Lluis Llach, Atahualpa Yupanqui y el pensamiento de Mariano Rajoy
No esperas del autor de tantas letras gloriosas, sencillas y tiernas, un dicterio as¨ª, una amenaza
Lluis Llach habla bajito, como los convencidos. Susurra sus convicciones, como si cantara al o¨ªdo sus antiguas, y bell¨ªsimas, canciones. Cuando baja a la tierra, es decir, a su tierra, eleva el tono, o por lo menos lo pone a la altura de los titulares. Se van a enterar los que desobedezcan. No esperas del autor de tantas letras gloriosas, sencillas y tiernas, un dicterio as¨ª, una amenaza. Los poetas cantantes suelen ser metaf¨®ricos y sutiles, como pompas de jab¨®n. Pero Llach rompi¨® a hablar y tembl¨® el misterio, su misterio. Lo puso al descubierto. Un spoiler, como Santi Vila.
M¨¢s distante, en el espacio, habl¨® otro personaje que no se caracteriza por los periodos largos: Mariano Rajoy, el presidente del Gobierno, se atasca en las frases, las dice a la mitad o termina susurr¨¢ndolas, en medio de un gallo; Dios no lo llam¨® por los caminos de la ¨®pera, porque es incapaz de sostener un do. Pero ah¨ª est¨¢, de presidente del Gobierno, tan lejos de la ¨®pera como de Ortega y Gasset, viajando ahora, adem¨¢s, a tierras entra?ables pero extra?as donde no deben estar acostumbrados a identificar su pensamiento pol¨ªtico con lo que ocurre en la realidad. Es, como pensador pol¨ªtico, alguien por estrenar. Por decirlo en t¨¦rminos acad¨¦micos, no ha hecho a¨²n el ingreso en esa asignatura: hasta el momento, por lo que se ve, ha estado estudiando la organizaci¨®n de los partidos. Y en este apartado ha sacado, de momento, un sobresaliente en Triqui?uela y un suspenso en Transparencia.
Ahora ha a?adido a la Antolog¨ªa Breve de Mi Pensamiento Pol¨ªtico, obra verdaderamente in¨¦dita, esa frase magn¨ªfica que parece resumir la Ley del Tali¨®n por otros medios. La dijo: "Aqu¨ª quien la hace la paga". En las series inglesas y norteamericanas (Espa?a ha seguido esa mala costumbre) se pone risa enlatada cada vez que alguien dice algo que los realizadores consideran que tiene que hacer gracia. Creo que no ha hecho gracia: ha dado que pensar. Y no porque sea un pensamiento, la verdad.
En realidad, Rajoy ha querido seguir la Unidad de Pensamiento de Atahualpa Yupanqui, ilustre antecesor argentino de Lluis Llach, entre otros. El maestro Yupanqui, que vivi¨® en Espa?a los a?os de su relativo oscurecimiento, iba al cine, caminaba por las calles, rasgueaba su guitarra triste y se juntaba en el Caf¨¦ Gij¨®n con sus devotos. La an¨¦cdota la cuenta Manuel Vicent, de modo que debe ser verdad, porque ocurri¨® en su vecindario. Aquellos devotos se pasaban el d¨ªa y la noche esperando que el maestro dijera algo, cualquier cosa, una jaculatoria, algo que pudiera ser tan hermoso o definitivo como Los ejes de mi carreta. Hasta que alguno de aquellos fans de Atahualpa cont¨® un suceso que a ¨¦l le abri¨® los ojos. As¨ª que Atahualpa hizo adem¨¢n de hablar. Y ante la expectaci¨®n general dijo esto exactamente:
¡ªEso demuestra que aqu¨ª quien la hace la paga.
Es curioso rastrear, pues, en la Antolog¨ªa Entre Silencios de Atahualpa Yupanqui la voluntariosa decisi¨®n del presidente del Gobierno de adornarse con acertijos similares. Los t¨®picos sirven, en la conversaci¨®n, para no ir m¨¢s all¨¢. Por eso Rajoy los dice para no ir m¨¢s all¨¢. Cuando apruebe Pensamiento nos tendr¨¢ al tanto de que hay m¨¢s all¨¢ de lo que le copi¨® a Atahualpa. Pues en este pa¨ªs quien la hace ¨¦l mismo dice que la paga. Y a ver c¨®mo le pone m¨²sica Lluis Llach a todas estas espinas que reclaman obediencia o castigo.
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