Emily O¡¯Reilly, la voz de los europeos
EMILIY O'REILLY se levanta cada d¨ªa con una misi¨®n: defender a los ciudadanos de los abusos que pueda cometer la poderosa maquinaria administrativa de la UE. Esta irlandesa, de 59 a?os, es la primera mujer en desempe?ar el cargo de defensora del pueblo europeo y su poder reside en dejar en evidencia a pol¨ªticos y funcionarios cuando demuestra que han cometido mala praxis o cuando no son todo lo transparentes que deber¨ªan. Su despertador puede sonar en su c¨¦ntrico piso de Estrasburgo, donde vive actualmente, o en la solitaria habitaci¨®n de un hotel de Bruselas, ciudad que alberga parte de sus funciones. Lo que no cambia es su dif¨ªcil cometido. Hoy se encuentra en la capital belga para afrontar varias reuniones clave. A primera hora se ha visto con un equipo de Frontex (la agencia europea de vigilancia de costas y fronteras) ¨C¡°estamos trabajando con ellos para asegurarnos de que se cumplen los derechos humanos¡±¨C. Y esta tarde se quedar¨¢ trabajando en la oficina que tiene en el barrio de Schuman. ¡°Me paso el d¨ªa en edificios enormes y muchas veces necesito salir¡±, dice a mediod¨ªa en la librer¨ªa italiana Piola Libri, uno de los refugios que esta antigua periodista ha descubierto cerca de la sede de la Comisi¨®n Europea. ?O¡¯Reilly es directa, cercana y habla con la legitimidad que le da ser una figura independiente. Esto no le salva de algunas cr¨ªticas en el seno de las instituciones europeas. ¡°Los ciudadanos no quieren escuchar discursos abstractos sobre los niveles de democracia. Lo que desean es tener un empleo estable, que sus hijos tengan acceso a una buena educaci¨®n¡±, dice.
¡°O¡¯Reilly ha despertado una oficina adormecida¡±, opina Carl Dolan, director de Transparencia Internacional.
En una UE a la deriva, herida de gravedad por el golpe del Brexit, sin un liderazgo fuerte capaz de hacer frente a los desaf¨ªos de la globalizaci¨®n y con una Francia que se juega hoy en las urnas el ascenso al poder de la ultraderechista Marine Le Pen, voces como la de O¡¯Reilly aportan algo de luz al proyecto comunitario. ¡°Tenemos que recuperar la confianza de la gente¡±, repite con insistencia. Ella es una europe¨ªsta convencida que quiere demostrar que la figura que representa est¨¢ ah¨ª para ¡°escuchar y proteger al ciudadano¡±. Pero es consciente de su limitada capacidad de actuaci¨®n. Como sus decisiones no son vinculantes, lo ¨²nico que la defensora del pueblo europeo puede hacer es dar voz a los miles de reclamaciones que recibe de particulares, empresas u organizaciones (unas 2.000 al a?o) y reprender a las instituciones europeas cuando demuestra que han cometido un agravio.
La mayor parte de las quejas que llegan a este ¨®rgano independiente ¨C que maneja un presupuesto de m¨¢s de 10 millones de euros¨C est¨¢n relacionadas con la falta de transparencia y el dif¨ªcil acceso a los documentos p¨²blicos. ¡°Por ejemplo, muchos ciudadanos espa?oles recurrieron a nosotros porque quer¨ªan tener m¨¢s informaci¨®n sobre el TIPP, el tratado comercial entre la UE y Estados Unidos. Se quejaban de que la Comisi¨®n no les facilitaba la lectura de informes espec¨ªficos sobre las negociaciones¡±, cuenta Gundi Gudesman, jefa del gabinete de comunicaci¨®n de O¡¯Reilly. Las reclamaciones tambi¨¦n tienen que ver con las pol¨ªticas aprobadas en Bruselas y los procedimientos de selecci¨®n del personal comunitario. Espa?a es el pa¨ªs que m¨¢s veces recurre a la defensora, seguido de Alemania, Polonia y B¨¦lgica.
