Macron, el cambio sin riesgo
El nuevo presidente franc¨¦s encarna el viejo sue?o centrista de superar la divisi¨®n entre izquierda y derecha. Frente a su programa europe¨ªsta y moderado, podemos esperar una oposici¨®n radical y una demagogia virulenta
He aqu¨ª pues al octavo presidente de la Quinta Rep¨²blica al pie del ca?¨®n. Evaluemos en primer lugar la proeza de aquel que, en opini¨®n de algunos de los que lo han apoyado, no deja de ser un ¡°desconocido¡± en el mundo de la pol¨ªtica. Para unos, es el heredero de Fran?ois Hollande, es decir, una figura de la izquierda reformista. Para otros, es la encarnaci¨®n del capitalismo ¡°olig¨¢rquico¡±, es decir, una figura de la derecha m¨¢s antisocial.
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Un bicho raro, en cualquier caso, que no obstante asegura ser capaz de arrastrar a ¡°lo mejor de la izquierda y lo mejor de la derecha¡±. En este sentido, puede ser visto como el hombre que encarna por fin el viejo sue?o centrista (superar la divisi¨®n izquierda-derecha). Antes que ¨¦l, ya lo hab¨ªan encarnado Val¨¦ry Giscard d¡¯Estaing y Raymond Barre, en el centroderecha, y Jacques Delors, en el centroizquierda. Este ¨²ltimo renunci¨® tras reconocerse incapaz de conformar una nueva mayor¨ªa m¨¢s all¨¢ de la izquierda. Sin embargo, Macron se distingue de sus ilustres predecesores en lo fulgurante de su trayectoria: fund¨® un movimiento partiendo de cero y un a?o m¨¢s tarde es investido presidente.
Entre una cosa y otra, abandon¨® el Gobierno, aunque no sin antes marcar su territorio (ley Macron). Su an¨¢lisis era correcto: la vida pol¨ªtica sigue a la econom¨ªa schumpeteriana de nuestros d¨ªas; en efecto, estamos viviendo una fase de deconstrucci¨®n/reconstrucci¨®n. Ahora bien, lo que enseguida le granje¨® la simpat¨ªa de la opini¨®n p¨²blica fue la poderosa aspiraci¨®n a la renovaci¨®n que ha marcado la campa?a electoral. Macron ha sabido encarnarla, ayudado, eso s¨ª, por un incre¨ªble concurso de circunstancias; a saber: el fracaso de Alain Jupp¨¦, la retirada del presidente saliente (a la que ¨¦l mismo contribuy¨®), el fracaso de Manuel Valls y los ¡°accidentes¡± que fueron, cada uno a su manera, Fran?ois Fillon y Beno?t Hamon.
Las legislativas aclarar¨¢n el sentido del mandato que ha recibido el presidente electo
Pregunta: ?la loca apuesta que representa su planteamiento terminar¨¢ llegando a buen puerto? As¨ª lo cree Macron bas¨¢ndose en las elecciones precedentes. Los franceses no suelen retractarse a solo unas semanas de intervalo; por el contrario, dan a aquel que han elegido los medios para gobernar: una mayor¨ªa en la Asamblea Nacional. Solo existe un contraejemplo: el de la reelecci¨®n de Fran?ois Mitterrand en 1988, que vino precedida de la c¨¦lebre consigna seg¨²n la cual ¡°no es bueno que gobierne un solo partido¡±.
Y as¨ª fue como Michel Rocard se convirti¨® en el plusmarquista absoluto de la utilizaci¨®n del art¨ªculo 49-3. Si ocurriera algo similar, y ante una Asamblea heterog¨¦nea, Macron tendr¨ªa que organizar una coalici¨®n o asumir una cohabitaci¨®n.
