La Ponferradina juega en casa
Ni?os de la calle y sin recursos de Thi¨¨s, en Senegal, encuentran la oportunidad de salir de la pobreza gracias a la educaci¨®n y el deporte
Mame Cheikh Ibra Mbengue lleva una gran cantidad de rosarios y amuletos en torno a su cuello, adem¨¢s de una bufanda de lana. De rostro serio, cuenta que desde que tiene uso de raz¨®n se ha sentido llamado a ayudar a los ni?os. ¡°Ya en el colegio compart¨ªa mi merienda con aquellos que no la ten¨ªan o ayudaba a estudiar a mis compa?eros¡±, comenta.
Siempre se preocup¨® de los ni?os de la calle y de los talib¨¦s (estudiantes del Cor¨¢n obligados a mendigar por sus maestros). As¨ª se lo cont¨® por Facebook a Roberto Rodr¨ªguez Vera cuando lo encontr¨® en las redes sociales, en 2012. Ambos se hab¨ªan conocido en 2005, cuando el espa?ol viajaba con una mochila a la espalda por Senegal y Gambia. ¡°?l era poco m¨¢s que un adolescente que, de forma muy educada, se me acerco a hablar y estuvimos charlando durante una hora aproximadamente, para mi no hab¨ªa sido m¨¢s que una bonita an¨¦cdota en aquel viaje de la que guardo un buen recuerdo¡±, comenta Roberto.
Pero al ver las fotos de los ni?os que le mostr¨® Mame en la Red, Roberto decidi¨® viajar a la ciudad de Thi¨¨s, en Senegal, con algunas herramientas y algo de dinero para ver c¨®mo pod¨ªa ayudar. ¡°En aquel viaje, acondicionamos dos habitaciones en una peque?a construcci¨®n inacabada, sin techo, puertas ni ventanas, situadas dentro de una escuela cor¨¢nica para alojar, lo mas dignamente posible, a los 18 talib¨¦s que dorm¨ªan hacinados en dos peque?as chozas que estaban en muy mal estado. Tambi¨¦n acondicionamos, en el humilde domicilio de los padres de Mame, una habitaci¨®n para convertirla en un consultorio donde este pudiera atender a los ni?os que con heridas, casi siempre en los pies, producidas al caminar descalzos. Recurr¨ªan a ¨¦l, siempre dispuesto a ayudar de forma desinteresada, por lo que ya empezaba a ser conocido y reconocido en el barrio de Medina Fall¡±, recuerda.
En Senegal, el 57% de los menores est¨¢ in situaci¨®n de pobreza
De vuelta a Espa?a, Roberto, con la ayuda de varios amigos, comenz¨® a recaudar dinero para abrir una casa donde acoger a los ni?os. Esto se hizo realidad en 2013. Mame es el responsable de la misma, de manera totalmente voluntaria, junto a su mujer Sofy. El centro se inaugur¨® con 12 ni?os. Pero adem¨¢s, ese a?o se consigui¨® matricular a otros 28 en los colegios del barrio. Ni?os y ni?as provenientes de familias de bajos recursos.
Para continuar esta labor, Roberto y sus amigos crearon la Asociaci¨®n La Canica Azul, gracias a la que consiguen organizar actos con los que recaudar el dinero necesario para continuar ayudando a los menores, sacarlos de la calle, mantenerlos en el centro o reunificarlos con sus familias, e incluso ayudar a los tabil¨¦s con comida, ropa o mosquiteras.
Hoy,? viven en el centro 12 ni?as y 12 ni?os de entre ocho y quince a?os. Y la organizaci¨®n paga el colegio a otros 160 ni?as y ni?os. Todo ello gracias a la ayuda de amigos y a subvenciones del Ayuntamiento de Ponferrada.