La irlandesa ya lleva cuatro a?os ejerciendo el cargo de ombudsman (palabra sueca que se refiere al defensor del pueblo y que se ha generalizado en todo el mundo). Fue elegida por el Parlamento Europeo entre seis candidatos. Su anterior experiencia como defensora en Irlanda y su excelente manejo de la comunicaci¨®n fueron sus principales avales. Por primera vez una mujer ocupaba este simb¨®lico mandato que tiene una duraci¨®n (renovable) de cinco a?os. Desde entonces O¡¯Reilly ha utilizado los recursos que ha tenido en su mano para dar mayor visibilidad a una oficina bastante desconocida. Una de sus mejores armas ha sido la comunicaci¨®n. Cuando lleg¨® reforz¨® este gabinete, y ha aumentado su presencia en actos p¨²blicos y viajado a los pa¨ªses para ponerle cara a las quejas de la gente.
Su segunda gran aportaci¨®n ha sido reactivar una facultad en desuso por los anteriores ocupantes del cargo: la apertura proactiva de investigaciones estrat¨¦gicas en las que aborda temas que ella sabe que pueden tener impacto en la opini¨®n p¨²blica europea, como la falta de transparencia en la toma de decisiones en el seno de la UE o la siempre cuestionable relaci¨®n entre los lobbies y Bruselas. Una manera de proceder que le ha cosechado grandes elogios entre algunos de los principales actores de la escena comunitaria. ¡°Ha despertado un organismo que estaba adormecido y se ha hecho respetar por las instituciones¡±, destaca Carl Dolan, director de Transparencia Internacional. ¡°El poder de la ombudsman es un poder blando que debe usarse estrat¨¦gicamente¡±, opina la europarlamentaria irlandesa Marian Harkin. ¡°O¡¯Reilly est¨¢ haciendo un excelente trabajo en ese sentido¡±.
Antes de dar el salto a la Administraci¨®n p¨²blica, O¡¯Reilly fue una de las periodistas m¨¢s reconocidas de Irlanda. ¡°Siempre consegu¨ªa que los pol¨ªticos le revelaran informaci¨®n que nadie m¨¢s consegu¨ªa¡±, explica Pat Leahy, editor de pol¨ªtica del diario The Irish Times, que coincidi¨® con ella en The Sunday Business Post cuando ¨¦l apenas era un informador raso, y ella, la estrella de la redacci¨®n. Su carrera dio un vuelco en 2003, cuando acept¨® la propuesta de Charlie McCreevy, entonces ministro del partido conservador Fianna F¨¢il, para presentarse como candidata a la oficina nacional del Defensor del Pueblo. Ocup¨® ese puesto durante 10 a?os. ¡°Nunca pens¨¦ que podr¨ªa dedicarme a otra cosa que no fuera escribir¡±, prosigue esta mujer de ojos azules y melena rubia, sentada en un peque?o taburete de la librer¨ªa Piola Libri. ¡°Pero siempre me ha interesado todo lo que tuviera que ver con la ¨¦tica. Mi nueva labor segu¨ªa estando entre el ciudadano y la Administraci¨®n¡±.
Algunos de sus colegas sospechan que el Gobierno la eligi¨® para que dejara de causarle dolores de cabeza con sus incisivas cr¨®nicas. Otros creen que es el ejemplo m¨¢s evidente de la relaci¨®n de O¡¯Reilly con el establishment. En aquellos a?os era conocida como la ambici¨®n rubia. ¡°Sus art¨ªculos eran superiores a los del resto y eso le gener¨® muchos recelos¡±, defiende Leahy desde The Irish Times. A ella parecen no importarle esos comentarios. Es una mujer con car¨¢cter, que ¡°siempre ha luchado por lo que cree¡±, dice Bernie McNally, que coincidi¨® con O¡¯Reilly en la oficina del Defensor del Pueblo irland¨¦s. Ahora su obsesi¨®n es Europa, y su prop¨®sito, sacar a relucir las deficiencias del sistema. Como hizo el a?o pasado con el caso de puertas giratorias abierto con el fichaje de Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso (expresidente de la Comisi¨®n) por la financiera Goldman Sachs. La propia instituci¨®n investig¨® el asunto y resolvi¨® que el portugu¨¦s no hab¨ªa incumplido la ley. Pero la defensora sigue insistiendo en que se tomen m¨¢s medidas de transparencia sobre los puestos ocupados por los ex altos funcionarios. Porque el caso de Barroso no es una excepci¨®n. Seg¨²n Transparencia Internacional, el 50% de quienes dejaron el Ejecutivo comunitario y el 30% de los diputados que dejaron el Parlamento Europeo en 2014 trabajan ahora para las organizaciones registradas como lobbies de la UE. ¡°Este tipo de situaciones transmite un mensaje muy negativo¡±, sentencia O¡¯Reilly con el gesto fruncido. Justo despu¨¦s cierra por unos segundos su boca pintada de rosa, a juego con el vestido azul marino que luce hoy. Luego suspira y a?ade: ¡°Tenemos que recuperar la confianza de la gente y esto no ayuda en nada¡±.
