Defensa no es negocio
Espa?a debe reivindicar ante Trump el papel que ya juega en el esfuerzo com¨²n
Desde que terminara la II Guerra Mundial, Europa vive uno de los momentos con mayores desaf¨ªos y amenazas en t¨¦rminos de Defensa. Por eso cobra especial importancia la reuni¨®n celebrada en Bruselas entre los pa¨ªses pertenecientes a la OTAN y que ¡ªm¨¢s all¨¢ de la primera toma de contacto personal del nuevo presidente de Estados Unidos con muchos jefes de Estado y Gobierno occidentales¡ª ha puesto sobre la mesa la cuesti¨®n de la contribuci¨®n concreta de los socios para hacer frente a esa situaci¨®n.
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El aumento del gasto militar por parte de los socios europeos es una cuesti¨®n que Donald Trump utiliza como uno de sus esl¨®ganes populistas, sin ir m¨¢s lejos ayer al afirmar que ¡°23 de los 28 Estados de la OTAN no gastan lo que deben. Es injusto para los estadounidenses¡±. Espa?a y el resto de sus socios en la Alianza Atl¨¢ntica aceptaron en Gales en 2014 una declaraci¨®n en la que se compromet¨ªan a llegar al 2% del PIB en gastos de Defensa para 2024. Y ahora todos comenzar¨¢n a presentar por separado sus respectivos planes nacionales para alcanzar dicho objetivo. Nuestro pa¨ªs dedic¨® en 2016 unos 5.700 millones de euros ¡ªel 0,9% del PIB¡ª a esta partida, aunque es cierto que en ese apartado no se incluyen las pensiones de los militares retirados ¡ªcosa que s¨ª hacen otros pa¨ªses¡ª ni los Programas Especiales de Armamento, que son pagos correspondientes a grandes operaciones de compra efectuadas durante los a?os noventa.
Pero es fundamental que la Administraci¨®n espa?ola no ceda a las presiones de Trump y asuma que no es lo mismo el presupuesto en Defensa que el gasto puramente militar. Hay pa¨ªses con un gasto militar, en proporci¨®n a sus presupuestos nacionales, muy superiores al de Espa?a pero cuya contribuci¨®n a la defensa com¨²n es much¨ªsimo menor. Grecia y Turqu¨ªa, que centran sus esfuerzos defensivos en sus respectivos territorios nacionales, son dos buenos ejemplos. Por el contrario, Espa?a, sin llegar al 1%, participa mucho m¨¢s significativamente en ese esfuerzo, por ejemplo, con una compa?¨ªa desplegada en Letonia o aviones de combate ¡ªque hace unos d¨ªas interceptaron a un aparato ruso¡ª en Estonia.
Es decir, no es lo mismo ser consumidor de seguridad que contribuyente de seguridad. Ni tampoco un mayor gasto militar supone una mejor ni m¨¢s eficaz defensa. La defensa de un pa¨ªs tambi¨¦n viene definida por inversiones atribuibles a otras partidas presupuestarias ¡ªcomo pueda ser investigaci¨®n en ciberseguridad, desarrollo tecnol¨®gico y formaci¨®n cient¨ªfica¡ª o incluso otras circunstancias dif¨ªciles de cuantificar en un balance econ¨®mico. Seguramente Espa?a contribuye m¨¢s a la defensa de Europa y de EE?UU permitiendo que en Rota y Mor¨®n est¨¦n instalados parte del sistema Aegis y una fuerza de reacci¨®n r¨¢pida para ?frica respectivamente que comprando una significativa cantidad de armamento nuevo.
Lo que adem¨¢s resulta imprescindible en el gasto en Defensa que asuma Espa?a es que exista una mayor planificaci¨®n, una justificaci¨®n estrat¨¦gica y un mayor control del gasto. Espa?a no debe entrar al juego de evaluar su seguridad en t¨¦rminos de negocio, que es precisamente lo que Trump est¨¢ proponiendo.
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