La crisis econ¨®mica perjudica seriamente la salud (de los griegos)
Los recortes en sanidad p¨²blica y la pobreza dejan a Grecia con una cobertura sanitaria de m¨ªnimos
Si la pobreza fuera una enfermedad, en Grecia ya hablar¨ªamos de epidemia. Un 21,4% de los griegos viven por debajo del umbral de la pobreza, con menos de 4.512 euros ingresos anuales. Con los par¨¢metros salariales de 2010, esta plaga afectar¨ªa a casi la mitad de la poblaci¨®n: un 40% sobrevivir¨ªa en condiciones miserables. Las enormes barreras para la prevenci¨®n de enfermedades, el deterioro de la calidad de vida y los duros recortes en sanidad ¡ª el gasto ha llegado a reducirse a casi un tercio del que era en 2009 ¡ª han convertido esta escasez de recursos en una verdadera amenaza para la salud.
Los estragos del gran aprieto econ¨®mico que vive el pa¨ªs se presentan, en ocasiones, de una forma extremadamente sutil, y no por ello menos letal. La m¨¦dica internista Elpida Charalabaki, del Hospital Evangelismos de Atenas, cuenta que ahora es muy com¨²n ver a pacientes que deciden abandonar voluntariamente el hospital ¡°porque no tienen dinero para pagar a un cuidador para los familiares que tiene a su cargo, o bien tienen miedo de perder el empleo por estar enfermo, o de que no llegue este mes el ¨²nico sueldo que entra en casa¡±.
Entre muchos ejemplos, Charalabaki recuerda con especial apego el de una mujer que, tras el diagn¨®stico de un linfoma ¡ªc¨¢ncer en las c¨¦lulas blancas del sistema linf¨¢tico¡ª decidi¨® firmar un documento para darse el alta s¨ª misma. Con ¨¦l, rubric¨® tambi¨¦n su sentencia de muerte. ¡°No se pod¨ªa ir, ten¨ªamos que hacerle pruebas, es una enfermedad mortal...¡±, evoca a doctora. Pero la enferma dej¨® el centro porque nadie m¨¢s pod¨ªa hacerse cargo de sus padres ni de sus hijos.
Hospitales de campa?a
Hay m¨¢s de 2,5 millones de griegos sin cobertura m¨¦dica. No disponen de centros de atenci¨®n primaria gratuitos y la ¨²nica forma que tienen de que les vea un m¨¦dico es acudiendo al hospital. Por eso, cuando estos grandes centros sanitarios tabren su servicio de urgencias ¡ªlo que no ocurre a diario¡ª se convierten en aut¨¦nticos hospitales de campa?a.
Pacientes, familiares, m¨¦dicos, enfermeros... Todos ellos conviven durante horas encapsulados en un peque?o laberinto en el que las camillas vienen y van mientras se forma una larga cola de dolientes que esperan caer de inmediato en manos de un m¨¦dico. Un enfermero puede llegar atender a m¨¢s de 200 pacientes en un turno de ocho horas en esta sala de emergencias.
Los hospitales estatales que han sobrevivido a los recortes son un buen term¨®metro para medir el declive que ha sufrido la sanidad p¨²blica en estos a?os de crisis severa. A falta de personal, en el Hospital de Evangelismos unos pacientes transportan con sus propias manos sus muestras de sangre para que sean analizadas en otra planta. En el ascensor del Hospital General de Nikia, tambi¨¦n en la capital, un se?or sostiene un rollo de papel higi¨¦nico, jab¨®n y algo de comida, porque ¡°algunas veces no hay en la habitaci¨®n¡±, seg¨²n explica con resignaci¨®n. En algunas paredes de este centro ya no se puede descifrar su color original, nadie les ha echado una capa de pintura en a?os. Tampoco ha sido una prioridad arreglar los peque?os desperfectos que se han ido acumulando y son tan visibles como inc¨®modos: como esta puerta que no consigue cerrar bien, o un cristal roto en aquella otra.
