Me pas¨¦ un d¨ªa entero viendo TVE: as¨ª es pegarte un atrac¨®n de nuestra televisi¨®n p¨²blica
Las ma?anas de la 1 (o lo de Maril¨® sin Maril¨®), manifestaciones de taxistas, un programa de polis que se llama ¡®Servir y Proteger¡¯, un docudrama de m¨¦dicos¡ Y s¨ª, ¡®Espa?a Directo' sigue existiendo
Madre m¨ªa. ?De verdad tengo que hacer esto? Me he sumergido antes en proezas ol¨ªmpicas para Tentaciones, llegando a poner mi salud en riesgo, pero pasarme un d¨ªa entero viendo Televisi¨®n Espa?ola, ese referente p¨²blico que tenemos del espect¨¢culo dom¨¦stico, se antoja todav¨ªa m¨¢s delicado. Me gusta la tele, la veo desde peque?o, muchas veces con gesto babeante, y he llegado incluso a estudiarla, que ahora en las facultades se estudia cualquier cosa, pero ponerme en plan maratoniano con LA-U-NO es demasiado, ?no?, es pasarse. Bueno. Todo sea por la ciencia, por el periodismo, por los lectores; todo sea por la Historia: si estalla la guerra entre Corea del Norte y Trump, las generaciones futuras de mutantes post-nucleares necesitar¨¢n alg¨²n texto de referencia para comprender c¨®mo era la vida antes del Gran Hongo Gigante. ?Lo peor? Quiz¨¢s concluyan que el mundo estall¨® para bien.
Empiezo el d¨ªa con Los Desayunos de TVE, espacio que catapult¨® a Ana Pastor como periodista inseparable del adjetivo ¡°incisiva¡± (desde entonces no hace nada sin ser incisiva, ni siquiera lavarse los dientes) y que ahora comanda Sergio Mart¨ªn. El nuevo presentador, que se hizo un nombre como maestro de la finesse en el canal 24 horas, encuentra en la agenda del d¨ªa un tema delicioso para que el ente p¨²blico se tome un respiro del alud de corruptelas populares: un Pujol entra en la c¨¢rcel.
Esto es bueno para la l¨ªnea editorial de Mart¨ªn, sujeto inmerso en el papel de alumno aplicado ya desde el semblante, por dos motivos: el primero, que si entra un Pujol no entra uno de la G¨¹rtel, y el segundo, porque eso da pie a hablar de C A T A L U ? A [insertar aqu¨ª efectos de rayos y truenos]. La ocasi¨®n permite, de esta manera, encadenar la noticia pujolesca con una an¨¦cdota del diputado Llu¨ªs Llach, de Junts Pel S¨ª, elevada a noticia: algo hab¨ªa dicho el hombre sobre sancionar funcionarios que no aplicaran la ley (hipot¨¦tica) de un (hipot¨¦tico) estado catal¨¢n fundado tras una (hipot¨¦tica) desconexi¨®n.
As¨ª, los contertulios acaban dedicando m¨¢s tiempo a relacionar la fantasiosa astracanada de Llach con la rapi?a del 3%, mientras las poco hipot¨¦ticas golfer¨ªas de la Operaci¨®n Lezo quedan en un segundo plano. Menci¨®n aparte merecen los estilismos. Oigamos m¨²sica de pase de modelos, por favor.
Termina esto y me pongo con Las ma?anas de la 1, o lo de Maril¨® sin Maril¨®. La sustituye Mar¨ªa Casado, cuya presencia es casi evanescente porque ni se nota que est¨¢. Todo el programa gira en torno a tres cosas: cr¨ªmenes, movidas sociales y salud. Los cr¨ªmenes me decepcionan bastante porque el llamado ¡°asesinato de la CAM¡± se refiere a un aparatoso enredo de poder en torno a la Caja de Ahorros del Mediterr¨¢neo, y no a una webcam, que me sonaba a m¨ª m¨¢s voyeur¨ªstico, depalmiano y sugestivo. No est¨¢ mal esto de que unos hermanos confabulen supuestamente para asesinar a una anciana que les quer¨ªa dejar sin herencia, pero mi imaginaci¨®n volaba m¨¢s alto. Eso s¨ª, con este otro tema, glosado por el incombustible pr¨®cer de la opinolog¨ªa Fernando ?nega, se ganaron mi coraz¨®n:
En cuanto a las movidas sociales, nos pasamos un tiempo viendo manifas de taxistas. El asunto tiene algo de gracia porque el taxista, como individuo, es el opuesto del ideal del manifestante. Son casi todos hombres.
Y en cuanto a la salud, bueno:
Esta ¨²ltima captura no pertenece exactamente al mismo d¨ªa, pero ?c¨®mo resistirse a ponerla, eh?
