Anne Lacaton, la arquitecta heterodoxa
La arquitecta francesa y su marido, Jean-Philippe Vassal, son los Bartleby de la arquitectura. Aplicando el ¡°preferir¨ªa no hacerlo¡±, han revolucionado el coste de los edificios y la manera de vivir en ellos. Su cruzada por aprovecharlo todo les viene de su ¨¦poca en ?frica. Lacaton asegura que jam¨¢s se ha excedido en un presupuesto y est¨¢ convencida de que no interesa una arquitectura que cueste menos dinero porque genera suspicacia y se asocia a un peor resultado.
EN BURDEOS, Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal rechazaron redise?ar la plaza L¨¦on Aucoc alegando que solo hac¨ªa falta cuidarla y regarla. En Par¨ªs, reciclaron las ruinas del Palais de Tokio y pusieron de moda la est¨¦tica povera. Con los 15 empleados de su estudio, han construido una alternativa y una cr¨ªtica a la profesi¨®n de arquitecto. Su objetivo, mejorar la vida de las personas y la calidad de los lugares, est¨¢ arraigado en los ideales sesentayochistas y en los a?os que vivieron en ?frica.
La pareja ha conseguido, incluso, el viejo sue?o de ver crecer un piso, ampli¨¢ndolo f¨ªsicamente. Lacaton (Dordo?a, 1955) habl¨® con cada una de las 513 familias de la Tour Bois-le-Pr¨ºtre, un bloque de viviendas levantado en Par¨ªs durante los a?os sesenta. La ?arquitecta se gan¨® su confianza. Consigui¨® los permisos y hoy, con el mismo dinero que hubiera costado arreglar la fachada, cada uno de esos propietarios tiene un piso mejor aislado y un 30% m¨¢s grande. El tercer proyecto en esa l¨ªnea, la ampliaci¨®n de tres bloques en Burdeos firmados con Fr¨¦d¨¦ric Druot, les vali¨® el primer Premio Simon de Arquitectura (Living Places), que ?recogieron en Barcelona. Lacaton no quer¨ªa responder a esta entrevista en solitario, pero su marido y Druot la convencieron: ¡°Ella es la que mejor lo cuenta¡±. Y se fueron a comer.
?Su arquitectura es una cr¨ªtica a la sociedad de consumo? Tiene esa consecuencia. Pero lo que queremos dar al usuario es libertad: la posibilidad de usar un espacio de muchas maneras.
?C¨®mo lograron ampliar edificios para aislarlos? Pudimos hacerlo porque ten¨ªa el mismo coste. La econom¨ªa es lo primero que convence. En 2000, Francia decidi¨® demoler lo irrecuperable y restaurar lo mejorable para que tuviera mayor eficiencia energ¨¦tica.
Se oponen a la demolici¨®n. Es un error. Nuestra alternativa es la reparaci¨®n. Se consigue m¨¢s si se cuida lo que se tiene que si se desprecia. El resultado es m¨¢s econ¨®mico, m¨¢s l¨®gico y m¨¢s civilizado.
?Es una ¨¦tica? La ¨¦tica se ha utilizado para calificar acciones poco ¨¦ticas. Es la manera m¨¢s razonable de actuar.
Con su marido, Jean-Philippe Vassal, comenz¨® su carrera ampliando la casa de sus padres en el sur de Francia. No fue f¨¢cil. Los padres nunca dejan de verte como una ni?a, y mi madre ten¨ªa, como casi todos, miedo al cambio. El miedo al cambio sucede por desconocimiento. Lo que hicimos fue acotar los problemas y ofrecer soluciones. Al final mi padre sentenci¨® que deb¨ªan confiar en m¨ª. Para algo hab¨ªa estudiado.
?Ellos no estudiaron? No ten¨ªan estudios superiores. Mi padre vend¨ªa gas¨®leo a domicilio y mi madre lo ayudaba con la parte administrativa. Al final, mi madre me dijo que la ampliaci¨®n de su casa hab¨ªa cambiado su vida. Y la t¨ªa de Jean-Philippe nos pidi¨® que hici¨¦ramos lo mismo con su vivienda. As¨ª empezamos.
Sus padres fueron valientes. Ampliar una casa con pl¨¢stico de invernadero es osado. Mi padre cre¨ªa en sus ?hijas, tambi¨¦n en mi hermana, que es profesora de alem¨¢n. Y mi madre dudaba, pero al final se convenci¨®. Los vecinos encontraban la casa rara, pero solo hasta que entraron y vieron c¨®mo se viv¨ªa dentro. Les parec¨ªa que era como vivir en un jard¨ªn. Tampoco fue f¨¢cil con los alba?iles, eran del pueblo y me conoc¨ªan desde ni?a. Aceptar ¨®rdenes de alguien que ve¨ªan joven e inexperto les cost¨® un poco. Pero solo un poco.
