Dos tazas, mala receta
Es preferible seguir una estrategia conciliadora con Londres ante el inicio de las negociaciones del 'Brexit'
A los dos d¨ªas del refer¨¦ndum sobre el Brexit, escrib¨ª en este mismo peri¨®dico que en la negociaci¨®n, el Reino Unido practicar¨ªa ¡°un comprensible cherry picking¡±. No hac¨ªa falta ser muy sagaz, pues ¨¦ramos muchos los que pens¨¢bamos as¨ª. Pod¨ªamos discrepar sobre cu¨¢les ser¨ªan las cerezas elegidas pero est¨¢bamos seguros de que, entre ellas, no estar¨ªa la libre circulaci¨®n de personas. Llama la atenci¨®n que las Orientaciones aprobadas por el Consejo Europeo el 29 de abril, para rechazar de plano la pretensi¨®n brit¨¢nica, empleen esa expresi¨®n coloquial en el primer principio fundamental: ¡°there can be no cherry picking¡±.
En contra de lo que muchos cre¨ªan, las Orientaciones dejan claro que los 27 quieren que el Brexit no se produzca como un desenganche progresivo de la UE, mediante per¨ªodos transitorios que concluyan con la inaplicaci¨®n para Reino Unido de determinados paquetes normativos. Lo que quiere la UE es que, a partir de un determinado momento, el ordenamiento jur¨ªdico de la UE deje de aplicarse, por completo, en el territorio de Reino Unido, y a Reino Unido, a sus ciudadanos y a sus empresas, fuera de su territorio. Es decir, que Reino Unido, un d¨ªa determinado, se baje del tren de la UE, con todo su equipaje, y tome un nuevo convoy.
El problema es que parte de ese equipaje es nuestro, del resto de la UE: desde nuestros conciudadanos residentes en Reino Unido hasta las empresas de la UE que exportan (e importan) bienes y servicios a los dominios de Su Graciosa Majestad.
Por eso la cuesti¨®n capital es qu¨¦ tren va a querer tomar Reino Unido, y qu¨¦ tren est¨¢ dispuesto a facilitarle la UE para que ¨Cen beneficio de todos- contin¨²e el viaje. ?Un tren como los que ya existen, o uno fabricado a la medida, y, en este caso, con qu¨¦ materiales y facilidades?
Los existentes modelos de tren que m¨¢s se parecen al que ocupa actualmente Reino Unido ¡ªlo ha dicho en estas p¨¢ginas J.C. Piris¡ª no satisfar¨¢n a los negociadores brit¨¢nicos porque, tanto el modelo noruego como el suizo, aunque enganchan casi todos los vagones que quiere Reino Unido (libre circulaci¨®n de mercanc¨ªas, libre prestaci¨®n de servicios y libre circulaci¨®n de capitales) arrastran tambi¨¦n el de la libre circulaci¨®n de personas (con mayor o menor carga), origen del resultado negativo del refer¨¦ndum. El modelo general de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio, es tan elemental que equivaldr¨ªa a tratar a Reino Unido como a China. Y el reciente modelo de relaciones UE-Canad¨¢, es, al fin y al cabo, un traje a la medida. A la postre, tambi¨¦n para Reino Unido estamos abocados a medir, cortar, hilvanar, forrar, coser y planchar, entre unos y otros, un traje nuevo, porque as¨ª nos conviene a todos.
Lo que ser¨ªa un disparate es que la negociaci¨®n terminara sin un acuerdo sobre el marco futuro de las relaciones entre la UE y Reino Unido
Las Orientaciones subrayan, desde el primer p¨¢rrafo, la l¨®gica indivisibilidad de las cuatro libertades que conforman el Mercado ?nico, y excluyen la posibilidad de que Reino Unido elija la ¡°opci¨®n de una participaci¨®n por sectores¡±. Solo cabe, pues, afrontar una negociaci¨®n compleja y dif¨ªcil, en la que el acceso al mercado ¨²nico ¨Cexcluida la libre circulaci¨®n de personas- sea compensado, por ejemplo, con concesiones brit¨¢nicas de derechos de pesca en sus aguas, o con el favorecimiento del acceso a su mercado de nuestros productos agr¨ªcolas. (Son solo ejemplos, y no m¨ªos, sino de Ian Forrester, actual juez brit¨¢nico en el Tribunal General de la Uni¨®n Europea).
Lo que ser¨ªa un disparate es que la negociaci¨®n terminara sin un acuerdo sobre el marco futuro de las relaciones entre la UE y Reino Unido. La propia Theresa May ha matizado recientemente su discurso de Lancaster House. El sentir de los empresarios brit¨¢nicos lo acaba de expresar sin ambig¨¹edades la directora general de la Confederation of British Industry: ¡°terminar las negociaciones sin un acuerdo no puede ser el plan B sino el plan Z¡±.
Como escrib¨ªa recientemente, en estas mismas p¨¢ginas, J.H.H. Weiler, maestro de europe¨ªstas, hay que distinguir entre formar parte del Mercado ?nico y tener acceso al mismo. Lo primero, implica participar en la elaboraci¨®n de sus normas ¨Cimposible para un Estado no miembro- pero lo segundo ya lo concede la UE, en mayor o menor medida, a otros pa¨ªses como los citados. Es impensable que no lo obtenga Reino Unido, en beneficio de todos: sus y nuestros ciudadanos; sus y nuestras empresas; sus y nuestros inversores; sus y nuestras administraciones.
Lo malo es que, para complicar las cosas ¨Cy, quiz¨¢s, por aqu¨ª deber¨ªamos haber comenzado- las Orientaciones sientan el principio seg¨²n el cual, del futuro marco solo se comenzar¨¢ a hablar cuando concluya la primera fase de negociaci¨®n y se establezcan las condiciones y el precio de la retirada ordenada (salvo que el Consejo Europeo ¡°decida que se ha avanzado lo suficiente en la primera fase¡±).
De modo que las Orientaciones parecen inspiradas en el dicho castellano ¡°?No quieres caldo? Pues toma dos tazas¡±. Busco traducciones en internet y encuentro ¨¦sta, inesperada, pero no muy desacertada desde la perspectiva del que debe tragarlas: ¡°Life is unfair¡±. No dir¨ªa yo que puedan exclamar eso ahora los brit¨¢nicos, pues ellos solitos se metieron en este jard¨ªn, aunque la mala gesti¨®n en los ¨²ltimos tiempos por la UE de los problemas relacionados con los movimientos de personas desde dentro y fuera de la Uni¨®n ¨Cproblemas muy distintos- haya podido ser el detonante de esta crisis.
Pero dos tazas de caldo me parece una mala receta para iniciar las negociaciones. Coincido con el tono mucho m¨¢s conciliador de nuestro Ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, en recientes declaraciones. Y con la conclusi¨®n de Weiler en el art¨ªculo citado: ¡°Espa?a, la ni?a prodigio actual de Europa, con un nuevo ministro de Exteriores que es un profesional de su oficio y en un momento de relativa estabilidad pol¨ªtica y econ¨®mica,¡, puede contribuir a determinar el futuro de Europa¡±. Why not?
Santiago Mart¨ªnez Lage es diplom¨¢tico, abogado y ¨¢rbitro. Asesor¨® a la Delegaci¨®n espa?ola en las negociaciones de adhesi¨®n a las Comunidades Europeas.
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