De los casi 14 millones de personas que viven en Senegal, el 42,5 % tiene menos de 14 a?os. Seg¨²n un informe de la secci¨®n senegalesa de Save the Children, este colectivo est¨¢ muy afectado por la pobreza. La organizaci¨®n, bas¨¢ndose en datos de UNICEF y propios, afirma que la miseria infantil afecta al 57 % de los menores del pa¨ªs, lo que supone casi tres millones de ni?os. Esta tasa afecta mucho m¨¢s a los que viven en zonas rurales, a los que proceden de hogares en los que los adultos al cargo no tienen educaci¨®n y a los que provienen de familias muy numerosas, con m¨¢s de siete miembros.
Las ONG que trabajan en el pa¨ªs, denuncian que unos 80.000 ni?os viven en la calle
A pesar de los esfuerzos realizados desde el Gobierno para fomentar la asistencia a la escuela a todos los menores de 16 a?os, haci¨¦ndola obligatoria, o de los programas puestos en marcha para ayudar a la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable, todav¨ªa muchos ni?os est¨¢n sin escolarizar o que tienen que trabajar o mendigar para ayudar a sus familias. Bastantes de ellos, acaban viviendo en la calle.
Seg¨²n diversas ONG, hay m¨¢s de 80.000 ni?os de la calle en el pa¨ªs. En repetidas ocasiones, el Gobierno ha manifestado su intenci¨®n de poner fin a esta verg¨¹enza social. El 30 de junio de 2016, el presidente senegal¨¦s, Macky Sall, orden¨® que todos estos peque?os fueran internados en centros de acogida y reunificados con sus familias. Al mismo tiempo, advert¨ªa que las personas que les obligasen a mendigar ser¨ªan multadas o condenadas a penas de c¨¢rcel. A pesar de la buena voluntad del Ejecutivo, todav¨ªa son muchos los menores sin hogar o cuyas familias no pueden cuidar dignamente de ellos. Por eso, sigue siendo imprescindible la iniciativa ciudadana como la que realizan Mame y sus amigos de La Canica Azul.
Ejemplo de ello es el caso de Mamoud, que est¨¢ sentado tras una m¨¢quina de coser en el taller que la Asociaci¨®n tiene junto a la casa de acogida. Pone mucho empe?o en unir trozos de retales de distintos colores para formar una tela, parecida a las que venden all¨ª mismo, entre otras artesan¨ªas, para ayudar a financiar el centro. El chico proviene de un pueblo cerca de Saint Louis, en el norte del pa¨ªs. No estaba escolarizado y era obligado a trabajar en el campo para ayudar a los suyos. Cuando no aguant¨® m¨¢s la situaci¨®n, decidi¨® marcharse. Y camin¨® los casi 200 kil¨®metros que separan su aldea de Thi¨¨s, donde la polic¨ªa lo encontr¨® y lo llev¨® al refugio de Mame. Ahora, el joven estudia para ser sastre. Lo mismo hace su compa?ero Baimadou Bai, que viste una camisa blanca sin mangas con adornos provenientes de telas diversas que ¨¦l mismo se ha confeccionado.
Como Mamoud, muchos de los j¨®venes que han llegado al centro han sido llevados por las fuerzas de seguridad. ¡°Trabajamos mano a mano con ellas¡±, explica Mame. ¡°Cuando los polic¨ªas encuentran a un menor viviendo en la calle y no se localiza a su familia, nos lo traen a nosotros¡±.
En una peque?a habitaci¨®n, en el patio trasero de la vivienda, Libass, un voluntario del barrio, da clase de apoyo a un grupo de ni?as, que atienden sentadas sobre bidones de pl¨¢stico, de los que se utilizan para buscar agua, o en el suelo sobre esterillas. Esta actividad, como casi todas las que organizan en el centro, est¨¢ abierta a otros menores del barrio. Mame dice que Medina Fall es una zona de muy pocos recursos, donde las familias no tienen medios, pero s¨ª muchos hijos. Por eso, hay un alto ¨ªndice de pobreza infantil y riesgo de que los peque?os acaben en la calle.