Recursos bajo m¨ªnimos
En algunos centros escasea lo m¨¢s esencial, como s¨¢banas, almohadas o guantes. ¡°A veces no tenemos ni jeringuillas de una medida en concreto, ?imagina!¡±, comenta Eleni, una m¨¦dica reci¨¦n salida de la universidad. Esta joven, un tanto desencantada con el futuro de su profesi¨®n en su pa¨ªs natal, insiste en que deber¨ªa haber al menos un jab¨®n antis¨¦ptico en cada cama. Pero denuncia que algunos dias ni siquiera hay uno por habitaci¨®n. ¡°No siempre puedo lavarme las manos entre paciente y paciente, no hay tiempo¡±. Lo que cuenta es demasiado com¨²n, muchas enfermeras tampoco pueden hacerlo, lo que eleva el riesgo de infecciones. El Centro Europeo para la Prevenci¨®n y el Control de Enfermedades atribuye 3.000 muertes en Grecia a la propagaci¨®n de enfermedades infecciosas en hospitales.
Se oye agonizar de dolor a los pacientes que duermen acomodados en los pasillos del Hospital Aticon. Risos Mixalis, m¨¦dico de este centro dice que esto era inimaginable hace unos a?os, pero que ahora es algo habitual: ¡°Est¨¢n esperando que haya un hueco en alguna habitaci¨®n¡±.
¡°Muchas veces llegan pacientes que deben ser ingresados en la UCI y ya no tenemos camas¡±
¡°Muchas veces llegan pacientes que deben ser ingresados en Unidades de Cuidados Intensivos y ya no tenemos camas", denuncia Mixalis. "Entonces nos vemos obligados a informarles de que para ser hospitalizados como dios manda deben ir a la privada, que les puede costar 800 euros por noche. Y muchos no pueden pagarlo¡±.
De acuerdo con los datos de la Federaci¨®n de M¨¦dicos de los Hospitales de Atenas, la falta de personal ha sido el motivo por el que han desaparecido 151 camas de las UCI de la regi¨®n, dejandouna larga lista de espera de pacientes graves. Esta carencia de efectivos tambi¨¦n obliga algunos hospitales de la capital a retrasar hasta cuatro meses los tratamientos de radioterapia para enfermos de c¨¢ncer. El actual gobierno de Syriza ha prometido 12.000 nuevas contrataciones en los pr¨®ximos meses. Pero la cifra podr¨ªa quedarse muy corta. Se han perdido 6.000 m¨¦dicos especializados y 25.000 trabajadores de plantilla en estos a?os de recesi¨®n.
Enfermeros y m¨¦dicas al rescate del sistema
Seg¨²n los sindicatos, hay enfermeros que ni siquiera disponen de un d¨ªa libre y pueden llegar a hacer m¨¢s de dos turnos de 8 horas por d¨ªa. En planta, estos profesionales pueden tener a su cargo entre 20 y 40 pacientes.
A sus 30 a?os, Kostas Botsakis es uno de estos profesionales que alarga su jornada laboral hasta unos l¨ªmites muy poco saludables. ¡°No puedes irte, hay gente que te necesita¡±. Este cirujano trabaja entre 70 y 80 horas a la semana, a veces 90. Muy por encima de las 48 o 52 horas semanales que establecen los est¨¢ndares europeos. Confiesa que, llegados a este punto, ¡°es muy arriesgado para la salud de la gente porque no eres tan productivo como te gustar¨ªa y tu mano no funciona como querr¨ªas¡±.
Suena el tel¨¦fono de Olga, una m¨¦dica del Hospital General de Nikia. Un paciente no recuerda qu¨¦ d¨ªa tiene que venir. Ella le rega?a, abre de nuevo su agenda y con el tel¨¦fono pegado entre la oreja y el hombro revisa su agenda. Cierran una cita, cuelga y da un suspiro. ¡°Esto es un ejemplo de lo que te contaba, tengo que hacer un mill¨®n de cosas y hago esto, ?ves alguna enfermera aqu¨ª?¡±.
