Teatro contra el maltrato y la violencia machista
Pamela Palenciano fue v¨ªctima de la violencia machista cuando era una adolescente. Su primer novio quiso matarla. Hoy recorre Espa?a con un mon¨®logo. Y a trav¨¦s de su historia personal denuncia la ¡°estructura¡± que se esconde tras los titulares. Su lema: ¡°No solo duelen los golpes¡±.
L A SALA se encuentra llena; hay unos 300 alumnos adolescentes. Y Pamela Palenciano, al pie del escenario, estira los m¨²sculos como un atleta. Pelo corto. Camiseta y pantalones anchos. El atuendo le confiere el aire de un rapero, sin sexo definido. En una de las ¨²ltimas filas, uno de los chavales ni se ha quitado los auriculares. Otro dice: ¡°Tiene pinta de moj¨®n¡±. Una mujer sube al escenario. Y anuncia: ¡°Lo que hace Pamela no es algo personal, sino pol¨ªtico. Todo el mundo se va a incomodar. Si os sucede es que vais por buen camino¡±. Y lo que hace Pamela es colocarse en el centro de la escena. El ¨²nico atrezo es una silla en medio. Comienza movi¨¦ndose con nervio y hablando de la ¡°pen¨ªnsula hist¨¦rica¡±, as¨ª llama a Espa?a. Se gana al p¨²blico con la palabra ¡°teta¡±. Hay una carcajada. Ha empezado contando c¨®mo sus padres la tuvieron siendo muy j¨®venes; c¨®mo de ni?a le gustaba el taekwondo; c¨®mo se desarroll¨® pronto y empez¨® una relaci¨®n con Antonio a los 12 a?os. Le siguen otros 6 de adolescencia borrada por un novio aterrador. Todos han venido con idea de escuchar a una v¨ªctima de la violencia machista. ¡°Me intent¨® matar dos veces¡±, anuncia. Pero Palenciano suele dejar la violencia f¨ªsica para el final. De eso va lo que quiere transmitir. No solo duelen los golpes, se llama el mon¨®logo. La frase se la dijo la primera psic¨®loga que la trat¨®. Ella construye, en cambio, un relato que denuncia la ¡°estructura¡±: las relaciones de poder, el germen de la violencia. Menciona los cuentos de hadas que nos contaron de ni?os. Estira los brazos: el izquierdo muy alto, sobre la cabeza; el derecho, a la altura del pecho. Hombre arriba, mujer abajo. Esa es la estructura. ¡°El mundo azul, el mundo rosa¡±. A¨²n hay risas. Pero dejar¨¢ de haberlas.
¡°Un hombre no se levanta un d¨ªa pensando: ¡®Te voy a matar¡¯. Es algo que se va perpetuando desde el principio de la relaci¨®n¡±.
Palenciano tiene 35 a?os, creci¨® en And¨²jar (Ja¨¦n) y recorre Espa?a con su taller desde que tiene 22 a?os. Aulas, centros culturales, teatros. Perdi¨® la cuenta en 2011: llevaba 2.148 representaciones. En YouTube hay v¨ªdeos suyos con 150.000 visionados. Al principio expon¨ªa sin artificios su experiencia. Hoy se acerca a una obra teatral: con ingredientes del club de la comedia, la carga de profundidad de una historia real y la onda expansiva de una charla subversiva. Ha perfilado personajes. Y los va encarnando a lo largo de la obra. Ha recibido tres premios en 2017, entre ellos el Godoff que concede Ticketea a espect¨¢culos independientes. De la experiencia uno sale revuelto y con las ideas tambale¨¢ndose. Palenciano pretende abrir los ojos. Como le sucedi¨® a ella. Cuando empez¨® con Antonio no se dio cuenta de que aquello era violencia. ¡°Para m¨ª era que los dos nos pele¨¢bamos, nos grit¨¢bamos y ced¨ªamos por el otro¡±. En realidad fue cediendo ella: dej¨® de ver a sus amigos por los celos de ¨¦l; de bailar break dance?porque otros pod¨ªan mirarla. Y as¨ª fue cerrando puertas y quedando atrapada en una telara?a de control.
Hubo un primer d¨ªa en que ¨¦l la llam¨® ¡°payasa¡± y ¡°puta¡± y dio una patada contra el banco en el que estaba sentada: esa es la silla en el mon¨®logo, que se tambalea en el escenario. Lo m¨¢s sobrecogedor sucede en ese punto: Palenciano se enfunda una sudadera, se cubre con la capucha y se convierte en su agresor. Pero a¨²n no dol¨ªan los golpes. Llegaron cuando empez¨® a trabajar en una radio y decidi¨® largarse a estudiar Comunicaci¨®n Audiovisual en M¨¢laga. ¡°Un t¨ªo no se levanta un d¨ªa pensando: ¡®Te voy a matar¡¯. Es algo que se va perpetuando desde el principio de la relaci¨®n. Un ¡®eres m¨ªa¡¯. Nos matan o nos intentan matar cuando se dan cuenta de que nos van a perder. Yo cortaba con Antonio y volv¨ªamos. Pero cuando empec¨¦ con la radio, ¨¦l pens¨®: ¡®Esta t¨ªa no me hace caso, se quiere ir a estudiar fuera, la voy a perder¡¯. Y ah¨ª me intent¨® matar. Yo ni fui consciente. Me agarr¨® del cuello, me qued¨¦ sin aire y pens¨¦: ¡®Jo, qu¨¦ cabrona soy, c¨®mo le he provocado, lo he llevado al l¨ªmite¡¯. Nos pasa a las mujeres que vivimos violencia. No conozco a ninguna que no te lo diga. Que el error es nuestro. Hay una estructura social que perpet¨²a esto, claro, desde que eres ni?a¡±.
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