El nacimiento de una subcultura de la moda: ¡®los palomos¡¯
El dise?ador Alejandro G¨®mez Palomo (24 a?os) ha revolucionado la moda espa?ola apoyando un pie en lo que parece el futuro y otro en la m¨¢s folcl¨®rica tradici¨®n patria
¡°Tengo unos conocidos ingenieros que viven y trabajan en Madrid. Ella est¨¢ muy metida en la moda. Ayer me coment¨® que alguien de este mundo, alguien que hab¨ªa incluso trabajado con Modesto Lomba, empez¨® a hablarle de Alejandro. Le dijo que Palomo est¨¢ llegando tan lejos porque tiene gente muy potente detr¨¢s que le est¨¢ llevando hacia arriba. ¡®Mira, esto no es exactamente as¨ª¡¯, le respondi¨®. Y como esta, mil¡±.
Quien dice esto es Norberto, padre de Alejandro G¨®mez Palomo, la gran esperanza de la moda espa?ola, el ruido m¨¢s bello que ha hecho este negocio en este pa¨ªs en muchos a?os. Norberto es un se?or encantador que trabaja de ingeniero en Posadas, C¨®rdoba. Junto a su esposa, Manoli, apost¨® por ayudar a que su hijo ¨²nico lograra cumplir ese sue?o de ser dise?ador de moda. Han puesto dinero (suyo y de alg¨²n banco), tiempo, esfuerzo y, sobre todo, mucho cari?o. ¡°A veces, hemos puesto hasta el catering¡±, bromea la madre. ¡°En el primer desfile la comida la hicimos nosotros. Prepar¨¦ salmorejo y humus y su padre cort¨® el jam¨®n. A todas las presentaciones han venido un mont¨®n de amigos y familia que nos ayudan a sacar las cosas adelante. No somos ricos y este es un mundo de ricos¡±, lamenta Manoli.
Estamos en un camerino de unos estudios de fotograf¨ªa en Madrid donde se est¨¢ disparando una sesi¨®n para ICON en la que la troupe Palomo ser¨¢ retratada vistiendo las creaciones del fen¨®meno y las de Burberry, la marca brit¨¢nica por excelencia y uno de los primigenios referentes del dise?ador cordob¨¦s, que se form¨® en la Central St. Martins de Londres y cuya primera colecci¨®n presentada en p¨²blico ten¨ªa mucho de anglofilia unisex. Se titulaba Orlando y, como confesar¨¢ m¨¢s tarde el mismo Palomo, durante su confecci¨®n hab¨ªa en la pared de su taller en Posadas ¡°fotos de Tilda Swinton en la versi¨®n cinematogr¨¢fica de la peli, de cuando es chico y de cuando es chica. Im¨¢genes de Bowie y Jagger, mucho underground ingl¨¦s, que es lo que me molaba entonces. Por eso, para m¨ª participar en esto con Burberry es un enorme honor¡±.
Vi¨¦ndolos revolotear por el estudio, puede concluirse que no estamos ante un dise?ador de moda y sus modelos luciendo sus recientes creaciones, sino casi ante el nacimiento de una subcultura. Los rockers, los punks, los mods, los palomos¡
¡°Alejandro quer¨ªa estudiar moda¡±, recuerda Manoli al respecto de la aventura de su v¨¢stago en Londres. ¡°Vimos escuelas en Espa?a, pero ¨¦l ten¨ªa en mente ir por Europa. Descubri¨® que Londres era su ciudad. Al principio, no lo ten¨ªamos claro. ?ramos gente normal y mandar a un ni?o a estudiar fuera, ?uf¡! Le dimos un mes y medio de margen. Al cabo de una semana all¨ª ya ten¨ªa su m¨®vil, su cuenta bancaria y su trabajo. Total, que se qued¨® un a?o perfeccionando el idioma, hizo las pruebas en la universidad¡ y ya¡±.
