Abracadabra, cerebro
APOLLO ROBBINS es considerado uno de los carteristas m¨¢s h¨¢biles del mundo, capaz de birlarle a uno cualquier cosa con tal rapidez que es imposible cazarle con la vista. Pero no es un ladr¨®n. Es uno de los magos m¨¢s famosos de Estados Unidos. Uno de sus juegos de manos m¨¢s sencillos: trastear con una moneda con los dedos de su mano izquierda y cogerla con la derecha. Abre esa mano y la moneda se ha desvanecido. Sabemos que es un truco, pero no conseguimos pillarlo. La espa?ola Susana Mart¨ªnez-Conde, directora del laboratorio de Neurociencia Integrada de la Universidad Estatal de Nueva York, se propuso averiguarlo. Coloc¨® a siete personas en su laboratorio frente a una pantalla donde se proyectaba un v¨ªdeo en el que Robbins ejecutaba el truco y grab¨® sus movimientos oculares. ¡°Robbins hab¨ªa observado que al quitarle algo a alguien su atenci¨®n se desviaba de forma distinta dependiendo de si el movimiento de su mano era curvo o rectil¨ªneo¡±.
Los resultados mostraron, por ejemplo, que cuando Robbins sustra¨ªa la moneda y ejecutaba un movimiento recto en el aire con su mano derecha (que no ten¨ªa la moneda), las pupilas de los observadores fijaban su atenci¨®n al principio y al final del movimiento, pero en medio de la trayectoria pr¨¢cticamente ¡°eran ciegos¡±, dice esta investigadora. El cerebro se encarga de ¡°rellenar el hueco¡±. Los voluntarios volv¨ªan a fijarse despu¨¦s de realizado el truco en la mano izquierda (que s¨ª ten¨ªa la moneda).
Los magos saben c¨®mo enga?arnos usando trucos ¨®pticos, la iluminaci¨®n y el manejo del color.
El trabajo de Mart¨ªnez-Conde, coautora de Los enga?os de la mente (Booket, 2013), y su equipo, publicado en la revista Frontiers in Human Neuroscience, inaugur¨® un nuevo campo, la neuromagia, que investiga la manera en la que los magos profesionales se aprovechan de una facultad tan desconocida y habitual del cerebro humano: su capacidad para enga?arnos continuamente. Por el m¨¦todo del ensayo y error, averiguan qu¨¦ trucos funcionan y desechan los que no.
Que el cerebro nos enga?a no tiene por qu¨¦ ser una desventaja, seg¨²n esta experta. Aunque el asunto les venga de f¨¢bula a los magos. No hay una zona especial de la corteza cerebral donde se procesen las ilusiones logrando que parezcan verdaderas. Para crear esta nueva especialidad cient¨ªfica, mezcla de neurociencia y arte, Mart¨ªnez-Conde y los suyos iniciaron hace m¨¢s de 10 a?os una colaboraci¨®n con algunos de los mejores magos, especialmente James Randi, la pareja formada por Pen & Teller, Mac King o el Gran Tomsoni, en la capital mundial de la magia, Las Vegas, con objeto de llevar su trabajo al laboratorio.
Aunque el m¨¢s famoso de todos ellos sigue siendo Harry Houdini, en opini¨®n de Miguel ?ngel Delgado, comisario de la exposici¨®n Houdini. Las leyes del asombro, de la sede madrile?a de la Fundaci¨®n Telef¨®nica (hasta el pr¨®ximo 28 de mayo). Houdini dej¨® boquiabierto al p¨²blico en el hip¨®dromo de Nueva York en 1918 al lograr la desaparici¨®n de Jennie, una elefanta de 2,7 toneladas. ¡°La tapaba con una cortina, disparaba al aire, ca¨ªa la cortina y el animal desaparec¨ªa¡±, explica Delgado. Los magos saben c¨®mo enga?arnos usando trucos ¨®pticos, la iluminaci¨®n y el manejo del color. Nadie mejor que ellos a la hora de lograr que nuestro cerebro trabaje a su favor, y Houdini lo ten¨ªa muy claro. Delgado concluye con una de las citas del inventor del escapismo: ¡°Lo que los ojos ven y lo que los o¨ªdos oyen es lo que la gente cree¡±.
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