Ser ni?a en M¨¦xico es un peligro
Cada d¨ªa siete mujeres son asesinadas en M¨¦xico y muchas m¨¢s desaparecen
Diana Ang¨¦lica Casta?eda Fuentes ten¨ªa 14 a?os ese s¨¢bado en septiembre de 2013, cuando sali¨® para ver a una amiga, a unos pocos kil¨®metros de su casa. Ten¨ªa permiso para estar fuera hasta las ocho de la noche. Pero nunca regres¨®.
Su familia empez¨® a buscarla, pero no encontr¨® ninguna pista sobre d¨®nde pudo haber ido. La amiga dice que nunca lleg¨® y Mar¨ªa Eugenia Fuentes N¨²?ez fue a la polic¨ªa para reportar a su hija como desaparecida. ¡°No me quer¨ªan recoger la denuncia, porque estaban en cambio de turno. Pero vieron que yo estaba desesperada y ¡ªDios ha sido muy grande conmigo¡ª se acerc¨® uno de los ministeriales y me levant¨® el acta. Pero desgraciadamente hab¨ªa que esperar 72 horas para la b¨²squeda¡±, dice con un suspiro profundo.
Las primeras horas despu¨¦s de una desaparici¨®n son el momento m¨¢s cr¨ªtico para poder encontrar a la persona con vida. A pesar de eso, la respuesta est¨¢ndar de la polic¨ªa es que la ni?a o mujer desaparecida probablemente ¡°se ha ido con su novio", y que las familias tienen que esperar tres d¨ªas antes de que puedan ayudarles.
En todo M¨¦xico existen grupos criminales que se dedican desde el tr¨¢fico de drogas y la extorsi¨®n hasta la trata de personas y la prostituci¨®n infantil. Una y otra vez se ha revelado que pol¨ªticos y polic¨ªas de alto nivel han estado vinculados con el crimen organizado. La corrupci¨®n es constante.
Las primeras horas tras la desaparici¨®n son claves para investigar, pero la polic¨ªa no comienza a hacerlo hasta transcurridos tres d¨ªas
El Estado de M¨¦xico tiene uno de los ¨ªndices de criminalidad m¨¢s altos del pa¨ªs. En 2015 fue el que report¨® m¨¢s asesinatos y la violencia contra las mujeres ha hecho famosa a la regi¨®n. Solamente el a?o pasado al menos 260 mujeres fueron asesinadas all¨ª, y muchos de los cuerpos ten¨ªan se?ales de tortura.
Adem¨¢s de los feminicidios, est¨¢n todas las desaparecidas. Las hijas, hermanas y madres que salieron a la tienda de la esquina o que estaban en camino a la escuela o el trabajo. Las que nunca regresaron. Las que quedan sin explicaci¨®n.
La cara de Fabi¨¢n Hern¨¢ndez S¨¢nchez est¨¢ ba?ada en l¨¢grimas. Su hermana lleva una semana desaparecida y le cuesta ocultar su desesperaci¨®n y su miedo cuando cuenta lo que le ha dicho la polic¨ªa. ¡°Lo que me comentan es que no pueden realizar alguna actividad a¨²n porque la informaci¨®n que les doy es muy escasa. Me dicen que tengo que darles datos m¨¢s s¨®lidos para empezar a hacer su trabajo, a investigar.¡±
Su hermana Carolina tiene 26 a?os y desapareci¨® un lunes despu¨¦s de dejar a sus hijos, de cuatro y seis a?os, en la prescolar. Seg¨²n Fabi¨¢n, nunca antes hab¨ªa dejado de ir a recoger a sus ni?os, pero cuando fue a denunciarlo, tuvo la respuesta de siempre: hab¨ªa de esperar las horas reglamentarias antes de que la polic¨ªa pudiera ayudarle. ¡°No se sabe con qui¨¦n est¨¢ mi hermana, si la han secuestrado o si se ha ido de casa por voluntad propia¡±, contin¨²a.
Ante la ausencia de una investigaci¨®n policial, Fabi¨¢n ha pasado los ¨²ltimos d¨ªas en la calle, busc¨¢ndola ¨¦l mismo. La gente le dice que es peligroso, pero cree que no tiene otra opci¨®n. ¡°Me lleg¨® una pista. Me han dicho que la han visto con un sujeto al cual he buscado, pero no tengo resultados¡±, dice sollozando.
