Lucha y sangre sobre el cuadril¨¢tero
La Triple W celebra el campeonato Total Rumble VII y re¨²ne a m¨¢s de 500 personas en La Tabacalera
?Zas?, ?Plaf?, ?Clonc! ?Pum! Golpes por todas partes. El p¨²blico enloquece. En otro giro de guion rocambolesco, Rod Zayas, el luchador con pinta de forzudo de circo cl¨¢sico, se desprende de su camiseta de ¨¢rbitro para dejar fuera de combate a sus rivales. El p¨²blico no da cr¨¦dito y Zayas se corona como campe¨®n de la Level One, la liga menor de la Triple W (White Wolf Wrestling). Zayas agarra el micr¨®fono y bufa: ¡°Que no se os olvide: ?Madrid es m¨ªo!¡±. M¨¢s de 500 personas aplauden fascinadas en el Centro Social Autogestionado La Tabacalera (Embajadores, 53) donde una vez al mes se celebra esta cita: un combate de wrestling (lucha libre simulada).
El germen del wrestling se cultiv¨® en la capital en 2010, cuando seis aficionados a este deporte-espect¨¢culo ¡ªque combina combate y artes esc¨¦nicas y que sigue un hilo argumental entre la rivalidad de los personajes¡ª hicieron un bote para comprar un cuadril¨¢tero y ofrecer su primer show. Para apuntalar su formaci¨®n, trajeron a varios luchadores profesionales de EE UU. Y desde entonces, gracias al boca a boca, han ido creciendo paulatinamente: en cada show una media de 120 asistentes se quedan fuera. ¡°No tenemos poder medi¨¢tico, pero hay muchos forofos que traen a gente que se engancha¡±, explica Zayas, fundador y portavoz de la Triple W.
La asociaci¨®n est¨¢ formada por 36 luchadores m¨¢s colaboradores, que pagan una cuota de 40 euros mensuales que incluye un seguro m¨¦dico, y los gastos que conlleva cada espect¨¢culo: luces, mantenimiento, seguros... En sus inicios, la puesta en escena era austera. Actualmente, cuentan con colaboradores que graban los combates, que venden camisetas y que montan el evento. Los guerreros entrenan todas las semanas en el gimnasio Lucharama, en el sur de Madrid, en el barrio de San Isidro, donde cualquier aficionado puede iniciarse en esta disciplina ¡°art¨ªstica¡± como la define Zayas, ¡°aunque los golpes son duros¡±, avisa.
A medida que avanza la pelea, el ambiente se caldea en el ring de Tabacalera. El espect¨¢culo de lucha libre, que puede durar hasta tres horas, genera un ambiente casi similar al de los futboleros apasionados ante un partido clave. Las latas de cerveza fluyen por el recinto como gasolina que aviva al p¨²blico. En un momento una escalera, sillas plegables y un bate con alambre son usados como armas entre los contrincantes. El combate se vuelve casi real cuando empieza a brotar la sangre por el cuadril¨¢tero. Nada es real, pero lo parece: Show must go on.
Al terminar el evento las peticiones de fotos se prolongan entre los m¨¢s aclamados: Trash-Man, Padre Paolo o Michelle M, una de las cuatro mujeres luchadoras de la liga. ¡°Desde peque?a me fascinaba el pressing catch y me dije que alg¨²n d¨ªa ten¨ªa que subirme a un ring¡±, cuenta. Astiles, uno de los luchadores veteranos, se?ala que se enganch¨® cuando vino a un show. Lleva cinco a?os peleando: ¡°Me pic¨® el gusanillo¡±, se?ala. Entre los hitos de la asociaci¨®n est¨¢ traer al luchador profesional estadounidense, Ricochet, que adem¨¢s de conseguir dejar a unas 500 personas fuera del recinto, les dio una clase magistral antes de marcharse. ¡°Es una estrella mundial, pero el tipo flip¨® con el ambiente¡±, relata Zayas.
Por el ¨¦xito de p¨²blico y la calidad del espect¨¢culo, el futuro de la Triple W ¡ªque celebra su pr¨®ximo evento el 13 de mayo¡ª est¨¢ asegurado, aunque en Tabacalera parece que ha tocado techo: ¡°Queremos mejorar la producci¨®n y ofrecer m¨¢s espect¨¢culo¡±, avisa Zayas.
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