La otra oportunidad del PSOE
El d¨ªa que el simpatizante vio la foto a la b¨²lgara de Susana D¨ªaz, jaleada y admirada por todos, comprendi¨® que deb¨ªa votar contra ella
La inmensa mayor parte de los ciudadanos ignoramos lo que pueda ser por dentro un partido pol¨ªtico. Casi nadie ha militado, ni hoy ni nunca, a la vista de los porcentajes de participaci¨®n org¨¢nica o siquiera financiera en las cuentas de partidos nuevos, viejos o en fase de madurez interesante. La magnitud del enigma para casi todos sus clientes y espectadores es formidable, incluso si se ha coqueteado con una posible inscripci¨®n como simpatizante.
Por supuesto, me incluyo en esa abrumadora mayor¨ªa absoluta que no ha pisado una sede en su vida ni ha conocido a un candidato a nada y ni siquiera se le ha pasado por la cabeza afiliarse en el sentido real de la palabra militancia: acudir a las llamadas de auxilio en per¨ªodo electoral, preparar la lectura de los textos que ser¨¢n debatidos en sucesivos foros de debate, etc. Lo hice a los 15 o 16 a?os, es verdad, en las Juventudes Comunistas del PSUC, la Juve la llam¨¢bamos, all¨¢ por la segunda mitad de los a?os setenta, antes o durante el golpe de 1981 y despu¨¦s de 1978: soy incapaz de precisar m¨¢s e incluso as¨ª puedo equivocarme.
Otros art¨ªculos del autor
Es ese hueco biogr¨¢fico y democr¨¢tico lo que estimula culpablemente la lectura detenida de los reportajes, los informes, las noticias y los chismes que suscitan las primarias de los partidos, tambi¨¦n las del PSOE. Pero es una atenci¨®n lectora perpetuamente defraudada o aprensivamente segura de no acceder nunca ni a las claves ni a los datos reales para entender las cosas, o entender al menos el significado pol¨ªtico e ideol¨®gico detr¨¢s de las cosas que vemos. Lea lo que uno lea, no hay cr¨®nica que cale en el fondo del secreto, en el coraz¨®n del misterio, en la ra¨ªz de lo que de verdad sucede dentro de un partido. El momento estelar del PSOE en la democracia fueron dos: el primero sucedi¨® en 1979 y consisti¨® en un congreso celebrado en dos fases para eliminar de su definici¨®n pol¨ªtica el marxismo y ratificar como candidato a Felipe Gonz¨¢lez contra quienes quisieron ser leales a la definici¨®n hist¨®rica y antigua del partido; el segundo bien pudiera ser el m¨¢s famoso Consejo Federal de todos los tiempos, en el que, como algunos suelen decir, Pedro S¨¢nchez dimiti¨® como secretario general, o bien en el que, como dicen otros, Pedro S¨¢nchez fue premeditada e irreversiblemente abocado a una autodefenestraci¨®n, que es la variante de cese pol¨ªtico m¨¢s sofisticada de la que es capaz un partido en democracia.
No hay cr¨®nica que cale en el fondo del secreto de lo que de verdad sucede dentro de un partido
Muchos creyeron (cre¨ªmos) que aquella era una operaci¨®n respaldada por los poderes hist¨®ricos del PSOE. ?Hist¨®ricos? Quiero decir los poderes que tuvieron baron¨ªas y mando real durante toda la democracia, o la inmensa mayor parte de la ¨²ltima democracia: son los mismos que respaldaron en una foto a la b¨²lgara a Susana D¨ªaz, acompa?ada, jaleada y admirada por todos ellos. No falt¨® nadie de la primera l¨ªnea del partido en la primera l¨ªnea de la candidatura: una impresionante pole position.
Yo creo que desde ese d¨ªa el desvelado simpatizante que hab¨ªa dedicado tanto tiempo a estudiar papeles, a leer cr¨®nicas, a fisgar en twits y digitales y confidenciales vio por fin la luz y entendi¨® el enigma o la magnitud del secreto, y supo entonces ya sin dudas qu¨¦ estaba pasando. Y acto seguido el votante receloso o descontento con las ¨²ltimas etapas del partido socialista (incluida la secretar¨ªa general org¨¢nica de Pedro S¨¢nchez) supo que, en caso de ser militante o simpatizante del PSOE, votar¨ªa contra el significado simb¨®lico e ic¨®nico de esa foto, votar¨ªa precisamente contra el consejo de un senado pol¨ªtico blanqueado de edad, de historia y de poder.
Jam¨¢s cre¨ª que alguna vez llegar¨ªa a escribir que una imagen vale m¨¢s que mil palabras. Es mentira, pero como casi todas las mentiras alguna vez parecen verdad. La fotograf¨ªa de jefaturas y autoridades que promovi¨® con ilusi¨®n la inesperada candidatura de Susana D¨ªaz a la secretar¨ªa general lo dej¨® todo claro para el futuro y para el pasado. Sobre el pasado, hizo pensar a muchos que el secretario general del PSOE Pedro S¨¢nchez no lo hab¨ªa sido exactamente, o lo era s¨®lo de forma accidental y transitoria, mientras que ayudaba a creer que hab¨ªa una segunda oportunidad para renovar el PSOE como en 1979 y en otro momento crucial: sin las manos atadas a un pasado ilustre, senatorial y antiguo.
Jordi Gracia es profesor y ensayista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.