La falta de mobiliario es una de las caracter¨ªsticas del centro. No se ven sillas ni mesas por ninguna parte. En las habitaciones, solo camas: seis por cuarto. Lo justo para que los chavales puedan vivir dignamente. Eso s¨ª, todo est¨¢ limpio y en orden. El edificio, no obstante, se ha quedado peque?o. De hecho, Mame sue?a con poder tener uno mayor, con m¨¢s espacio donde organizar m¨¢s actividades, tanto con los internos como con los ni?os del barrio.
El deporte es bueno y les ayuda, pero si no estudian, saben que no pueden jugar. Yo soy muy exigente con eso. Es una forma de motivar a los ni?os para que aprendan Ibrahima Djouf, entrenador de f¨²tbol en Thi¨¨s
Quitando los dos j¨®venes que aprenden costura, el resto de inquilinos acuden a los colegios del barrio. ¡°Muchas veces, antes de que los ni?os puedan ir a la escuela hay que inscribirles en el registro, ya que muchos de ellos no lo est¨¢n, para que puedan tener los papeles necesarios para matricularse. Sin ellos, no pueden ir al colegio. No es una tarea f¨¢cil, pero hay que hacerla¡±, comenta Mame.
Mientras las ni?as estudian, los ni?os juegan al f¨²tbol. A ellos les tocar¨¢ m¨¢s tarde centrarse en esa actividad. La asociaci¨®n tiene tres equipos divididos por edades. Los m¨¢s peque?os est¨¢n cambi¨¢ndose. Abdoul, Cheikh Fall, Baba o Lamina viv¨ªan en la calle antes de llegar al centro. Ahora salen de su habitaci¨®n vistiendo los colores de la Sociedad Deportiva Ponferradina y se unen al resto de sus compa?eros, provenientes del barrio. Todos muestran con orgullo el escudo que lucen en la camiseta y alguno, a imitaci¨®n de los jugadores m¨¢s famosos, lo besan.
El club castellanoleon¨¦s ha donado, adem¨¢s de las equipaciones, botas y balones para que los j¨®venes puedan practicar su deporte favorito. ¡°Pero no nos llegan para todos¡±, comenta el entrenador, Ibrahima Djouf. Y a?ade: ¡°Cada equipo tiene 15 jugadores, por lo que estamos trabajando con 45¡±. Los chicos entrenan en d¨ªas alternos. ¡°Decidimos montar nuestros propios equipos porque las escuelas de f¨²tbol que hay en la zona piden dinero. Y ellos nunca tendr¨ªan la oportunidad de entrar en una de ellas¡±, explica.
Djouf es un entrenador profesional que por las tardes se acerca hasta Medina Fall para hacer voluntariado. Ayuda a los chicos del centro y del barrio a divertirse jugando al mismo tiempo que practican un deporte. ?l tiene claro que, aunque alguno de los chavales sue?e con ser jugador de f¨²tbol profesional, ese no es el objetivo del equipo. ¡°Lo importante es crear oportunidades para que estos j¨®venes salgan de la pobreza. Y estas las da el estudio. Los chicos tienen que entender que lo mejor para ellos es formarse. El deporte es bueno y les ayuda, pero si no estudian, saben que no pueden jugar. Yo soy muy exigente con eso. Es una forma de motivar a los ni?os para que aprendan¡±.
Cuando todos est¨¢n preparados, salen hacia un campo de tierra cercano a la casa. Algunos protestan porque el bal¨®n no est¨¢ bien inflado. El entrenador dice que ya est¨¢ muy usado, pero que no hay otro y tienen que apa?arse con ¨¦l.
En 2015, Mame cre¨® la asociaci¨®n Aidons les enfants para dar cobertura legal a todas las actividades que realizan. El programa cuenta con un peque?o huerto donde los ni?os cultivan parte de sus alimentos y una cafeter¨ªa para subvencionarse. Mame y su familia no reciben retribuci¨®n por el trabajo que hacen. ?l ha abandonado su empleo de electricista y ahora, para mantenerse, toca el Djembe algunas noches y canta en un restaurante del centro de Thi¨¨s. ¡°Lo ¨²nico importante es poder ayudar a estos ni?os¡±, zanja.
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