¡°La gente no quiere o¨ªr discursos abstractos sobre democracia. Quiere un trabajo estable¡±, dice O¡¯Reilly.
Es la una de la tarde y empieza a oler a comida en esta librer¨ªa que tiene men¨² del d¨ªa. Ella prefiere seguir tomando agua. Dice que ¡°ya ha picado algo¡± antes de la cita en este local regentado por un italiano hipster y ubicado en el centro de Bruselas. A unas manzanas de aqu¨ª est¨¢ la oficina del Defensor del Pueblo en la capital belga, que ocupa tres plantas de un moderno edificio acristalado donde trabajan 37 empleados, la mitad de su equipo. La otra mitad (miembros del gabinete, personal del registro de quejas y administraci¨®n, entre otros) se encuentra en Estrasburgo, en la sede oficial de este ¨®rgano, donde reside O¡¯Reilly.
Mientras ella pasa mucho tiempo recorriendo los 440 kil¨®metros que separan ambas ciudades, parte de su familia (tiene cinco hijos, veintea?eros la gran mayor¨ªa) sigue en Dubl¨ªn. Cuando puede, O¡¯Reilly viaja hasta la capital irlandesa y asiste a dos clubes de lectura. ¡°Tambi¨¦n toco la flauta y me encantar¨ªa apuntarme a un curso de m¨²sica, pero con la vida que llevo no es f¨¢cil¡±, confiesa entre risas echando por tierra esa pose seria e imponente que puede aparecer cuando uno menos se lo espera. Hija de un empleado del servicio el¨¦ctrico y de un ama de casa, O¡¯Reilly fue la primera de la familia en ir a la universidad. Estudi¨® Lenguas Europeas y se sac¨® un diploma en Educaci¨®n. Pero a los 24 a?os se decant¨® por el periodismo, para disgusto de su madre. ¡°Pasaron muchos a?os hasta que se convenci¨® de que mi decisi¨®n fue la acertada¡±, recuerda. En su entorno aseguran sobre ella que ¡°es muy cercana, nada clasista, por eso tiene esa facilidad en humanizar los casos¡±, dice Gundi Gudesman, su jefa de comunicaci¨®n. Su departamento es uno de los que m¨¢s han crecido tras la llegada de O¡¯Reilly. Antes eran 7; ahora 10. Pero sin duda, la unidad con mayor n¨²mero de integrantes es la legal, con una treintena de juristas que se encargan de estudiar una a una las miles de reclamaciones que tramitan al a?o. En su informe anual de 2015 (el ¨²ltimo publicado hasta la fecha) se recoge que resolvi¨® casi 280 casos de su competencia.
Muchas de las quejas registradas no est¨¢n dentro del mandato de la ombudsman y pueden referirse a temas nacionales. En esos casos, los abogados las derivan a los defensores de cada pa¨ªs. ¡°Por ejemplo, en 2015 recibimos 323 reclamaciones de Espa?a sobre corrupci¨®n regional, deterioro del sistema de salud o las pensiones, pero solo abrimos 27 investigaciones relacionadas con nuestra funci¨®n¡±, explica Gudesman. Adem¨¢s, la oficina asesor¨® a unos 14.000 ciudadanos a trav¨¦s de su p¨¢gina web.
