordura que le provocaba una inseguridad terror¨ªfica. Ir¨®nicamente, cuando m¨¢s delgado estuvo, en los ¨²ltimos a?os de su vida, fue m¨¢s debido a la enfermedad y a las sustancias que al ejercicio o las liposucciones. O sea, que para estos dos hombres brillant¨ªsimos, que gozaban de tanta autoridad sobre la apariencia ajena, sus cuerpos flacos les hac¨ªan sufrir un mont¨®n.
Mientras pensaba en el cuerpo y nuestra agotadora relaci¨®n con ¨¦l me top¨¦ (en Internet, admito) con Disobedient bodies: una nueva exposici¨®n, comisariada por Jonathan Anderson, que enfrenta obras de arte a prendas escult¨®ricas. Abrigos que fingen dos dimensiones de Comme des Gar?ons, o con vol¨²menes transl¨²cidos, por Issey Miyake. En todo caso, se trata de ropa que trasciende aquello de estar bueno huyendo del cuerpo art¨ªsticamente (ojo, que estar bueno est¨¢ estupendo y se puede estarlo bajo un sayo, lo que quiero decir es que tambi¨¦n se puede encontrar belleza de otras maneras).
Las ¨²ltimas veces que me he encontrado con John Galliano, s¨ª, en Internet, lo he visto mucho mejor, al menos comparado con lo que cuenta el libro y con aquella vez en Shangh¨¢i. Est¨¢ menos moreno, menos delgado y ya no s¨¦ si tendr¨¢ los pectorales como para romperse la camisa, pero parece irle muy bien como dise?ador de Martin Margiela, madre superiora de todas las firmas conceptuales. Tampoco corre grandes riesgos indumentarios, lo cual es una pena, porque yo creo que eso le daba alegr¨ªa de vivir. Quiz¨¢ es la edad, o que vestir medio normal para ¨¦l es ir disfrazado. Eso tiene m¨¢s sentido. Una cosa es sobrevivir y otra intentar redimirse.
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