La bailarina que antes fue bailar¨ªn
Jin Xing, icono cultural en Asia, abri¨® el camino a la transexualidad en China
Jin Xing es una de las personas m¨¢s conocidas de China. Ha sido bailarina, coronel del Ej¨¦rcito, presentadora de televisi¨®n, juez de realities, empresaria, actriz e icono cultural. Y antes de lograr todo esto, era un hombre.
De padres coreanos, Jin Xing (Shenyang, China, 1967) ingres¨® a los nueve a?os en una academia de baile del Ej¨¦rcito chino, herramienta de propaganda de las fuerzas armadas durante la revoluci¨®n cultural. Bajo disciplina castrense aprendi¨® a manejar armas, pero tambi¨¦n ballet ruso y ¨®pera china.
"Desde los seis a?os sab¨ªa que algo no estaba bien. Cuando hab¨ªa tormenta imaginaba que si un rel¨¢mpago ca¨ªa sobre m¨ª, tal vez podr¨ªa convertirme en una ni?a. Algunas veces llegaba a casa con toda la ropa mojada esperando a que eso ocurriera", ha explicado la polifac¨¦tica artista en conferencias internacionales. De adolescente descubri¨® su sexualidad, pero decidi¨® ignorarla porque no sab¨ªa c¨®mo clasificarse y por lo complicado de hacerla p¨²blica en su pa¨ªs: "Imag¨ªnate dentro del ej¨¦rcito... imposible. Decid¨ª que solo podr¨ªa estar c¨®moda si primero lograba ser famosa. Puse todo mi esfuerzo en el baile con el objetivo de ser la mejor". A los 18 a?os se alz¨® con el premio del campeonato nacional. Jin Xing era el primer hombre conocido en el pa¨ªs que bailaba en puntas y el ej¨¦rcito presum¨ªa del logro ¡ªle ascendi¨® a coronel¡ª.
Dos a?os despu¨¦s gan¨® una beca para estudiar danza en Nueva York. All¨ª descubri¨® la transexualidad y, tras ocho a?os, volvi¨® a su pa¨ªs de origen para operarse. "Algunos me dec¨ªan: ¡®Est¨¢s bien ahora, le gustas a todos en este pa¨ªs... Quiz¨¢s te conviertas en una mujer y nadie te quiera¡¯. Y yo les respond¨ªa: ¡®Quiero que la gente me quiera por la persona que soy".
Mientras se recuperaba en Pek¨ªn de su primera operaci¨®n, su padre se encarg¨® de modificar su documento de identidad. "Pidieron una foto, vieron que era guapa y pusieron el sello en cinco minutos", bromea. Jin Xing se convirti¨® en 1995 en la primera transexual en China que logr¨® el reconocimiento del Gobierno.
La artista ha sabido caminar por la fina l¨ªnea entre reivindicar su derecho a ser mujer y no molestar. Si bien se siente orgullosa de ser un ejemplo para la comunidad LGBTI, no ha arremetido contra Pek¨ªn por su poca voluntad de normalizaci¨®n. "La completa aceptaci¨®n llevar¨¢ tiempo. En los setenta no habl¨¢bamos de los derechos de los homosexuales, pero recuerdo ver dos chicos d¨¢ndose la mano. Era algo normal. Pero ahora ha llegado mucha informaci¨®n occidental y todo tiene que ser etiquetado: si dos hombres est¨¢n cerca, son gais; si dos mujeres son ¨ªntimas, son lesbianas. La sociedad est¨¢ demasiado alerta. La apertura es buena porque tienes m¨¢s informaci¨®n, pero cada cultura tiene su manera de lidiar con ciertos temas".
Jin Xing, casada con un empresario alem¨¢n y con tres hijos adoptados, fund¨® en 1999 una academia de baile. A su enorme fama como core¨®grafa se le sumaron sus apariciones en cine y en televisi¨®n. Se gan¨® al p¨²blico con su lengua viperina como jurado en programas de talentos. Tuvo que dejar de participar en uno de ellos porque las autoridades provinciales la rechazaron por ser transexual, pero en otra cadena consigui¨® su propio programa.
"La paradoja es que vivimos en un pa¨ªs donde se permite que una transexual sea presentadora de un formato con audiencias millonarias, pero en el que no es posible hablar de homosexualidad en televisi¨®n", dice un activista LGBTI en Pek¨ªn.
Su estilo directo tambi¨¦n le ha jugado malas pasadas. En 2015 asegur¨® que "las mujeres vivir¨ªan mejor si no compitieran con los hombre"¡±. Algunos la han criticado por no utilizar su posici¨®n para presionar m¨¢s por los derechos del colectivo LGTBI; otros consideran que solamente por lo que ha logrado merece el respeto de todos. Ella, quiz¨¢s entrenada tras los largos a?os que pas¨® en el ej¨¦rcito, lo resume as¨ª: ¡°La felicidad completa cuesta el dolor absoluto. Solo el que sufre y lucha puede vivir¡±.
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