Para presentar una queja a la ombudsman contra el acuerdo de la UE y Turqu¨ªa para la reubicaci¨®n de los refugiados al pa¨ªs euroasi¨¢tico, lo primero que tuvo que hacer Nuria D¨ªaz, de la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR), fue rellenar el formulario online. ¡°Despu¨¦s de varias semanas viajando por Grecia comprobamos los devastadores efectos de ese pacto¡±, relata esta abogada especialista en temas de asilo. ¡°Necesit¨¢bamos hacer algo. Por eso acudimos a la defensora, a la Comisi¨®n y al Consejo de Europa¡±. Solo obtuvieron respuesta de la primera. Tres meses despu¨¦s, el gabinete de O¡¯Reilly inst¨® a la Comisi¨®n Europea a que diera explicaciones a esta ONG sobre el asunto. Despu¨¦s de haber analizado los argumentos de ambas partes, la defensora ha reprochado al brazo ejecutor de la UE no haber analizado las consecuencias de dicho acuerdo para los refugiados y les ha pedido que realice una evaluaci¨®n m¨¢s profunda de su impacto sobre los derechos humanos. ¡°Nos alivia saber que hay una voz representativa internacionalmente que nos escucha¡±, comenta D¨ªaz. ¡°Ahora podemos utilizar esta recomendaci¨®n para seguir luchando¡±, a?ade.
En el 90% de los casos, las instituciones cumplen las resoluciones no vinculantes de la defensora. Pero no todos las comparten. Algunas voces en el seno de los organismos europeos critican off the record su ¡°exceso de protagonismo¡± o ¡°la falta de rigor en el planteamiento de algunos de sus casos¡±. A Sergio Carrera, investigador del think tank Centre for European Policy Studies, no le extra?a el recelo que despierta O¡¯Reilly. ¡°Est¨¢ tocando temas muy controvertidos, como las negociaciones a tres bandas entre la Comisi¨®n, el Parlamento y el Consejo en el proceso de legislaci¨®n de la UE¡±, explica en referencia a la investigaci¨®n sobre estos procedimientos expr¨¦s de toma de decisiones, perfectamente legales, que definen las vidas de los europeos y que permite que el 80% de las leyes comunitarias se aprueben de manera muy r¨¢pida. El problema, seg¨²n denuncian parlamentarios y distintas asociaciones, es la opacidad de esas reuniones informales. La oficina de la ombudsman les ha propuesto, entre varias medidas, hacer p¨²blicas las agendas de esos encuentros, publicar un resumen de lo que se debate y conocer el nombre de sus participantes. Los tres organismos se han comprometido a arrojar m¨¢s luz sobre este asunto. Pero extraoficialmente algunos creen que la defensora va demasiado lejos con ¡°sus exigencias de transparencia absoluta¡± y recuerdan lo dif¨ªcil que es que 27 pa¨ªses se pongan de acuerdo. Defienden la necesidad de ser cautos con el contenido que sale a la luz para evitar malos entendidos que pueden truncar una negociaci¨®n. ¡°Pocos sistemas en el mundo son tan transparentes como el nuestro¡±, dice una voz de la Comisi¨®n que prefiere mantener el anonimato. Son pocos los que se atreven a evaluar abiertamente a O¡¯Reilly, blind¨¢ndose en la respuesta oficial de sus gabinetes de comunicaci¨®n.
Ella se centra en valorar los esfuerzos de las instituciones: ¡°Se habla poco de las cosas positivas que hace Bruselas, y son muchas. Echamos la culpa de todo a la UE y ah¨ª nos equivocamos¡±. Recuerda que su cometido es ¡°hacer a¨²n m¨¢s transparente, sencilla y cercana¡± la Administraci¨®n europea. Aspira a dejar ese legado. Siempre le ha gustado sentir que participa en la ?historia para escribirla. Faltan dos a?os para que acabe su ?mandato y algunos sectores de Irlanda rumorean que podr¨ªa ser candidata presidencial. Tablas no le faltan, pero ella solo piensa en seguir vigilando a las ?instituciones. Mientras se recoge un mech¨®n de su media melena rubia detr¨¢s de la oreja derecha, deja relucir un original pendiente con forma de imperdible del que cuelga una perlita blanca. ¡°Me lo compr¨¦ en un mercado de Dubl¨ªn, ?le gusta?¡±. Como para decirle que no a la guardiana de Europa.
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