Catalu?a y la Constituci¨®n
Es hora de realizar una reforma que haga posible la integraci¨®n pol¨ªtica de las nacionalidades
La actual encrucijada catalana obedece a muy variados factores. Seg¨²n los defensores del llamado proceso cabe mencionar tres fundamentales: la constataci¨®n de una realidad seg¨²n la cual si bien la Constituci¨®n Espa?ola de 1978 seguir¨ªa siendo la norma fundamental de nuestro marco legal de referencia, aplicable tambi¨¦n en Catalunya, ¨¦sta habr¨ªa visto difuminada su legitimidad, al menos en parte, para un sector considerable de la poblaci¨®n catalana; la verificaci¨®n pol¨ªtica de ese sentimiento mediante la representatividad de los resultados obtenidos en las elecciones al Parlament de Catalunya;y la observancia de una cierta sordera del Gobierno espa?ol que, ante un problema pol¨ªtico de primer orden, ha parecido dedicarse a dejar pasar al tiempo.
Estos factores, sin embargo, no son los ¨²nicos que han conducido a la situaci¨®n actual. Aun cuando parezca silenciarse por quienes defienden la senda del secesionismo, gran parte de este sentimiento de desafecci¨®n se ha visto potenciado por una grave crisis econ¨®mica y social. Y tampoco faltan quienes sostienen que el Govern de la Generalitat o el Parlament de Catalunya, como pudiera ser en el caso de la celebraci¨®n del 9-N, con motivo de la reforma expr¨¦s del Reglamento de la C¨¢mara para la tramitaci¨®n urgente de las normas de desconexi¨®n, o bien mediante el planteamiento de la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum no exento de notables dificultades jur¨ªdicas; han respaldado un sentimiento leg¨ªtimo, pero a costa de traspasar el marco legal vigente.
Ante esta realidad, me gustar¨ªa resaltar tambi¨¦n algunos elementos para la esperanza que han podido constatarse con motivo de la celebraci¨®n de un reciente debate en el Ateneo de Madrid, en el que han participado dos ex: Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo y Artur Mas. Como se?al¨® Artur Mas en ese debate, ¡°ya va siendo hora que el Gobierno espa?ol tome la iniciativa, ante un problema real que nadie cuestiona, de plantear propuestas de soluci¨®n, en positivo, para la encrucijada de Catalunya, pues el reto catal¨¢n no se va a solucionar con recursos a la Fiscal¨ªa y a los Tribunales¡±. Pero tambi¨¦n es cierto, como defendi¨® Garc¨ªa-Margallo, que ¡°esos recursos es leg¨ªtimo utilizarlos, con mesura, con el objetivo de mantener el respeto por la legalidad vigente¡±. Como nos ense?¨® la Transici¨®n y se plante¨® en el debate de referencia, parece llegado el tiempo del di¨¢logo dentro de la ley, conciliando sentido com¨²n y valent¨ªa para afrontar, en positivo, un problema real.
La soluci¨®n no es f¨¢cil, pero s¨ª posible. Ser¨¢ con una reforma constitucional o mediante una consulta acordada entre ambas partes. Las v¨ªas unilaterales o imposiciones, provengan de quien provengan, no parecen estar llamadas a llegar a buen puerto. Huyendo de aquellos que niegan el hecho catal¨¢n, as¨ª como de quienes pretenden encerrarse en callejones sin salida, parece aconsejable afrontar el debate sobre la reforma constitucional teniendo presente que la Constituci¨®n lo que exige para su aprobaci¨®n no es el consenso, deseable como resultado final, sino mayor¨ªas reforzadas. Es una oportunidad para enfrentar, lo cual no solo es una exigencia derivada de la encrucijada catalana, una modificaci¨®n profunda del T¨ªtulo VIII de nuestra Constituci¨®n, relativo a la organizaci¨®n territorial del Estado.
Esta reforma, sin generar m¨¢s asimetr¨ªas que las justificables, debiera posibilitar la integraci¨®n pol¨ªtica de las nacionalidades; la renovaci¨®n de los pactos ling¨¹¨ªsticos; y la clarificaci¨®n del reparto de competencias entre el Estado y las Comunidades Aut¨®nomas. Hay cuestiones de reconocimiento que no est¨¢n bien resueltas en la Constituci¨®n y que deben afrontarse con la previsi¨®n de un v¨ªnculo espec¨ªfico para el caso de Catalunya y exportable, con m¨¢s o menos matices, a las otras Comunidades Aut¨®nomas conocidas como hist¨®ricas (al Pa¨ªs Vasco y Galicia, en sentido estricto, pero tambi¨¦n, en un sentido m¨¢s amplio, a Andaluc¨ªa y Navarra), ya sea mediante la introducci¨®n de una disposici¨®n adicional o a trav¨¦s de cualquier otro instrumento legal. Y aprovechando la coyuntura convendr¨ªa reflexionar sobre otros temas: el sistema electoral, la discriminaci¨®n de g¨¦nero en lo relativo a la Corona, la financiaci¨®n auton¨®mica, la descentralizaci¨®n del Poder Judicial, la reforma del Senado, o el reforzamiento y actualizaci¨®n de los derechos sociales.
Es la hora de posar fill a l'agulla (hilo a la aguja). Es el momento de tejer, con participaci¨®n activa y responsable de una nueva generaci¨®n, un sistema democr¨¢tico de convivencia pactada y adaptado a una nueva realidad.
David Vallesp¨ªn P¨¦rezes catedr¨¢tico de Derecho Procesal de la Universitat de Barcelona.
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