?A su hermana le gust¨® la casa? S¨ª, s¨ª.
?No pens¨® que estaba utilizando a sus padres como conejillos de Indias? No creo, la combinaci¨®n de chimenea y vistas es muy convincente. Mi padre muri¨®, pero mi madre vive all¨ª. Adora su casa. Le gusta tanto que cuando hablamos no recuerda haber dudado nunca¡
?C¨®mo se les ocurri¨® ampliar una vivienda con pl¨¢sticos? Es lo que hacen los agricultores para proteger las cosechas. Es barato y eficaz.
No es lo m¨¢s habitual ni parece lo m¨¢s seguro¡ Eso dijo mi madre y encargamos al carpintero compuertas para cerrar la casa. Nunca las pusieron.
"DEMOLER ES UN ERROR. NUESTRA ALTERNATIVA ES LA REPARACI?N. SE CONSIGUE M?S SI SE CUIDA LO QUE SE TIENE QUE SI SE DESPRECIA. EL RESULTADO ES M?S ECON?MICO".
Defienden algo que deber¨ªa ser b¨¢sico en la arquitectura: escuchar al usuario, ahorrar su dinero¡ ?Qu¨¦ les dio ese punto de vista? Puede que crecer en el campo en una familia de clase media d¨¦ esa perspectiva. Tambi¨¦n estudiar arquitectura en Francia despu¨¦s de Mayo del 68 marc¨® un antes y un despu¨¦s en una generaci¨®n. Entre 1968 y 1978 en Francia hubo una enorme apertura mental. Todo parec¨ªa posible.
Otros colegas formados entonces hacen una arquitectura muy distinta a la suya¡ Para nosotros ir a la escuela era una sorpresa continua. Hab¨ªa colaboraci¨®n, los profesores escuchaban a los alumnos¡ Ese clima de todo es posible dur¨® una d¨¦cada. Pero en ese tiempo aprendimos experimentando y probando. Nos qued¨® esperanza en la gente y en el futuro.
?Vivir en ?frica tambi¨¦n los marc¨®? Claro. Jean-Philippe naci¨® y creci¨® en Casablanca y luego regres¨® para hacer el servicio social ¡ªy evitar el servicio militar¡ª. Ten¨ªa que estar en Nigeria 16 meses y termin¨® qued¨¢ndose cinco a?os. Yo lo visitaba en verano, en invierno trabajaba en Burdeos.
?Temi¨® que no volviese? Nunca dijo que se quedar¨ªa ese tiempo. Lo iba decidiendo a?o tras a?o. ?ramos pareja, pero una pareja joven [risas].
?No pens¨® en mudarse? No hab¨ªa trabajo. Pasaba dos meses al a?o, me era dif¨ªcil mantenerme.
?Qu¨¦ aprendi¨®? Llegar a ?frica en los setenta con la cabeza formada en una universidad occidental era darse de bruces con otra realidad que te obligaba a cuestionar lo que hab¨ªas aprendido. Eso te ampl¨ªa la mirada. Te cambia la escala de valores: empiezas a ver arquitectura en cosas muy peque?as.
?Su cruzada por aprovecharlo todo deriva de lo que aprendieron en ?frica? Sin duda. Aprendimos a cuestionarlo todo. Esa es la v¨ªa para tratar de conseguir libertad mental para pensar desde cero y para dise?ar sin prejuicios. Al lado de nuestra casa hab¨ªa un tipo que hac¨ªa sombreros. La tienda era una mesa, la silla en la que se sentaba, un mont¨®n de paja y el molde para ir tejiendo los gorros. Cuando el sol se mov¨ªa, se quitaba la camisa, la colgaba entre dos ramas y con eso evitaba el sol y pod¨ªa seguir trabajando. Mover esas ramas convert¨ªa su puesto de trabajo en un lugar mejor, m¨¢s c¨®modo. Nos cost¨® un poco, pero entendimos que ese tipo estaba haciendo arquitectura.
Son como los Bartleby de la arquitectura. ?Cu¨¢ntas veces han respondido a un encargo con ¡°preferir¨ªa no ?hacerlo¡±, como el c¨¦lebre personaje de Melville? Lo hicimos en Burdeos, cuando nos pidieron remodelar la plaza L¨¦on Aucoc y tras estudiarla concluimos que solo necesitaba agua y mantenimiento.
