El ¡®enfant terrible¡¯ del clan Duterte estrena ¡®reality¡¯

Cuesta creerlo. Sebastian Baste Duterte es la viva imagen del millennial. Tatuado, pelo largo, pantal¨®n ca¨ªdo, esmerada perilla. Surfero. Su estilo h¨ªpster queda en las ant¨ªpodas del agnosticismo estil¨ªstico de su padre: tosco, mal vestido, peor hablado. Pero precisamente es ese abismo que le separa de su progenitor, el presidente filipino Rodrigo Duterte, el que ha colocado a Baste en el punto de mira. Y el que ahora le ha dado su propio reality de viajes en una cadena de televisi¨®n nacional.

Fue Duterte padre el que puso el foco sobre su tercer hijo el pasado febrero. En una de sus imprevisibles peroratas sorprendi¨® a los presentes cuando proclam¨®: ¡°Mi hijo menor es un capullo¡±. El dirigente, promotor de una pol¨¦mica guerra contra las drogas que ha dejado miles de muertes desde el pasado a?o, sac¨® la artiller¨ªa pesada contra su supuesto casquivano v¨¢stago. ¡°Hace ya tiempo ¡ªaire¨®¡ª que no viene a casa¡±. El joven, de 29, a?os recurri¨® tambi¨¦n a una plataforma p¨²blica para responder a su padre. ¡°Buenos d¨ªas, pa. No te estreses. Me he quedado en la otra casa desde comienzos de mes¡±, escribi¨® en su cuenta de Facebook, que siguen casi medio mill¨®n de personas.

Mientras muchos filipinos se preguntaban porqu¨¦ los Duterte no solucionaban sus desavenencias en privado, la fama de Baste se dispar¨®. ?ltimo de los tres hijos del primer matrimonio del mandatario filipino, su atractivo e imagen desenfadada ¡ªes el ¨²nico de los hermanos (Paolo, de 41, y Sara, de 38) que no est¨¢ metido en pol¨ªtica, pese a ser lo que estudi¨® en la universidad¡ª le ha convertido en un fen¨®meno social entre sus coet¨¢neos.

Y tal vez en un fil¨®n televisivo. Una cadena filipina (TV 5) ha comenzado este fin de semana a emitir un reality de viajes con ¨¦l como protagonista: Lakbai (¡°viaje¡±, en tagalo), con el que prometen ¡°diversi¨®n y aventura¡±. ¡°Es un reality para gente con los pies en la tierra y amante de la naturaleza¡±, asegur¨® la directora de contenido de TV 5, Mellannie Yazon-Tolentino. ¡°[Baste] se embeber¨¢ de otras culturas y conocer¨¢ a gente diferente de los sitios m¨¢s inesperados¡±, a?adi¨®.

Un programa que f¨¢cilmente ser¨¢ m¨¢s inocuo que cualquier intervenci¨®n de su padre. El exalcalde de Davao tiene especial devoci¨®n por dedicar improperios a figuras de peso mundial. No titube¨® al llamar ¡°hijo de puta¡± a Barack Obama cuando este era a¨²n presidente, provocando una crisis diplom¨¢tica, ni se ruboriz¨® al dirigir el mismo exabrupto a los obispos del p¨ªo pa¨ªs por oponerse a su cruzada contra los estupefacientes. Por no mencionar que se regode¨® de que ¨¦l mismo matar¨ªa a su hijo si este consumiera drogas.

Pero, al final, ambos parecen estar m¨¢s cerca de lo que las meras apariencias sugieren. La concupiscencia no le es ajena al patriarca familiar. Casado en segundas nupcias ¡ªmatrimonio del que tiene otra hija, Veronica, ¡°Kitty"¡ª, Duterte dej¨® al respetable boquiabierto cuando recientemente defendi¨®, medio en serio medio en broma, la poligamia. ¡°Realmente hay tantas mujeres y hay tan poco tiempo en este mundo. Dios m¨ªo¡±.

Y no solo eso. La peque?a pantalla ha resultado ser otro punto de uni¨®n paternofilial. El presidente prepara su propio show nacional (Mula sa Masa, Para sa Masa), en el que explicar¨¢ sus controvertidas pol¨ªticas al p¨²blico. Una dosis de realpolitik que complementa a la perfecci¨®n la cuota de soft power que el programa de su hijo ¡ªy su hijo en s¨ª¡ª suponen para el atrabiliario presidente. De tal palo, tal Duterte.