En Lavapi¨¦s hay Dragones
El f¨²tbol sirve para favorecer la tolerancia y el respeto en el barrio m¨¢s multicultural de Madrid. En este equipo juegan 32 nacionalidades
Raki Zaman (Sylhet, Bangladesh, 2003) viste una camiseta negra del Bar?a, con el n¨²mero 10 de Messi a la espalda. Lleva en Espa?a desde 2008 y estudia 2? de la ESO en el colegio San Alfonso del madrile?o barrio de Lavapi¨¦s. Junto a sus compa?eros, corre alrededor del campo de f¨²tbol del polideportivo de la Chopera de El Retiro, donde entrenan, dos veces por semana, los infantiles y los cadetes de los Dragones de Lavapi¨¦s.
Luis Serrano V¨¢zquez (Quito, Ecuador, 1968) es el entrenador y vigila que los chavales hagan las vueltas completas. Un poco m¨¢s all¨¢, su hijo Andr¨¦s sigue los ejercicios de otro grupo. Luis tiene una empresa de reformas pero eso no le impide dedicar su tiempo libre a entrenar. Lo que m¨¢s le gusta de este equipo es su faceta social. ¡°En este club tenemos chicos procedentes de 32 nacionalidades¡±, comenta. ¡°Muchos de ellos est¨¢n abandonados por su padres, que trabajan todo el d¨ªa o tienen problemas con el idioma. Se pasan el d¨ªa en la calle, expuestos a todo. El f¨²tbol les da un sentido de pertenencia, un nexo de uni¨®n, aprenden a creer que son importantes, que cuentan para alguien¡±.
No es una labor f¨¢cil la que realizan los entrenadores, muchas veces se ven obligados a intervenir en disputas familiares o entre los chavales. ¡°M¨¢s de una vez me he ido con sangre en las manos al tener que separar a algunos de ellos. Al principio hab¨ªa muchos conflictos entre los chicos: los africanos, los de Bangladesh, los latinos¡ Pero, poco a poco, est¨¢n aprendiendo a tolerarse y a vivir juntos. Al final, estamos consiguiendo que surja amistad entre ellos y que sepan c¨®mo comportarse. En definitiva, que sean mejores personas¡±.
En este club hay chicos procedentes de 32 nacionalidades
?ngel Berrocal (Madrid, 2001) corrobora las palabras del entrenador: ¡°En este equipo hay gente de todo el mundo, de distintas culturas y, a veces, no nos llevamos bien, pero lo importante es que ahora nos conocemos y ya no hay problemas¡±. Mateo Martin (Madrid, 2004), que juega en infantiles B y se queja de que pierden todos los partidos, comenta: ¡°A m¨ª, lo que m¨¢s me gusta de este equipo es que todos nos llevamos bien. Me da igual de d¨®nde sea cada uno¡±. Igual le sucede a Malcom X Amilcar Abuy (Madrid, 2006) que juega en los alevines A y le gusta ¡°aprender de otras culturas y otros idiomas¡±.
El barrio de Lavapi¨¦s es conocido en Madrid por su multiculturalidad. Gente llegada desde Marruecos, Ecuador, Colombia, China, Bangladesh, Senegal, Mali, Rumania¡ puebla sus calles, aunque dif¨ªcilmente se mezclan unos con otros. En la ¨²ltima d¨¦cada, los inmigrantes han pasado de ser algo m¨¢s de un tercio de su poblaci¨®n a algo menos de un cuarto, seg¨²n datos del Ayuntamiento. Este descenso es paralelo al aumento de j¨®venes de clase media que se instalan en la zona y que tambi¨¦n conviven con un 14% de vecinos de toda la vida, muchos de ellos mayores de 65 a?os, que son testigos privilegiados de la transformaci¨®n que sus calles han ido experimentando con la instalaci¨®n de tiendas regentadas por chinos, o de productos africanos y latinos, restaurantes de todos los rincones del mundo.
Las distintas tradiciones culturales o la precariedad en que viven algunos de sus vecinos (pisos pateras, personas sin papeles¡) han sido causa de choques y disputas. Pero no son los ¨²nicos problemas del barrio.