Es la hip¨®tesis que maneja la derecha de gobierno. El resultado de esta formaci¨®n en la primera vuelta de las elecciones presidenciales ha sido m¨¢s una consecuencia de la imagen de Fillon y del impacto de su programa ¡ªha sido el primer pol¨ªtico de derechas que ha pretendido cuestionar frontalmente el nivel del Estado de bienestar¡ª que el reflejo del verdadero peso de la derecha en el pa¨ªs. En este supuesto, Macron sufrir¨ªa las consecuencias de la desorganizaci¨®n de la izquierda reformista, gran ausente de esta campa?a desde la retirada de Hollande.
En todo caso, las elecciones legislativas van a permitir aclarar el sentido del mandato que ha recibido Macron, m¨¢s all¨¢ del dique contra la extrema derecha que ha desviado hacia ¨¦l un voto obligado. ?l mismo se ha comprometido a llevar a cabo una alternancia profunda y verdadera. En realidad, el nuevo presidente encarna m¨¢s bien una promesa de ¡°cambio dentro de la continuidad¡±, como habr¨ªa dicho Georges Pompidou. Es la esperanza de un cambio sin riesgo. Y este es precisamente su m¨¦rito: no haber prometido poner Francia patas arriba, sino trabajar a partir de la base preexistente, consolidada sobre todo por Hollande, y aportarle los cambios y mejoras necesarios.
El l¨ªder? va a sufrir las consecuencias de la desorganizaci¨®n de la izquierda reformista
As¨ª, en materia de econom¨ªa, podr¨¢ apoyarse en los primeros resultados de la pol¨ªtica de su predecesor y acelerarlos con ayuda de un semipl¨¢n de reactivaci¨®n (reducci¨®n de 10.000 millones en impuestos para las empresas y otros 10.000 millones para los particulares). Y su reforma del C¨®digo Laboral no va mucho m¨¢s lejos que la ley El Khomri. A modo de compensaci¨®n, Macron aportar¨¢ una ayuda significativa a todas las profesiones que, todav¨ªa hoy, no est¨¢n cubiertas por el seguro de desempleo.
En cambio, frente a este programa moderado ¡ªliberal, social y europeo¡ª, sin duda debemos esperarnos una oposici¨®n radical y, sobre todo, una demagogia virulenta por parte de los extremos del arco parlamentario. ?Pues qu¨¦ otro significado pol¨ªtico podemos darle al brutal comportamiento de Marine Le Pen durante el cara a cara televisado, sino el de intentar disputarle a Jean-Luc M¨¦lenchon el monopolio de la ira? Ira que los extremos, en lugar de canalizar, no han tardado en transformar en odio. Por tanto, el riesgo de escalada es patente, tambi¨¦n en la calle.
El ejercicio del poder es hoy m¨¢s peligroso que nunca. Porque la demanda pol¨ªtica por parte de los ciudadanos-consumidores ha dejado de ser un¨ªvoca. A derecha y a izquierda. De hecho, toma prestados elementos de la una y de la otra. Es compleja, diversificada, corporativizada. Y no hay una Francia acomodada y abierta, por un lado, que se opondr¨ªa a una Francia precarizada y cerrada, por el otro. Hay m¨²ltiples fracturas que se entrecruzan y se entrechocan: territorial, cultural, categorial, identitaria...
En cualquier caso, la elecci¨®n de Emmanuel Macron es esperanzadora. Mediante la renovaci¨®n, puede aportar una parte de la respuesta a la crisis de representaci¨®n que sufre el pa¨ªs. Mediante su optimismo, puede permitir que Francia d¨¦ carpetazo al declivismo que la corroe, restaurando as¨ª una confianza que es el mejor est¨ªmulo para el crecimiento. Mediante una ambici¨®n europe¨ªsta renovada, puede ser el hombre de la reconciliaci¨®n con ese gran proyecto hist¨®rico. Pero deber¨¢ guardarse mucho de olvidar esto: en v¨ªsperas del quinquenio de Hollande, la preocupaci¨®n principal de los franceses era el paro. En el umbral de este nuevo quinquenio, sigue siendo la misma: el paro. Solo el resultado contar¨¢.
Jean-Marie Colombani fue director de Le Monde.
Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez Silva.
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