Matanza en M¨¢nchester

Que el Estado Isl¨¢mico haya elegido adolescentes y ni?os que acababan de asistir a un concierto de su cantante favorita como v¨ªctimas de su ¨²ltima carnicer¨ªa muestra de nuevo ¡ªya anteriormente hab¨ªa dado numerosas pruebas de ello¡ª que para el yihadismo los l¨ªmites morales simplemente no existen y que es un enemigo para el que, desde la m¨ªnima decencia democr¨¢tica, no cabe albergar comprensi¨®n ni justificaci¨®n alguna.

La matanza cometida en M¨¢nchester en la noche del lunes tiene un ¨²nico y claro responsable: una ideolog¨ªa asesina que, escud¨¢ndose cobardemente en la religi¨®n, no tiene otro objetivo que el de terminar con las sociedades m¨¢s libres ¡ªy por eso mismo m¨¢s pr¨®speras¡ª del planeta. Sociedades que adem¨¢s son depositarias de unos valores de convivencia, colaboraci¨®n y reconocimiento individual al que aspiran leg¨ªtimamente cientos de miles de personas esclavizadas en las zonas de ?frica y Asia controladas por el radicalismo isl¨¢mico.

Ante un enemigo de este calibre las democracias deben actuar de la ¨²nica manera posible: colaborando sin fisuras entre ellas y garantizando la vigencia del sistema de libertades tan odioso para quienes son capaces de asesinar a menores de edad, quemar vivos a sus prisioneros o defenestrar a quienes consideran impuros.

Es fundamental no caer en el des¨¢nimo ni en una frustraci¨®n que exija soluciones r¨¢pidas y efectivas a cualquier precio. Hay peajes que las democracias no pueden pagar para seguir siendo consideradas como tales. Debemos ser conscientes de que se trata de un combate que ata?e a todos y que del mismo modo que todos los ciudadanos son objetivos del yihadismo, su fe en la democracia y la libertad es el arma m¨¢s eficaz para derrotarlo. Transmitimos desde aqu¨ª toda nuestra solidaridad y apoyo al pueblo brit¨¢nico en estas horas tan dif¨ªciles. Prevaleceremos ante la barbarie.