Tambi¨¦n en la Bienal de Venecia, propusieron dedicar el dinero a construir un pozo en ?frica. El lema era Menos est¨¦tica y m¨¢s ¨¦tica. Jean Nouvel, el comisario del pabell¨®n franc¨¦s, nos dio 10.000 euros para que hici¨¦ramos un proyecto. Propusimos colgar im¨¢genes de los pozos que se excavan en ?frica para encontrar agua y gastarnos ese dinero en hacer uno de verdad. Nuestra intenci¨®n era demostrar que lo que es m¨¢s ¨¦tico y menos est¨¦tico es hacer lo necesario, elegir bien c¨®mo gastar el dinero. Nouvel estuvo de acuerdo, pero el ministro de Cultura lo tach¨® de actitud colonialista. No pudimos convencerle y declinamos la invitaci¨®n.
?Colonialistas? A pesar de que la escasez no es siempre deseable y de que la inequidad nos retrata como sociedad, lo que es pobre y lo que es rico es una cuesti¨®n relativa. Tener acceso al agua altera radicalmente la vida de las personas y la forma de los poblados y las ciudades. Nos parec¨ªa que contar esa historia era enriquecedor para todos.
?Un pozo tambi¨¦n es arquitectura? Claro. Un n¨®mada se mueve constantemente. El agua puede convertirlo en sedentario: tras el agua llegan los ingenieros, los trabajadores y luego los habitantes. Los pozos en ?frica son un espacio p¨²blico, la clave para que la arquitectura pueda existir y la ciudad pueda desarrollarse.
?No interesa una arquitectura que cueste menos dinero? No parece que mucho.
?Qui¨¦n se resiste a rebajar los beneficios? Se dice mucho aplicado a la educaci¨®n de los hijos, pero en la vida profesional sucede lo mismo: cargar de confianza es cargar de responsabilidad. Cuando decimos que podemos hacer m¨¢s cosas por el mismo precio, en general nos rechazan. En nuestra profesi¨®n lo habitual es exceder el presupuesto, por eso el recorte econ¨®mico genera suspicacia. Piensan que el resultado va a ser peor.
?C¨®mo consiguen que conf¨ªen en ustedes cuando no los conocen? Vivimos en una sociedad en la que hablar de dinero es un problema. Es hip¨®crita e irresponsable hablar de ¨¦l con eufemismos. Se ha de tratar con claridad. En algunos proyectos los pol¨ªticos necesitan gastar m¨¢s porque hacerlo prueba su poder. Ahorrar es menos interesante.
?Nunca se han excedido en un presupuesto? Jam¨¢s.
"Un arquitecto no es un pol¨ªtico ni un soci¨®logo. La capacidad de intervenir y de modificar esas situaciones es pol¨ªtica".
Su arquitectura es a la vez revolucionaria y l¨®gica. El Palais de Tokio en Par¨ªs¡ Cuando nos invitaron a participar en el concurso, el interior ya estaba destrozado. El Ministerio de Cultura quiso transformarlo en el Palais du Cinema. Tras un a?o de obras cambi¨® el ministro y un asesor crey¨® que era una pena que un museo que llevaba m¨¢s de 100 a?os en activo se convirtiera en un espacio oscuro. Se intent¨® recuperarlo con el menor coste posible.
Convirtieron en icono la ruina de un edificio. Hicimos muy poco.
El problema es que hacer la ruina visible se convirti¨® en una moda perversa porque obligaba al destrozo. El problema es de las modas y de quienes las crean. La prensa y los cr¨ªticos de arquitectura juegan un papel clave. No defendimos la est¨¦tica de la ruina, defendimos su pragmatismo.
?Qu¨¦ es lo m¨¢s importante en un edificio? La clave es no empezar por el final, por la forma. Entender cu¨¢l es el problema es el 60%. Hay muchos problemas. Conseguir que no se noten y que la arquitectura tenga ligereza es una lucha. Tener claro lo que uno sabe y lo que no es clave para poder tomar decisiones. Cuando frente a un proyecto das con una idea poderosa debes cuidarla porque es como una flor. O la proteges o no la puedes conservar. Si la met¨¢fora de la flor es ?cursi, sirve tambi¨¦n comparar la idea con Super Mario, el protagonista del juego de consola. Se pasa todo el rato expulsando lo que no le conviene. A eso mismo se dedican los arquitectos, a sacar del barco lo que amenaza con hundirlo.
?Es aficionada a las consolas? No, no.
?Tiene hijos? Tampoco, pero Super Mario es cultura general. Es como la Torre Eiffel, todo el mundo la conoce. Lo m¨¢s importante en arquitectura es no hacer la pregunta equivocada. La capacidad de escucha es uno de los atributos m¨¢s importantes para un arquitecto.
