Una implosi¨®n pol¨ªtica
Brasil, la mayor potencia econ¨®mica latinoamericana, vive pendiente de lo que dispongan sus jueces
Charles Louis de Secondat, se?or de Br¨¨de y bar¨®n de Montesquieu, incorpor¨® al pensamiento democr¨¢tico la teor¨ªa de la divisi¨®n de los tres poderes, con sus imprescindibles balances y contrapesos. En ese sistema, pese a su cercan¨ªa a la vida judicial, no ve¨ªa en la Justicia m¨¢s que un ejecutor de las disposiciones legislativas. El desarrollo de las instituciones, sin embargo, ha variado tanto el peso relativo de los tres poderes, que hoy la Justicia ha pasado a tener un rol pol¨ªtico impensado.
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Brasil, la mayor potencia econ¨®mica latinoamericana, con m¨¢s de 200 millones de habitantes, es hoy un cumplido ejemplo: vive pendiente de lo que dispongan sus jueces.
Desgraciadamente, esta tensi¨®n se ubica en una larga d¨¦cada de tormentas pol¨ªticas, inestabilidad, crisis moral y una econom¨ªa que, en los dos ¨²ltimos a?os, registr¨® una ca¨ªda del PBI por encima del 3,5% anual .
El llamado proceso de lavajato ( porque el lavado de dinero se descubri¨® en estaciones de servicio) ha cumplido ya tres a?os de periplo judicial y en estos d¨ªas inaugur¨® una etapa a¨²n m¨¢s explosiva. Como se recordar¨¢, en marzo de 2014 estall¨®, en torno a la mayor empresa del pa¨ªs, Petrobras, un formidable esc¨¢ndalo de corrupci¨®n que llev¨® a prisi¨®n a algunos de los mayores empresarios brasile?os ¨Cacaso lo m¨¢s emblem¨¢ticos, como los Oldebrecht, padre e hijo- y a figuras prominentes de los gobiernos del PT. Se descubri¨® entonces una maquinaria pol¨ªtica enorme, que se hab¨ªa armado en base a esa empresa, manipulando contratos multimillonarios.
De ese modo se expandi¨® la onda del esc¨¢ndalo anterior, el mensalao, que en 2005 hab¨ªa llevado a la c¨¢rcel ¨Centre otros hombres del PT- a Jos¨¦ Dirceu, el ministro estrella del Gobierno de Lula, art¨ªfice de una red de corrupci¨®n para sobornar legisladores. No obstante esa situaci¨®n, se logr¨® la reelecci¨®n de Dilma, por escas¨ªsimo margen, pero a poco de andar las nuevas derivaciones del lavajato condujeron a una situaci¨®n cr¨ªtica, cuando la base parlamentaria de su Gobierno, el PMBD, vot¨® su cese, en un juicio pol¨ªtico (impeachment). As¨ª se abri¨® el camino al Gobierno transitorio de su vicepresidente, Michel Temer, quien lideraba justamente la agrupaci¨®n que le abandonaba.
El llamado proceso de 'lavajato' ha cumplido ya tres a?os de periplo judicial
Las investigaciones estaban centradas en los Gobiernos del PT y pon¨ªan al expresidente Lula en una situaci¨®n muy comprometida, de la cual aun no ha salido. Ahora, la situaci¨®n se ha generalizado, desde que el ministro del Supremo Tribunal Judicial Edson Fachin, vinculado originalmente al PT, ha abierto las declaraciones premiadas de los empresarios convictos de delitos y formulado una lista de acusaciones que incluye a todos los expresidentes, a ocho ministros y a 71 legisladores.
Como suele pasar en estos casos, los empresarios presos han tratado de mejorar su posici¨®n judicial denunciando abiertamente las contribuciones que hicieron a los partidos pol¨ªticos. Desgraciadamente, all¨ª hay de todo: desde contribuciones normales para gastos electorales a otras il¨ªcitas aunque no necesariamente conocidas en su naturaleza por los partidos beneficiarios y, por supuesto, sobornos delictivos.
Se profundiza as¨ª la situaci¨®n de descr¨¦dito de la vida pol¨ªtica brasile?a. Todo est¨¢ bajo sospecha
Se profundiza as¨ª la situaci¨®n de descr¨¦dito de la vida pol¨ªtica brasile?a. Todo est¨¢ bajo sospecha. Luego de cinco gobiernos en que se alternaron, por vez primera, dos grandes partidos, el PSBD (socialdemocracia cuya figura principal ha sido Fernando Henrique Cardoso) y el PT (liderado por Lula da Silva), se entra ahora en un mundo de incertidumbre. Algo parecido ocurri¨® en 1989, cuando lleg¨® a la presidencia Fernando Collor de Melo, quien desde un peque?o partido logr¨® aglutinar una fuerte mayor¨ªa para superar a Lula, por entonces mirado como un sindicalista radical.
En octubre del a?o venidero hay elecciones presidenciales y en este clima la ciudadan¨ªa entrar¨¢ en una gran neblina. Dif¨ªcilmente ¨Ccomo ser¨ªa deseable- la justicia haya condenado a los responsables y cerrado la causa de quienes hoy son acusados gen¨¦ricamente, sin evidencias palpables. Los discursos antipol¨ªticos, de tan mala historia, se impondr¨ªan hoy, llevando al Gobierno a quienes agotan su visi¨®n en el rechazo a lo que existe (as¨ª lleg¨® Berlusconi al poder, luego de la tangent¨®polis italiana, que acab¨® con los partidos que hab¨ªan democratizado el pa¨ªs luego del fascismo).
No hay duda de que la justicia brasile?a ha dado un ejemplo de independencia. Tampoco la hay de que los niveles de corrupci¨®n a los que se hab¨ªa llegado eran inimaginables. El tema ahora es que esa misma justicia, transformada en ¨¢rbitro de la vida institucional de Brasil, debiera procurar el camino para despejar el trigo de la paja, terminar con su bienvenida operaci¨®n de limpieza, pero, asimismo, preservar la vida de los partidos y el honor de quienes hoy han sido salpicados por un aluvi¨®n en que todo se ha mezclado, el barro con el agua, la suciedad con la limpieza, el valor de las instituciones con la conducta de las personas.
Julio Mar¨ªa Sanguinetti fue presidente de Uruguay.
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