Su flequillo casi le cubre los ojos, que brillan por las l¨¢grimas. Ha ido a la polic¨ªa con la informaci¨®n que tiene, pero ah¨ª le dicen que necesitan algo m¨¢s concreto: un n¨²mero de tel¨¦fono o una direcci¨®n. Fabi¨¢n explica que tiene miedo y que ya no conf¨ªa en nadie. ¡°La verdad, ahorita no s¨¦ ni quien puede ayudarme, si las autoridades no lo hacen.¡±
Viviana Muci?o M¨¢rquez, del Observatorio Ciudadano Contra la Violencia, Desaparici¨®n y Feminicidio en el Estado de M¨¦xico, afirma que la falta de voluntad y capacidad de la polic¨ªa y los fiscales es un punto clave para la alta tasa de criminalidad en el Estado de M¨¦xico. Muchos de los culpables quedan impunes.
¡°Se ha naturalizado la violencia. La mayor¨ªa de los feminicidios son por parte de las parejas y nosotros vemos el miedo que tienen ellas para denunciar, tambi¨¦n por esta violencia institucional¡±. Explica que el riesgo de que las autoridades no les tomen en serio y que no se apliquen las medidas apropiadas hace que muchas mujeres que viven en una situaci¨®n violenta regresen con sus parejas, que en los peores casos las matan. En todo el pa¨ªs se calcula que siete mujeres son asesinadas cada d¨ªa.
Diana, que sali¨® para ver a su amiga, era como cualquier otra adolescente. Le gustaba tomarse selfies, cantar y estar con su gente. Detr¨¢s de una cara a veces seria, a menudo se ocultaba una broma. ¡°Era muy buena compa?era y como hija, m¨¢s que nada era mi c¨®mplice. Siempre estaba conmigo¡±, recuerda Mar¨ªa Eugenia. Se nota que la falta de Diana es lo que m¨¢s le duele. Hablando de su hija, de c¨®mo era, su voz se quiebra. ¡°Me acuerdo de ella y la necesito demasiado¡±, explica.
Mar¨ªa Eugenia no es una persona que se venga abajo con facilidad, pero necesita esforzarse para no llorar. Su vida ha cambiado completamente desde el momento que supo que su hija no hab¨ªa llegado a casa. Al principio le costaba creerlo y se dijo que todo era una pesadilla. Desde un principio dej¨® su trabajo para dedicarse completamente a tratar de averiguar qu¨¦ hab¨ªa pasado, a visitar autoridades y obligarlas a trabajar en el caso. ¡°Yo no s¨¦ c¨®mo pas¨¦ ese a?o. La verdad es que los primeros seis meses fueron como flotar, d¨ªa a d¨ªa era una lucha por levantarme, por vivir. De hecho, no com¨ªa, solo a la fuerza porque me dec¨ªan que ten¨ªa que comer¡±.
Solamente el a?o pasado por lo menos 258 mujeres fueron asesinadas en el Estado de M¨¦xico, y muchos de los cuerpos ten¨ªan se?ales de tortura
Seguir viviendo en su propia casa se volvi¨® econ¨®micamente imposible. Despu¨¦s de medio a?o la vendi¨® para ir a vivir con su madre, ya que dejar la investigaci¨®n totalmente en las manos de las autoridades ni se le pasaba por la cabeza. ¡°Es otro de los problemas, que si uno como pap¨¢ no hace las investigaciones, si uno como pap¨¢ no exige resultados, no hay respuestas¡±, dice.
Fabi¨¢n, Carolina y los hijos de ella viven con su hermano Oswaldo y su padre en una parte marginada de Ecatepec, que es uno de los municipios del Estado de M¨¦xico m¨¢s afectados por la violencia. Aqu¨ª, el color que domina es el gris. La calle de terracer¨ªa, las casas construidas poco a poco con lo que hay, ¨²nicamente rompen la monoton¨ªa los colores opacos de un grafiti. En su casa, el cuarto de Carolina y sus hijos est¨¢ a la derecha. A la izquierda, en la cocina, muestra a su hermano m¨¢s peque?o, Oswaldo, de 19 a?os, que ha crecido all¨ª. ¡°Hay mucho desorden, esta es una zona donde la droga se expande muy r¨¢pido. Hay muchas personas que psicol¨®gicamente no est¨¢n bien¡±, relata.