Luego la cosa encadena con Amigas y Conocidas, una asamblea de colaboradoras que pasan revista a todos los asuntos posibles. En este caso, las encontramos comentando una reuni¨®n de lideresas mundiales a la que ha asistido Ivanka Trump. ¡°?Es Ivanka una verdadera lideresa? ?Debat¨¢moslo!¡± Isabel San Sebasti¨¢n piensa que s¨ª porque ¡°al menos es empresaria¡± y Cristina Almeida cree que no porque, ehm, la verdad, no recuerdo muy bien qu¨¦ dijo, probablemente nada importante. Luego hablaron de otros asuntos candentes que de verdad preocupan a la sociedad y que no son nada sensacionalistas:?
Termina la ma?ana con Torres Cocina, una argui?anada dirigida por dos gemelos. Son gemelos muy aburridos. Me da rabia cuando ves a unos gemelos y no detectas piller¨ªa en ellos. Si yo fuera gemelo de alguien, me pasar¨ªa el d¨ªa haciendo trampas en ex¨¢menes y enga?ando novias. Estos gemelos s¨®lo hacen pur¨¦s.
Tarde
Tras un telediario tan objetivo y riguroso como podr¨ªamos esperar (la escaleta presenta los temas en el mismo orden de Los Desayunos), vienen las series. Primero, Servir y proteger. Cuando le¨ª el nombre en la programaci¨®n, pens¨¦ que ser¨ªa una especie de Cops con Guardias Civiles; por desgracia, la vida es a veces injusta y se trata de una suerte de Polic¨ªas Polis muy pacheco y ca?¨ª cuyas tramas transcurren, en un 70%, dentro de un bar lleno de churros. Despu¨¦s empieza Acacias, perteneciente al g¨¦nero del puenteviejunismo; esto es, series de ¨¦poca con di¨¢logos profusos en expresiones del tipo ¡°no me venga usted con melindres, Don Leandro¡±. Me quedo dormido.
Al despertar, el dinosaurio televisivo sigue all¨ª, esta vez en forma de docudrama. Centro m¨¦dico es una pantomima salida de otra ¨¦poca. Rodada como si fuera un documental de la manera m¨¢s cutre posible, con las c¨¢maras lejanas, en un absurdo modo esp¨ªa, va de un grupo de doctores que atienden casos rutinarios y luego lo cuentan a c¨¢mara. Cuando dan una mala noticia, se hace zoom sobre la cara descompuesta de alguno de los sufridos actores y suenan cuatro notas de piano. En efecto, la serie no ahorra recursos para enfatizar la emoci¨®n.
Es posible que te preguntes si Espa?a Directo sigue existiendo. Por suerte para los pueblos con fiestas neandertales y las comunidades agr¨ªcolas agraciadas de vez en cuando con una hortaliza gigante, la respuesta es s¨ª. ?Mi reportaje favorito del d¨ªa? Uno titulado ¡°arte con los pies¡±, que protagoniza una r¨¦plica pod¨®loga de Joselito.
Noche
Al t¨¦rmino del segundo Telediario, decido saltarme el programa de C¨¢rdenas porque soy un hombre disciplinado pero no masoquista ni reincidente. La jornada termina con El Acabose, un formato m¨¢s o menos novedoso, a medio camino entre la ficci¨®n y el talk show, que lidera Jos¨¦ Mota. Ambientado en un futuro postapocal¨ªptico, los invitados charlan con el humorista (y sus personajes) sobre qu¨¦ recuerdan del fin del mundo. Y entremedias, muchos sketches. De los de siempre. Cruzirrallismo para adeptos, vaya. No parece que a Mota le entusiasme hacer esto, por lo que el programa se resiente; m¨¢s a¨²n si al que lo ve ni siquiera le entusiasma Mota. ?l lleva a?os hablando de que quiere dejar atr¨¢s los sketches y confirmar su metamorfosis en actor serio, pero ah¨ª est¨¢, entrevistando a un juez de Master Chef vestido de La Blasa. Pobre.
Y esto es todo. Parafraseando al poeta, da la sensaci¨®n de que uno pone TVE y en la habitaci¨®n empieza a hacer mucho fr¨ªo. ?ste es un tema que nos enciende a todos porque, adem¨¢s, nos permite hablar de la BBC como si la vi¨¦ramos a diario mientras abusamos del tentador y cretinesco sintagma ¡°mis impuestos¡±, pero, fuera co?as, la realidad es que nuestra televisi¨®n p¨²blica parece un cad¨¢ver congelado al que, tras el deshielo, encontramos con rasgos t¨¦tricamente similares a los de hace 20 a?os. Uno querr¨ªa pensar que la cosa puede mejorar. Las perspectivas, sin embargo, no son optimistas.
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