La trama
La versi¨®n cutre de ¡®nouvelle cuisine¡¯ pol¨ªtica se ha instalado entre nosotros
Simone de Beauvoir advirti¨® que la amalgama es la caracter¨ªstica propia del pensamiento de la derecha. En el caso que nos ocupa, vemos c¨®mo la denuncia del parlamentarismo se funde con una descalificaci¨®n permanente de los usos democr¨¢ticos; de un lado se predica la intransigencia y de otro es practicada una tolerancia vergonzante hacia aliados impresentables; la boca se llena de proclamas libertarias mientras es construido un poder autocr¨¢tico. Por fin, la falsa pretensi¨®n de cientificidad ¡°politol¨®gica¡± se traduce en lenguaje y acciones puramente lumpen (no solo ¡°de la calle¡±).
La versi¨®n cutre de nouvelle cuisine pol¨ªtica se ha instalado entre nosotros. Lo intu¨ª en 2008 al calificar de ¡°Fascismo rojo¡± el acto de violencia de una organizaci¨®n desconocida, Contrapoder, contra una diputada democr¨¢tica. Fiel a la consigna de Auschwitz, invertir los significados, su l¨ªder in p¨¦ctore, cierto Pablo Iglesias, present¨® el intento de agresi¨®n como ¡°gesto de Ant¨ªgona¡±. Basura pol¨ªtica y moral, pero eficaz.
Bajo protecci¨®n superior, entonces en niveles rectorales, la agresi¨®n fue encubierta cuidadosamente por los propios actores. Puro ejercicio de libertad de expresi¨®n por ¡°los estudiantes¡±, como lo ser¨ªa, con el respaldo de unos supuestos anarquistas, el boicot violento a Felipe Gonz¨¢lez y a Cebri¨¢n en la Aut¨®noma. En la primera filmaci¨®n subida a YouTube, el tipo de la coleta que dirige la orquesta en el segundo boicot a Rosa D¨ªez, tambi¨¦n cuidadosamente amparado desde arriba. No era Pablo, ?c¨®mo iba a ser!: l¨¢stima que una segunda versi¨®n le enfocara. Nuestros estrategas de la provocaci¨®n esconden sus agresiones, rehuyen responsabilidades. Les basta con imponer subliminalmente su violencia y seguir el gui¨®n de Goebbels: contra los adversarios no vale argumentar cr¨ªticamente, sobra con la destrucci¨®n de imagen, difamando por todos los medios.
Ahora el mismo procedimiento reaparece, como vino viejo en odre nuevo, y desde un autob¨²s copiado de la extrema derecha. Ah¨ª est¨¢n la amalgama, para que unos dem¨®cratas resulten embarrados al nivel de B¨¢rcenas, y tambi¨¦n la argucia cobarde. Los rostros son reconocibles, pero si alguien denuncia, como en las pel¨ªculas, todo parecido ser¨¢ pura coincidencia. EL PA?S pas¨® para Pablo, de diario golpista a ¡°intelectual org¨¢nico¡± de la transici¨®n (cuando le abri¨® sus p¨¢ginas), siendo ahora de nuevo metido en ¡°la trama¡±. Por cierto, esta difamaci¨®n de medios tiene un claro antecedente, de Ch¨¢vez a Maduro en Venezuela, y vemos sus resultados.
Olvidan tambi¨¦n que es corrupci¨®n practicar el juego de influencias cuando se alcanza un m¨ªnimo poder acad¨¦mico, y que contra la met¨¢stasis de corrupci¨®n en el PP, de Gonz¨¢lez a Rajoy, sobran autobuses demag¨®gicos. Ah¨ª est¨¢n los jueces.
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