?La arquitectura llegar¨¢ alguna vez a los menos poderosos? Un arquitecto no es un pol¨ªtico ni un soci¨®logo. Como persona claro que hay situaciones que te afectan: los refugiados, los suburbios. Pero la capacidad de intervenir y de modificar esas situaciones es pol¨ªtica.
Cualquier arquitectura es tambi¨¦n pol¨ªtica. Que existan diversas categor¨ªas de vivienda es la excusa perfecta para los constructores que deciden edificar barato. Como arquitectos no deber¨ªamos diferenciar entre dise?os para ricos y dise?os para pobres. Es inaceptable.
?C¨®mo consigui¨® tener voz propia en un campo tan ?machista como el suyo? Con Jean-Philippe siempre he tenido una relaci¨®n de igual a igual. No es una relaci¨®n al 50%, es una relaci¨®n al 100% y 100%.
?No tener hijos la ha ayudado a tener una relaci¨®n profesional m¨¢s equitativa? No s¨¦. Creo que hoy las chicas conf¨ªan menos en sus capacidades. Lo veo entre los j¨®venes de nuestro estudio. Cuando empiezan el reparto del trabajo, la relaci¨®n es de igual a igual. Pero no s¨¦ qu¨¦ sucede luego¡ Alguna vez lo hablo con las estudiantes. Les aconsejo que tengan confianza en s¨ª mismas. Y que traten de hacer lo que quieran. Confiar en uno mismo es un paso previo a cualquier reclamaci¨®n. Mis padres nos educaron como iguales. S¨¦ que a mi padre le hubiera encantado tener un hijo. Pero no lo tuvo. Y nos educaron como personas. Ni como chica ni como chico.
?Qu¨¦ m¨¢s le interesa? Hacer arquitectura se parece a hacer una pel¨ªcula: el cine consigue un espacio nuevo a partir de un lugar existente. Y eso es lo que hacemos nosotros con nuestros edificios.
"Todos los d¨ªas Europa est¨¢ presente en mi vida. Soy hija de la idea de Europa. La Europa de los pol¨ªticos ha fracasado; la de los ciudadanos, no".
Koolhaas dijo que el mundo occidental hab¨ªa cambiado los valores franceses de igualdad, libertad y fraternidad por comodidad, seguridad y sostenibilidad. Los cambios no llegan de un d¨ªa para otro. Todos somos responsables de lo que sucede. Lo m¨ªnimo que podemos hacer es creer en la libertad. Y defenderla como algo b¨¢sico. No darla nunca por hecho. A lo mejor eso es lo que ha ocurrido con nuestra sociedad. Que no la hemos cuidado pensando que se iba a quedar para siempre. Pero ver a tanta gente sin libertad te hace menos libre. Es imposible vivir c¨®modamente ante la falta de confort de los dem¨¢s.
Brexit en Reino Unido, ultranacionalismo en Francia, ?qu¨¦ est¨¢ pasando en Europa? Puedo entender el desen?canto. ?Qu¨¦ ha hecho la izquierda cuando ha tenido el poder? Se ha convertido en el establishment. Me resisto a creer que no se puede hacer nada para mantener las conquistas sociales que tanto cost¨® conseguir. Para empezar se puede hacer autocr¨ªtica. ?Qui¨¦n defiende hoy la UE? Nos hemos beneficiado tanto de esa uni¨®n que no es justo que los europeos no la defendamos. Ya no hablo de pol¨ªticos, hablo de nosotros. En los ¨²ltimos 30 a?os todos los pa¨ªses europeos han mejorado.
?Qu¨¦ hacer? Ni me siento bien ni estoy orgullosa de mi contribuci¨®n. La ciudadan¨ªa no hace nada porque nos hemos acostumbrado a vivir las protestas como fiebres pasajeras. Soy hija de la idea de Europa. No recuerdo otra vida. Vengo a Espa?a y me siento en casa. Doy clase en Holanda y lo mismo. Cojo el tren a Alemania y disfruto de no tener que atravesar una frontera. Hemos hecho algo grande. Todos los d¨ªas Europa est¨¢ presente en mi vida. En nuestra oficina hay una chica irlandesa, otra rumana, varios espa?oles y algunos alemanes. No se conoc¨ªan. Se han hecho amigos. Tienen m¨¢s en com¨²n que diferencias. ?Queremos perder eso? La Europa de los pol¨ªticos ha fracasado; la de los ciudadanos, no. Hemos creado una uni¨®n de verdad. Nos toca movilizarnos por mantenerla.
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