¡°El absentismo escolar es un tema que nos preocupa¡±, dicen Dolores Galindo y Ana S¨¢nchez Mora, cofundadoras, junto a Jorge Bola?os, del club deportivo los Dragones de Lavapi¨¦s. ¡°Hay ni?os que se saltan la escuela, pero nunca faltan a los entrenamientos, por lo que estos se convierten en un medio para contactar con ellos e intentar motivarles tambi¨¦n en los estudios¡±.
Jefferson Paredes Cede?o (Guayaquil, Ecuador, 1994) es otro de los entrenadores. Acaba de comenzar a trabajar como ayudante de camarero. Piensa que el f¨²tbol puede ¡°salvar a muchos de estos chicos, porque en nuestro barrio si no te dedicas a algo sano no sales adelante. Estamos en el centro y aqu¨ª no hay control ni vigilancia, aunque ahora la situaci¨®n ha mejorado un poco y hay m¨¢s polic¨ªa. Aqu¨ª hay mucha droga y estos ni?os, que vienen de entornos dif¨ªciles, que se pasan la vida en la calle, ven ese ejemplo y lo siguen. Gracias al f¨²tbol se centran y siguen estudiando, lo que supone una meta para ellos".
Los Dragones de Lavapi¨¦s se mantienen gracias a la cuota de 10 euros mensuales que pagan los chicos
Todas estas realidades las tuvieron en cuenta Jorge, Dolores y Ana cuando fundaron el club con el fin de ofrecer actividades extraescolares gratuitas a los ni?os y j¨®venes del barrio. Viendo la riqueza que supon¨ªa vivir en un ambiente tan multicultural decidieron que sus hijos disfrutaran de ¨¦l. En el colegio p¨²blico en el que coincidieron crearon el Club Tagore, que fue el origen de un documental sobre el Rastro realizado por los ni?os y de un evento de poes¨ªa para celebrar el centenario del poeta bengal¨ª.
De ah¨ª surgi¨® la idea del f¨²tbol, cuando se dieron cuenta de que la mayor¨ªa de los ni?os del barrio no pod¨ªa permitirse el estar en una escuela de f¨²tbol, por el coste o por no haber ninguna en la zona, o que en las pistas del Casino de la Reina, las ¨²nicas canchas deportivas de Lavapi¨¦s, las leyes jer¨¢rquicas no escritas hac¨ªan que los mayores casi no permitieran jugar a los m¨¢s peque?os. As¨ª naci¨® el club de futbol Dragones de Lavapi¨¦s que participa en las distintas categor¨ªas de la liga municipal de Madrid.
Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los Dragones es a la falta de infraestructura deportiva que sufre el barrio. Alternan las canchas del Casino de la Reina con las de la Chopera del Retiro, que pueden utilizar cuatro horas a la semana, y un solar de la calle Embajadores 18, que les ha cedido el Ayuntamiento para que entrenen los m¨¢s peque?os. Este lo han tenido que acondicionar ellos mismos y cada tarde tienen que limpiarlo de colillas y otras basuras que los vecinos tiran desde las ventanas de los edificios que lo rodean. No cuenta con luz, por lo que cuando comienza a oscurecer colocan unas l¨¢mparas de camping detr¨¢s de las porter¨ªas para que los chavales puedan seguir jugando.
Souad trabaja de cajera en un supermercado del barrio y acompa?a a su hijo Ahmad (Madrid, 2009) al entrenamiento. Se queja de la dificultad que tienen los ni?os de Lavapi¨¦s para practicar deporte. Por eso, conocer a los Dragones fue una gran ayuda para ella. ¡°Es el ¨²nico equipo del barrio, est¨¢ cerca y adem¨¢s es accesible, que eso tambi¨¦n es muy importante¡±, comenta.
Son pocas las chicas que se ven en los equipos, que son mixtos hasta llegar a la categor¨ªa cadete. Violeta Bola?os (Barbastro, 2004) dice que intentan que haya m¨¢s, "pero la mayor¨ªa prefiere otros deportes, como el voleibol. Ten¨ªamos una que pas¨® a la categor¨ªa cadete, pero como ah¨ª los equipos ya no pueden ser mixtos, se fue a un equipo femenino¡±.