Dej¨® la preparatoria en segundo grado, por problemas con las drogas y peleas, pero dice que ya est¨¢ mejor, en buena parte gracias a su hermana. Su mam¨¢ ya no vive con ellos, y su pap¨¢ tiene problemas de salud, sobre todo desde que alguien le dispar¨®, pocos meses antes de la desaparici¨®n de Carolina.
A los 12 d¨ªas, la familia se enter¨® de que se hab¨ªa encontrado otro cuerpo en Ecatepec. Fabi¨¢n ya hab¨ªa ido a la morgue varias veces en las ¨²ltimas semanas, pero esta vez s¨ª identifica a su hermana. Las fotos del lugar donde el cuerpo fue encontrado, escondido detr¨¢s de un arbusto, cerca de una carretera, muestra c¨®mo la camiseta rosa es la ¨²nica prenda que queda m¨¢s o menos donde debe estar. Sus vaqueros y bragas quedan a la altura de los tobillos y el cuerpo tiene marcas de tortura y violencia sexual.
El funeral se llev¨® a cabo al d¨ªa siguiente. Un hombre pidi¨® que todos se abrazasen mientras recordaban a Carolina. Su familia llora en silencio, acompa?ada de amigos y vecinos. ¡°Pienso muchas cosas¡±, explica Oswaldo despu¨¦s. Se queda en silencio antes de continuar: ¡°Siento nostalgia, pero en s¨ª, no siento nada¡±.
Despu¨¦s del funeral Fabi¨¢n lucha contra oscuros pensamientos. Asegura que tal vez uno se acostumbre a vivir en una comunidad donde te roban un d¨ªa, donde se encuentra un cuerpo el pr¨®ximo y donde las drogas fluyen todos. Pero nunca se hab¨ªa imaginado c¨®mo era la situaci¨®n de las desapariciones y los feminicidios. ¡°S¨ª que hay mucha delincuencia y otras cosas aqu¨ª. Pero [sobre] la desaparici¨®n de personas¡ ahora voy abriendo los ojos¡±.
Pocas semanas despu¨¦s, un hombre con quien Carolina ten¨ªa una relaci¨®n es detenido por el asesinato. Seg¨²n varios testimonios, era violento antes de lo que pas¨®, pero niega haberla matado.
Las primeras huellas de Diana se presentaron a su familia un a?o despu¨¦s de la desaparici¨®n. Mar¨ªa Eugenia respira profundamente, pero cuenta sin temblar lo que la mayor¨ªa de la gente ni siquiera podr¨ªa imaginar en su peor pesadilla: ¡°Se encontraron nada m¨¢s su cabeza y sus pies. Entonces no pod¨ªan explicar realmente que fue lo que pas¨® con ella. Entonces la ¨²nica cosa que sab¨ªamos era que la hab¨ªan descuartizado. Se me vino a la mente que hab¨ªa sido tr¨¢fico de ¨®rganos¡±. Los restos fueron encontrados en un canal junto con partes de otros cuerpos, no lejos del lugar donde desapareci¨®. Las muestras de ADN mostraron las que pertenec¨ªan a Diana y meses despu¨¦s su familia fue informada de que un torso tambi¨¦n era de ella.
La investigaci¨®n sigue abierta, pero sin sospechosos. Tampoco se conoce el motivo del delito. Durante el primer a?o, Mar¨ªa Eugenia lleg¨® a pensar que Diana tal vez hab¨ªa sido v¨ªctima de trata. Hoy en d¨ªa, dentro del dolor, puede sentirse tranquila por saber que su hija no est¨¢ sufriendo. Pero no significa que olvide. ¡°Yo no voy a detener al proceso hasta que no haya un culpable¡±. Dice que no est¨¢ buscando venganza, que se trata de Justicia. ¡°Ya no voy a encontrar a mi hija, pero el d¨ªa de ma?ana puede ser otra ni?a. Y ni siquiera el d¨ªa de ma?ana, si no cada hora, cada momento se desaparece una. No quiero dejarlo as¨ª¡±.
Tiene las cifras de su lado. Mientras que ella sigue luchando por la justicia, contin¨²an las noticias y los gritos desesperados en busca de ayuda, en los peri¨®dicos locales y redes sociales. Otra chica ha desaparecido; otra mujer ha sido asesinada.
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