Contactos
Partiendo solo de la posici¨®n y la influencia de una persona en las redes sociales, se puede predecir su estatus econ¨®mico con una precisi¨®n asombrosa
Si sales a la calle y preguntas a la gente si cree que los contactos son importantes para el estatus econ¨®mico de una persona, todo el mundo te responder¨¢ que s¨ª, que lo son mucho. Una llamadita a tu amigo del ministerio, una recomendaci¨®n para que te contrate una gran empresa, una cena en el casino con la persona relevante, en fin, t¨² ya sabes. Pero lo cierto es que se trata de una cuesti¨®n muy dif¨ªcil de sustentar de manera emp¨ªrica. Si defiendes esa hip¨®tesis extendida y popular, ?c¨®mo la demuestras? Porque, sin eso, todo este tema de los contactos se queda en un rumor brumoso, en un mito urbano, en la clase de informaci¨®n que no sirve para nada salvo para quedar bien en el bar. Pero esto acaba de cambiar.
Las redes sociales se est¨¢n convirtiendo en un tesoro para la sociolog¨ªa, y por extensi¨®n para la politolog¨ªa. El f¨ªsico Hern¨¢n Maske y sus colegas del City College de Nueva York han convertido ese rumor en un dato duro, la clase de dato que puedes interpretar en un abanico de matices, pero que a partir de ahora ya no puedes ignorar. Partiendo solo de la posici¨®n y la influencia de una persona en las redes sociales, estos cient¨ªficos han logrado predecir su estatus econ¨®mico con una precisi¨®n asombrosa, inesperada, no s¨¦ si decir preocupante. Estas pautas de asociaci¨®n entre influencia virtual y estatus siguen la misma geometr¨ªa que la desigualdad en nuestras sociedades. Y en particular de la sociedad mexicana, en la que los investigadores han centrado su trabajo.
Los cient¨ªficos tienen que vender su tema, sobre todo para conseguir financiaci¨®n p¨²blica y privada. Maske dice que su sistema puede mejorar mucho la eficacia de las campa?as sociales. Si sabes qui¨¦n est¨¢ en un nodo principal de la Red, sabes qui¨¦n tiene la pasta, y puedes asaetearle con todas las flechas y vectores que te permite la tecnolog¨ªa para propagar tu mensaje de la manera m¨¢s eficaz y virol¨®gica. El mismo sistema, huelga decirlo, les va a encantar a los publicistas y a los propagandistas, a las empresas y a los partidos, a la gente de bien y de mal. Este doble filo est¨¢ en la misma naturaleza de las armas. Un bistur¨ª puede salvar una vida o acabar con ella. Un algoritmo no es distinto. No es m¨¢s que un bistur¨ª matem¨¢tico.
Una lectura m¨¢s general es que la intimidad est¨¢ evapor¨¢ndose, y de una forma parad¨®jica. Ahora que las hordas infectan la Red protegidas por el anonimato, los matem¨¢ticos, los f¨ªsicos de la complejidad y los cient¨ªficos de la computaci¨®n nos est¨¢n desnudando de la ropa que ni sab¨ªamos llevar puesta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.