Hay m¨¦dicos que hacen el trabajo de enfermeras o camilleros para cubrir los huecos que no se rellenan con nuevas contrataciones. Olga, m¨¦dica del Hospital de Nikia, tiene alrededor de un centenar de pacientes de VIH a su cargo que, de forma peri¨®dica, la visitan para hacerse sus chequeos. Recibe las visitas, les quita la sangre, les llama si hace meses que no acuden a verla y ¡°todo lo que deber¨ªa hacer una enfermera¡±.
Los pobres pierden la salud
La escasez de medios de los hospitales est¨¢ en consonancia con la precariedad que viven las familias. Las facturas que no se pueden pagar y la b¨²squeda fracasada de trabajo ¡ªcon un paro del 24% seg¨²n las cifras oficiales y del 30% seg¨²n los sindicatos¡ª son solo algunas de las preocupaciones que acechan a los griegos. Concentrados en su supervivencia, buena parte de ellos no prestan suficiente atenci¨®n a s¨ªntomas que deber¨ªan alertarles de que algo no funciona bien en su organismo. El mal funcionamiento de su cuerpo se convierte en el menor de sus problemas en tiempo de vacas flacas, cuenta Panagiotis G. Papanikolau, secretario general de la Federaci¨®n de Doctores de los Hospitales de Grecia. A?ade que se ha vuelto muy frecuente ver llegar a los pacientes cuando el dolor es ya muy molesto.
Papanikolau, que es un prestigioso neurocirujano griego, alerta que ha visto un aumento de casos de tumores cerebrales que entran por la puerta de urgenciassin haber sido diagnosticados con antelaci¨®n por su m¨¦dico de cabecera. ¡°Podemos ver j¨®venes con ataques epil¨¦pticos que llegan cuando el tumor ya est¨¢ en un estado muy desarrollado y no hay ning¨²n tratamiento que aplicarles¡±.
Explica que hay personas que llegan cuando ya no hay remedio debido al colapso de la atenci¨®n primaria, cuya funci¨®n es la de prevenir y diagnosticar a tiempo. "Ya no se hacen chequeos anuales porque no los pueden pagar, muchos de ellos est¨¢n muriendo", lamenta. "La alternativa es acudir al hospital, puedes pedir hora y te la van a dar en 4 meses, si consigues que te la den".
Estos centros, esenciales para descongestionar los hospitales, son un lujo al que los no asegurados no pueden acceder si no es a trav¨¦s de las mutuas privadas. A modo de prevenci¨®n y de forma peri¨®dica, tampoco tienen acceso a pruebas imprescindibles para diagnosticar enfermedades que pueden acabar con sus vidas si no se descubren a tiempo. No se les realizan mamograf¨ªas, an¨¢lisis de sangre, chequeos de su presi¨®n arterial, determinados ex¨¢menes ginecol¨®gicos, entro otros.
Papanikolau, con m¨¢s de 20 a?os de ejercicio como cirujano, argumenta que el deterioro de la calidad de vida podr¨ªa haber influido en el aumento de enfermedades mortales ¡°como accidentes cerebrovasculares, enfermedades de las arterias coronarias, ataques card¨ªacos¡±. Aun as¨ª, es precavido: ¡°tendremos que esperar hasta el 2025 para confirmar si este incremento va ligado a la crisis¡±.
En el caso de los c¨¢nceres, recuerda que ya existe un estudio conducido por el Imperial College London que lo demuestra. Este informe, a escala global, se?ala que las consecuencias de la crisis financiera global podr¨ªan haber causado 260.000 muertes adicionales de c¨¢ncer de 2008 a 2010 en los pa¨ªses de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®micos (OCDE).
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