Sin miedo hacia el ¡®Brexit¡¯
La mejor estrategia de la UE es mostrar una postura firme y convincente ante Reino Unido
?ltimamente empieza a denotarse aprensi¨®n entre la clase dirigente y empresarial espa?ola en relaci¨®n al Brexit. La sensaci¨®n de v¨¦rtigo es comprensible. Se teme un Brexit duro. Desenlace que ser¨ªa perjudicial para los intereses espa?oles, ya que por comercio, inversi¨®n, residentes y turismo estamos m¨¢s expuestos que nuestros socios europeos a la econom¨ªa brit¨¢nica.
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Por esta raz¨®n se ha instalado la idea de que nos conviene un Brexit blando, y para lograrlo hay que evitar que Theresa May abandone la negociaci¨®n. Sin embargo, esta visi¨®n temerosa no es compartida por Alemania y Francia. En Berl¨ªn y Par¨ªs se cree que la posici¨®n negociadora de Reino Unido es d¨¦bil, su econom¨ªa depende enormemente de la UE y, por lo tanto, la amenaza de May de levantarse de la mesa no es cre¨ªble.
?Por qu¨¦ ha dicho entonces Mark Carney, el gobernador del Banco de Inglaterra, que un Brexit duro afectar¨ªa m¨¢s a la UE? Por el peso de Londres en las finanzas europeas. La City es como un coraz¨®n que bombea cr¨¦dito al continente. Acoge el 24% de toda la actividad financiera de la UE y cerca de la mitad de la liquidaci¨®n de todas las transacciones en euros. Un ejemplo: la mitad de la deuda soberana italiana se ha vendido en Londres.
Por ende, la l¨®gica del Gobierno brit¨¢nico es que los Veintisiete necesitan a Londres tanto o m¨¢s que Reino Unido a ellos, y por eso acceder¨¢n a firmar un pacto de asociaci¨®n que incluya el comercio en bienes y servicios, incluso los financieros.
?Es eso verdad? No exactamente. Downing Street tiene raz¨®n cuando piensa que ni Par¨ªs ni Frankfurt pueden sustituir a Londres, pero se equivoca si cree que no hay una alternativa a la City. S¨ª la hay. Se llama Nueva York. Wall Street tiene la misma infraestructura y capital humano que la City y est¨¢ deseando atraer clientes europeos. Londres es la plaza financiera m¨¢s internacional del mundo por el mercado interior europeo, pero fuera de ¨¦l, Nueva York recuperar¨¢ su trono.
Los Veintisiete, incluida Espa?a, tienen que cerrar filas. La UE puede ofrecer a Reino Unido un acuerdo similar al CETA con Canad¨¢
En esto, los Veintisite, incluida Espa?a, tienen que cerrar filas. La UE puede ofrecer a Reino Unido un acuerdo similar al CETA con Canad¨¢. Es decir, libre circulaci¨®n de bienes y cooperaci¨®n en inversi¨®n directa y contrataci¨®n p¨²blica. Pero si Londres quiere libre circulaci¨®n de servicios y capitales entonces tiene que ceder en el libre movimiento de personas y someterse a la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la UE.
La posibilidad de un Brexit blando, a pesar de lo que se piense en Espa?a, es remota. O es duro o Reino Unido acepta el imperio de la ley del TJEU. Este planteamiento no se tiene que ver como un castigo a Reino Unido. Se trata simplemente de dejar claros los beneficios que tiene estar dentro y los perjuicios que supone estar fuera del mercado interior. La FED nunca tolerar¨ªa que la liquidaci¨®n de productos en d¨®lares se hiciese desde Toronto. Lo mismo vale para la zona euro, por eso el euroclearing tiene que estar en el mercado ¨²nico.
Hist¨®ricamente, los diplom¨¢ticos brit¨¢nicos siempre fueron muy efectivos porque manten¨ªan la calma en las negociaciones. No ten¨ªan que agitarse. El poder estaba de su lado. Las tornas han cambiado. Incluso en el ¨¢mbito de la seguridad los continentales tienen la alternativa de EE?UU frente al posible chantaje de Reino Unido. Antes, Washington llamaba a Londres para saber lo que pasaba en la UE, por eso Reino Unido era estrat¨¦gicamente tan influyente. Ahora, los americanos van a tener que llamar directamente a ¡°los europeos¡±. Eso crear¨¢ interdependencias que dejar¨¢n a Londres al margen.
Por lo tanto, cuando los representantes del Gobierno brit¨¢nico, incendiados por la prensa tabloide inglesa, se revuelvan en la silla y se exasperen por la falta de avances en la negociaci¨®n, lo que tienen que hacer los europeos es mantener la calma. Si los brit¨¢nicos optan por un Brexit duro, all¨¢ ellos. Incluso en el peor de los escenarios, lo m¨¢s normal es que las empresas espa?olas sigan operando all¨ª, que la mano de obra espa?ola siga siendo atractiva y que los brit¨¢nicos sigan comprando casas y viniendo de turistas a Espa?a. Para ellos hay pocas alternativas a nuestro pa¨ªs.
?Y si vienen en menor medida? Ese ser¨¢ el precio que hay que pagar por la unidad de la UE. Al final, desde el punto de vista europeo y espa?ol la mejor estrategia para lograr un buen Brexit no es el miedo ni el lamento, sino una postura firme y convincente.
Miguel Otero Iglesias es investigador principal para la Econom¨ªa Pol¨ªtica Internacional en el Real Instituto Elcano.
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