Olga Balseiro (San Petersburgo, 2004) juega al f¨²tbol porque le divierte. ¡°Antes no me gustaba, pero lo prob¨¦ en el cole. Primero jugaba de defensa y luego entr¨¦ en este equipo y les dije que quer¨ªa ser portera, me aceptaron y aqu¨ª estoy¡±. Jeni Villareal (Madrid, 2003) explica: ¡°A veces los chicos se meten con nosotras, dicen que somos muy malas y que dejemos de jugar, pero yo no les hago caso y sigo jugando, s¨¦ que lo que dicen no es verdad¡±.
Muchos de los chicos sue?an con llegar a ser jugadores profesionales. Raki, que es el m¨¢ximo goleador de su equipo, los cadetes (que van los primeros de la clasificaci¨®n), afirma: ¡°Quiero ser futbolista y conf¨ªo mucho en m¨ª mismo, por lo que voy a serlo¡±. Su padre, Aminuz, quien trabaja en Mercamadrid, prefiere que el hijo estudie porque ¡°hay mucha agente que quiere jugar, por lo que le va a ser muy dif¨ªcil¡±. El chico responde: ¡°Yo hago las dos cosas y si no llego a ser futbolista, ser¨¦ periodista deportivo¡±.
Youssef Houri (Madrid, 2001) estudia un ciclo de Formaci¨®n Profesional b¨¢sica en electricidad y electr¨®nica y tambi¨¦n quiere ser futbolista. ¡°Pero seguro que ser¨¦ electricista, porque en el f¨²tbol es muy dif¨ªcil llegar, pero hay que intentarlo¡±, dice.
Los entrenadores lo tienen claro, no est¨¢n entrenando a los chicos para que lleguen a ser grandes estrellas, aunque tambi¨¦n sue?an. A Dolores y Ana les gustar¨ªa que alg¨²n d¨ªa un ojeador del Real Madrid o del Atl¨¦tico se pasase por los entrenamientos a verlos jugar. Lo que todos tienen claro es que ¡°el deporte es un veh¨ªculo para llegar a los chicos, para que estos se sientan seguros, incluidos y desde ah¨ª aprendan tolerancia y respeto¡±, como explica Luis.
Los Dragones de Lavapi¨¦s se mantienen gracias a la cuota de 10 euros mensuales que pagan los chicos. ¡°Aunque no todos pueden hacerlo, algunos incluso llegan a nosotros a trav¨¦s de los servicios sociales del Ayuntamiento¡±, asegura Ana. El patrocinio del mercado de Ant¨®n Mart¨ªn y algunas tiendas del barrio tambi¨¦n les ayudan, al igual que la comercializaci¨®n de una cerveza artesanal que tiene el mismo nombre que el equipo. Pero los fondos son escasos y necesitan mucha m¨¢s ayuda para poder participar en el Street Football World, campeonato al que han sido invitados y al que posiblemente tendr¨¢n que renunciar por falta de recursos.
Los planes de futuro pasan por organizar m¨¢s actividades extraescolares e ir atrayendo a los j¨®venes que no van al colegio y se pasan el d¨ªa en la calle para evitar que terminen en las drogas o la delincuencia. Y organizar un torneo de f¨²tbol calle en Lavapi¨¦s en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), este mes de mayo.
Los viernes, de 18:00 a 19:00, los Dragones realizan su propio programa de radio en Onda Verde, una emisora comunitaria que tiene su sede en la Plaza de Nelson Mandela. All¨ª, coordinados por Dolores, que es periodista, Moha Dione (Madrid 2005) anuncia los partidos de cada categor¨ªa y el lugar donde se jugar¨¢ cada uno al d¨ªa siguiente. Luego, Violeta, Roberto y Judit comentan noticias que les interesan y hablan, c¨®mo no, de f¨²tbol.
Los s¨¢bados, cada equipo queda con su entrenador junto a la boca del metro de Embajadores para dirigirse al campo en el que les toca jugar. El viaje en el suburbano es aprovechado para perfilar la estrategia que van a utilizar o dar los ¨²ltimos consejos que, luego, una vez que los chavales salten al terreno de juego tendr¨¢n que intentar utilizar para ganar o, al menos, intentarlo.
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