¡°En la guerra sabes por d¨®nde llega tu enemigo, en la crisis del ¨¦bola, no¡±
La ministra de G¨¦nero e Infancia de Liberia, Julia Duncan-Cassell, lamenta que su pa¨ªs no haya conseguido acabar con la violencia sexual, a pesar de tener una de las leyes m¨¢s severas del continente
El escenario que vio delante de los ojos durante una breve visita a su pa¨ªs, Liberia, a finales de los noventa hizo que cambiara de idea. Ciudades destrozadas, personas traumatizadas, una realidad que poco ten¨ªa que ver con los paisajes que guardaba en la memoria. Fue as¨ª como Julia Duncan-Cassell (1960) decidi¨® hacer las maletas y regresar desde EE UU, a donde hab¨ªa huido de la guerra que desangraba su tierra natal. La ministra de G¨¦nero, Infancia y Desarrollo Social ten¨ªa claro que quer¨ªa ser parte del cambio que deseaba ver en su pa¨ªs.
Desde la terraza de un hotel de Barcelona, donde ha acudido para participar en el Congreso Internacional de Enfermer¨ªa, Duncan-Cassell anima a las otras mujeres a hacer lo mismo.
Pregunta. Las mujeres estuvieron en primera l¨ªnea durante la crisis del ¨¦bola y las enfermeras fueron la mayor¨ªa del personal m¨¦dico que falleci¨® a causa del virus. ?Cree que el enfoque de g¨¦nero estuvo bien integrado en la respuesta a la emergencia?
Respuesta. Liberia es un pa¨ªs peque?o que ha vivido una larga guerra, finalizada en 2003. En 2006, elegimos a la primera presidenta de ?frica, Ellen Johnson Sirleaf. Tuvimos que reconstruir el sistema y las infraestructuras, pero las cosas estaban funcionando bien, gracias al apoyo de aliados y donantes. Pero en 2014 todo cambi¨®. El virus del ¨¦bola lleg¨® a ?frica occidental, causando la muerte de muchos de nuestros ciudadanos. Perdieron sus propiedades y las fuentes de ingresos. Las mujeres intentaron rehacer su vida, bajo las directrices de una presidenta que hac¨ªa todo lo posible para empoderarlas. Sin embargo, las consecuencias de esta cat¨¢strofe se siguen notando. La diferencia entre la guerra y el ¨¦bola es que en el conflicto sab¨ªas por d¨®nde iba a llegar tu enemigo. El ¨¦bola no hace distinciones de color, g¨¦nero, ni posici¨®n.
Las leyes existen, pero es dif¨ªcil implementarlas
P. El ¨¦bola se sigue ensa?ando con los que sobrevivieron a la enfermedad y que son v¨ªctimas de estigmatizaci¨®n. ?C¨®mo se est¨¢ contribuyendo a su reinserci¨®n?
R. Los supervivientes se han reunido en una asociaci¨®n que trabaja codo a codo con el Ministerio de Salud. Yo, como titular de la cartera de G¨¦nero, Infancia y Protecci¨®n Social, tambi¨¦n soy responsable de los 9.000 hu¨¦rfanos que dej¨® la crisis. Sufren marginalizaci¨®n en las escuelas y en sus comunidades. Normalmente, son tutelados por sus allegados, pero ahora est¨¢n siendo rechazados por sus primos y t¨ªos. Cuando no hemos sido capaces de encontrar a miembros de sus familiares dispuestos a quedarse con ellos, los hemos enviado a centros de voluntarios de su misma comunidad, para que no tuvieran que alejarse de su entorno. Trabajamos con las familias, con las escuelas, con la sociedad en general para acabar con la discriminaci¨®n. Las mujeres forman un eje central en este proceso por su papel de cuidadoras y de l¨ªderes de la comunidad.
P. El sistema de salud de Liberia sigue siendo bastante d¨¦bil, con un grave d¨¦ficit de infraestructuras. ?C¨®mo se est¨¢ trabajando para mejorar la salud maternal?
R. Liberia hab¨ªa cumplido con los Objetivos de Desarrollo del Milenio en este ¨¢mbito, pero lleg¨® el ¨¦bola y tir¨® todo el trabajo por tierra. Los hospitales estaban saturados y no pod¨ªan atender a las mujeres embarazadas. Daban a luz en la calle, sin ayuda. Fue complicado, pero desde entonces estamos trabajando duro para mejorar el sistema de cuidados y para la protecci¨®n social con programas comunitarios. Estamos avanzando, pero a¨²n no hemos conseguido dejar atr¨¢s el problema.
P. ?C¨®mo se consiguen soluciones a largo plazo en un escenario caracterizado tambi¨¦n por escaso acceso a la sanidad y a la educaci¨®n, donde la igualdad de g¨¦nero sigue siendo un objetivo lejano?
R. Si quieres que se oiga tu voz, tienes que estar sentada en la mesa de la toma de decisiones. Y si no te dan espacio, lo tienes que conseguir por tu cuenta. Tienes que trabajar con la clase pol¨ªtica y con la sociedad civil. Las mujeres tienen que estar all¨ª. Los profesionales del sector de la salud no pueden quedarse fuera tampoco. Queremos que las mujeres se involucren.
P. Pese a una ley que castiga severamente las violaciones, los ¨ªndices de estos delitos se mantienen elevados. La guerra en Liberia tambi¨¦n se caracteriz¨® por violaciones masivas. ?C¨®mo planea salir adelante?
R. El a?o pasado se registraron 1.300 casos de violaci¨®n. Hay que centrarse en educaci¨®n y defensa de los derechos de mujeres y ni?as. Contamos con una de las leyes m¨¢s duras del continente en este ¨¢mbito, tenemos tribunales espec¨ªficos, ofrecemos apoyo a las v¨ªctimas y sus familiares. Trabajamos con las comunidades para evitar la estigmatizaci¨®n y que entiendan que las normas culturales se pueden cambiar si afectan a la vida de otras personas. Uno de los principales obst¨¢culos a los que nos enfrentamos en la lucha para reducir la violencia es que nadie quiere ofrecer su testimonio ante los jueces. Tienen miedo a las represalias. Las leyes existen, pero es dif¨ªcil implementarlas.
P. En Liberia, a¨²n son muy comunes las ¡®escuelas¡¯ en las que se preparan las ni?as para el matrimonio y se mutilan sus genitales. ?C¨®mo esperan erradicar esta pr¨¢ctica?
R. En estos momentos estamos debatiendo una norma para que se proh¨ªba hasta los 18 a?os, para que las mujeres tengan la opci¨®n de elegir lo que quieren hacer con su cuerpo. La mutilaci¨®n genital femenina est¨¢ muy arraigada en la sociedad y es dif¨ªcil prohibir la pr¨¢ctica sin m¨¢s.
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