De las sandalias con calcetines al ¡®burka¡¯
Tormenta en Alemania por la defensa de un ministro de la ¡°cultura dominante¡± en el pa¨ªs
Una palabra del ministro de Interior ha bastado para abrir la espita y desatar un ejercicio de introspecci¨®n nacional en Alemania. ¡°Leitkultur¡± significa algo as¨ª como ¡°cultura dominante¡±. El contexto ha sido una entrevista en el diario Bild, en la que el ministro Thomas de Maizi¨¨re ha venido a decir que los alemanes no deben avergonzarse de su patriotismo y que los inmigrantes que vivan aqu¨ª deben respetar la llamada leitkultur.Se ha animado incluso con un dec¨¢logo, que aspira a condensar en qu¨¦ consiste ser alem¨¢n: ¡°Aqu¨ª, las manos entre personas de igual o distinto sexo se estrechan, los nombres se dicen [aunque a las mujeres a¨²n se las conozca por el nombre de su marido] y las caras deben verse y no taparse¡±.
El tema de la identidad nacional en Alemania es todav¨ªa un tema peliagudo por el que a excepci¨®n de la extrema derecha, se acostumbra a pasar de puntillas. Porque los sentimientos patri¨®ticos tienen todav¨ªa un encaje complicado en un pa¨ªs en el que la evocaci¨®n del pasado nazi y las derivas nacionalistas m¨¢s peligrosas es casi autom¨¢tica. Ante tanta densidad, hay quienes han optado por recurrir al humor. En las redes, han empezado a colgar fotos de calcetines con sandalias y de alemanes fornidos vestidos con lederhosen, los t¨ªpicos pantalones cortos de cuero con tirantes. Pero m¨¢s all¨¢ del pitorreo, pol¨ªticos e intelectuales han puesto el grito en el cielo ante un debate que consideran innecesario, excluyente y que destila un cierto aroma electoralista con los comicios previstos para despu¨¦s del verano.
El fil¨®sofo J¨¹rgen Habermas, indignado, ha animado a los musulmanes en una columna a no darle la mano al ministro, porque la cultura es algo vivo, que definen todos los que viven en una democracia, vengan de donde vengan. Desde las filas socialistas se oyeron duras cr¨ªticas y las hubo tambi¨¦n incluso desde la CDU de Merkel, el partido del ministro. Pero a pesar del previsible viento en contra, probablemente De Maizi¨¨re ech¨® sus cuentas a pol¨ªticas y le salieron a favor. El ambiente es ciertamente propicio para triunfar apelando a las emociones patri¨®ticas.
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