Pongamos que hablo de Venezuela

En estos d¨ªas se cumplen 20 a?os desde que mi familia regres¨® a Espa?a tras haber escapado de una dictadura tiempo atr¨¢s. Ll¨¢menlos visionarios, porque yo tan solo ten¨ªa dos a?os, pero supieron ver que la situaci¨®n del pa¨ªs en el que estaban se convertir¨ªa en la misma que se sufri¨® en la tierra de la que hab¨ªan escapado en el pasado.

Hablo de un pa¨ªs rico, primermundista, en todos los aspectos, pero que est¨¢ gobernado por un pu?ado de ineptos, forajidos por obra y gracia de la permisividad de una comunidad internacional que no ven en ¨¦l seres humanos sino tan solo una moneda con la que hacer negocio. En cambio, yo veo dolor y vidas destrozadas; y me invade una gran tristeza cuando mi primo de ocho a?os me dice con inocencia, pero consciente, que no tienen manzanas. S¨ª, manzanas, qu¨¦ tonter¨ªa.

Es alentador que muchas personas sigan pensando que el tiempo suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades, porque no siempre es as¨ª. Mi abuela dice que obras son amores y no buenas razones, yo de momento solo he visto razones. Y, con permiso de Sabina, pongamos que hablo de Venezuela.¡ª Fernando G¨®mez Mendoza. Valga. Pontevedra.