Salida
?Se suman los miedos individuales con la facilidad con que se agregan la rabia o el j¨²bilo?
A veces, las furias individuales se suman y dan lugar a las revoluciones. Las alegr¨ªas individuales poseen tambi¨¦n esta capacidad de transformarse en borracheras colectivas. Lo vemos, por ejemplo, en Canaletas cuando gana el Bar?a, o en Neptuno y Cibeles, cuando ganan, respectivamente, el Atl¨¦tico o el Madrid. ?Y el miedo? ?Qu¨¦ ocurre con el miedo cuando entra en un cuerpo? ?Se queda en ¨¦l, como un grano, o se agrega al miedo de los vecinos para construir el Gran Miedo? Pienso en ello en el metro, observando los rostros de la gente. En el metro hay cantidades industriales de miedo. Miedo a no llegar a fin de mes, a no alcanzar para pagar la luz o el agua, a que el ni?o enferme, a que el adolescente no vuelva, miedo a los resultados de la biopsia, a la regulaci¨®n de empleo, al suspenso, a la noche, al examen de conducir, a perder la cabeza, a no devolver el pr¨¦stamo, al recibo del gas, a que no nos renueven el permiso de trabajo, miedo a la vejez de los padres, al precio del pollo, al ascensor, al temporal, al castillo hinchable, a las drogas, miedo a los perros, a los insectos, a la llamada del m¨®vil, a resbalar en la ba?era, a la sangre oculta en las heces¡
?Se suman los miedos individuales con la facilidad con que se agregan la rabia o el j¨²bilo? ?C¨®mo es posible que hayamos conocido un movimiento de indignados y ninguno de asustados? ?Acaso el miedo no supera ya a la indignaci¨®n? ?Qu¨¦ tal montar en la Puerta de Sol de Madrid un campamento de asustados para que el telediario viniera a preguntarnos de qu¨¦ tenemos miedo? A ver si conseguimos que el p¨¢nico entre en la agenda de los pol¨ªticos. El p¨¢nico y la eutanasia, claro, porque hay niveles de espanto para los que no se nos ocurre otra salida. Muchas gracias.
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