Mientras Manoli se entretiene con las habilidades de su esposo cortando jam¨®n, Alejandro (24 a?os) irrumpe en la sala parti¨¦ndose de risa. Pide permiso para interrumpir la conversaci¨®n y, sin parar de re¨ªr, le dice a su madre que acaba de darse cuenta de que hay un alimento en la mesa de catering que no es humus, como ¨¦l pensaba, sino queso vegano. ¡°?Queso vegano!¡±, insiste maravillado. Y desaparece de nuevo.
Con Palomo sucede un poco como con esa novela de Virginia Woolf que inspir¨® su primera colecci¨®n. Les emparenta lo obvio, o sea, el tratamiento de la sexualidad, la negaci¨®n de lo binario y la confusi¨®n constante de lo que es hombre y lo que es mujer hasta lograr que el espectador concluya que le importa un pimiento qu¨¦ es qu¨¦. Pero tambi¨¦n el hecho de que la pol¨¦mica obra de la escritora inglesa es su libro m¨¢s ameno y f¨¢cil de leer.
Palomo y su grupo de familiares fieles y entregados, su costurera locuaz y, sobre todo, ese combo de chicos que parecen chicas y chicas que parece que no deber¨ªan estar ah¨ª, vestidos con ropas que son como los platos de los restaurantes de estrella Michelin ¨Cse necesitan un par de frases para describirlas sin parecer que las est¨¢s resumiendo¨C conforman una historia humana de primera categor¨ªa.
Unos se reir¨¢n porque todo esto les parecer¨¢ rid¨ªculo. Otros se asustar¨¢n porque les parecer¨¢ exclusivo. Pero, la verdad, estamos ante una especie de gran familia gitana, un grupo que puede alcanzar las 20 unidades, que puede transportarse cual tropa hasta Nueva York y alojarse todos en un mismo piso, donde se har¨¢ el fitting del desfile, mientras el padre baja cada ma?ana a por 20 caf¨¦s para que nadie se quede sin desayunar.
En el sof¨¢ del estudio, el novio de Palomo, con vestido de encaje blanco, bromea con la madre. Otro, con una pamela gigante estilo op art, departe con el padre. La costurera hojea revistas junto a otros chicos que descienden desde enormes plataformas para se?alar una foto que les gusta. ¡°El ¨²nico que tiene preferencia soy yo. Puedo elegir la ropa que me pongo¡±, bromea Pol, el novio, que a¨²n est¨¢ en el instituto y ahora mismo, tras cambiarse, viste una americana con unas hombreras imposibles y poco m¨¢s.
¡°Al principio, ve¨ªa esto como un mundo de gente muy rara. Ahora me parecen todos muy majos y relajados¡±. ?Nada raro? ¡°Nada. S¨¦ que la gente de la calle nos ve como a gente a la que se le ha ido la olla y que hace ropa que nadie se va a poner, pero¡ no s¨¦¡±. Vi¨¦ndolos revolotear por el estudio, puede casi concluirse que no estamos ante un dise?ador de moda y sus modelos luciendo algunas de sus m¨¢s recientes creaciones, sino casi ante el nacimiento de una subcultura. Los rockers, los punks, los mods, los palomos¡
¡°En el primer desfile la comida la hicimos nosotros. Prepar¨¦ salmorejo y humus y su padre cort¨® el jam¨®n. A todas las presentaciones han venido amigos y familia que nos ayudan. No somos ricos y este es un mundo de ricos¡±, lamenta Manoli, madre del dise?ador
Palomo Spain ha creado cuatro colecciones hasta la fecha. Se han presentado en Madrid, Nueva York o Mosc¨². Ha recibido los parabienes de la cr¨ªtica especializada y se ha convertido en una figura ubicua en la escena de la moda espa?ola, sobre todo, en esa parte de la escena que no cre¨ªa que existiera ninguna. ¡°El otro d¨ªa est¨¢bamos en Barcelona de resaca Pol y yo¡±, recuerda Pedro, chico Palomo, amigo y desde hace un tiempo su manager. ¡°Nos acercamos a un kiosco y vimos las revistas. Le dije a Pol: ¡®Mira, en esta salimos, en esta tambi¨¦n. Y en esta. Y en esta¡¡¯. Fue muy divertido¡±.
Sobre las espaldas de estos chicos ya carga el futuro de la moda espa?ola, no como negocio, sino como potencia creativa. De Alejandro, como l¨ªder, pero tambi¨¦n de Pol, Pedro o Sansano (¡°?ves?, no hace falta estar esquel¨¦tico para vestir esta ropa¡±, nos confiesa el artista performativo). De Josie, el estilista, que fue uno de los primeros en detectar el talento del dise?ador cordob¨¦s, fan declarado de esta estrella televisiva y colaborador de ICON. De ?gueda Amiano, de la agencia Pelonio, parte determinante en la proyecci¨®n medi¨¢tica y tambi¨¦n en la conversi¨®n de cada evento de presentaci¨®n de colecciones del cordob¨¦s en actos memorables, ya sea entre la vegetaci¨®n del Museo L¨¢zaro Galdiano o entre efluvios en el Club Matador.
Hoy incluso contamos con un modelo llamado Christopher que no habla espa?ol y que en hasta dos ocasiones sabotear¨¢ sin querer nuestras entrevistas. Todo esto naci¨® en Posadas y se desarroll¨® en Instagram. Desde una foto que le mand¨® el dise?ador a Josie con una de sus primeras creaciones hasta la forma en que hoy se recluta a la armada de palomos y palomas. ¡°Hoy, la foto que haces en Madrid o Nueva York la ve un tipo que est¨¢ en front row del desfile y tambi¨¦n uno en Wisconsin¡±, apunta el dise?ador.
¡°Los modelos los saco de ah¨ª y muchos fot¨®grafos y estilistas me han descubierto ah¨ª. Hoy ya me contactan modelos de todo tipo. Gente que sue?a conmigo incluso. El otro d¨ªa me escribi¨® uno diciendo que hab¨ªa tenido un sue?o er¨®tico conmigo y que, al despertar, hab¨ªa tenido que masturbarse. Madre, si a¨²n no sabes qui¨¦n soy, pens¨¦. Mira, empiezan a pasar cosas de este tipo. Gente ofreci¨¦ndose para ser modelo nuestro y que es un tipo de 50 a?os rar¨ªsimo de un pueblo indio. Cosas muy locas¡±.
Espera Palomo que estas cosas locas sucedan siempre, pero tambi¨¦n sabe que, cuando se cumplan cinco a?os desde su fundaci¨®n, deber¨ªan tambi¨¦n pasar cosas de las otras, de las que dan dinero. Ha sido semifinalista del LVMH y dice que cada d¨ªa tiene m¨¢s encargos de prendas a medida. Tambi¨¦n confiesa que cada vez incluye m¨¢s prendas ponibles camufladas entre sus locuras. ¡°No hay d¨ªa que no me levante y piense en la llamada de una marca grande. Jam¨¢s dejar¨¦ Palomo Spain, pero me encantar¨ªa trabajar en un gran grupo¡±, reconoce.
¡°Me gustar¨ªa que el cord¨®n umbilical que tiene con nosotros cada vez fuera m¨¢s delgado¡±, interviene su padre. ¡°Esto quema. Quieres estar a la altura y, bueno, hoy he tenido que dejar mi trabajo para estar aqu¨ª. Se hace con gusto pero hasta aqu¨ª. Quiero que sea un ente libre, que no sea un ni?o que no se puede vestir sin sus padres. Mira, esto es muy emocional, pero debe empezar ya a ser algo comercial. Te voy a contar una cosa: cinco minutos antes del evento de presentaci¨®n en el L¨¢zaro Galdiano me cayeron dos gotas de agua en la cara. Esas gotas me llegaron al coraz¨®n, no se pararon en las mejillas. Con lo que hemos pasado, est¨¢ todo montado en los jardines y ahora va a llover. Y bueno, luego no llovi¨®. En la vida hay que tener suerte. Nosotros supimos eso desde el principio. Y tambi¨¦n que solo con suerte se puede avanzar, pero no se llega a ning¨²n sitio¡±.
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