Invertir en salud para protegernos y crecer
Cada vez m¨¢s pa¨ªses asumen que una econom¨ªa fuerte necesita tambi¨¦n una buena pol¨ªtica sanitaria
En una ¨¦poca de cambios acelerados, en la que los titulares de las noticias se suceden a un ritmo vertiginoso, es posible que una reuni¨®n hist¨®rica de este fin de semana pase inadvertida. Y no deber¨ªa ser as¨ª. Los ministros de Salud de los pa¨ªses del G-20 se re¨²nen por primera vez en una muestra del importante papel de la salud en el programa mundial de desarrollo.
El G-20 ha establecido tres pilares en dicho programa de desarrollo: crear resistencia, aumentar la sostenibilidad y asumir responsabilidad. Aunque estos aspectos generales sean aplicables a casi cualquier sector, son especialmente pertinentes para la salud p¨²blica y la seguridad sanitaria mundial. Cuando la cobertura universal de la salud fue incluida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), numerosos pa¨ªses se comprometieron a responsabilizarse de la salud de sus ciudadanos mediante la creaci¨®n de sistemas para la salud resistentes y sostenibles.
Esto no obedece solo a un sobrecogimiento moral por la sucesi¨®n de muertes innecesarias y evitables, aunque el hecho de que cada dos minutos muera un ni?o v¨ªctima de la malaria deber¨ªa ser motivo de mayor indignaci¨®n, si cabe. Tampoco se debe ¨²nicamente al miedo a las nuevas amenazas, como la resistencia a los antibi¨®ticos, el zika y el ¨¦bola. Aunque con los nuevos casos de ¨¦bola confirmados la pasada semana en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, puede que una buena dosis de temor no sea del todo negativa si sirve para generar una respuesta adecuada.
En su lugar, y con raz¨®n, el compromiso con la cobertura universal de la salud en los ODS viene motivado por las abrumadoras pruebas de que la inversi¨®n en sistemas de salud aporta dividendos econ¨®micos. La Comisi¨®n Lancet sobre Inversi¨®n en Salud de 2013 determin¨® que, en los pa¨ªses de ingresos bajos y medianos, las mejoras introducidas en el campo de la salud impulsaron el 24% del incremento del ingreso total entre 2000 y 2011.
Esta reuni¨®n ministerial inaugural demuestra que cada vez hay mayor conciencia de que las econom¨ªas fuertes no son solo producto de buenas pol¨ªticas fiscales o comerciales. Invertir para acabar con las epidemias repercute positivamente en diferentes ¨¢reas. En el nivel m¨¢s b¨¢sico, apoya intervenciones que salvan vidas individuales; adem¨¢s, crea sistemas m¨¢s s¨®lidos que evitan las m¨²ltiples crisis posibles en el ¨¢mbito de la salud. Ofrecen protecci¨®n frente a brotes de virus a escala regional y mundial.
Fuimos testigos de esto durante el brote de ¨¦bola registrado en ?frica Occidental durante 2014: los pa¨ªses con sistemas s¨®lidos como Nigeria, Senegal y Mal¨ª contuvieron r¨¢pidamente la propagaci¨®n del virus, mientras que los que carec¨ªan de estos sistemas, como Sierra Leona, Liberia y Guinea, se vieron abrumados.
¡°Los sistemas de salud pueden servir de trampol¨ªn al bienestar y la prosperidad econ¨®mica o alimentar el ciclo de pobreza e inseguridad¡±
Un oportuno estudio publicado esta semana de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingenier¨ªa y Medicina de los Estados Unidos presenta conclusiones y recomendaciones inequ¨ªvocas. El texto afirma que si bien ¡°la asistencia extranjera suele considerarse como una forma de caridad, cuando se dirige al ¨¢mbito de la salud se interpreta como una inversi¨®n en la salud del pa¨ªs receptor, as¨ª como la de los Estados Unidos y el mundo en general¡±. Seg¨²n los autores, la clave est¨¢ en hacer hincapi¨¦ en la inversi¨®n. El estudio establece un v¨ªnculo expl¨ªcito entre la protecci¨®n frente a amenazas de la salud mundial y promover la productividad y el crecimiento econ¨®mico.
Sud¨¢frica, que es miembro del G-20, es la segunda econom¨ªa por importancia de ?frica y est¨¢ a la cabeza en el ¨¢mbito del financiamiento nacional para la salud. Esta inversi¨®n apoya el programa de tratamiento antirretroviral m¨¢s grande del mundo, que permite a m¨¢s de tres millones de personas con VIH vivir sus vidas de forma plena y productiva. El pa¨ªs y el continente todav¨ªa hacen frente a numerosos desaf¨ªos por lo que se refiere a la lucha contra las enfermedades, si bien los recursos nacionales que ?frica moviliza actualmente para la salud son mayores que la inversi¨®n extranjera en el sector. En esto se traduce la m¨¢xima de ¡°crear resistencia, aumentar la sostenibilidad y asumir responsabilidad¡±.
En la pr¨¢ctica se dan por asumidos los beneficios diarios y que salvan vidas de los sistemas para la salud resistentes y sostenibles. Lo que genera titulares son los brotes de virus. El Fondo Mundial trabaja en asociaci¨®n para reducir las probabilidades de que se produzcan dichas tragedias evitables mediante el establecimiento de cadenas de suministro m¨¢s s¨®lidas, la mejora de la vigilancia para ofrecer respuestas r¨¢pidas y el intercambio de datos entre los pa¨ªses.
Esta reuni¨®n hist¨®rica de ministros de Salud del G-20 refrenda el hecho de que las enfermedades y las personas a las que amenazan existen dentro de un sistema de salud. Este puede servir de trampol¨ªn al bienestar y la prosperidad econ¨®mica o bien alimentar el ciclo de pobreza e inseguridad, limitando las oportunidades para la educaci¨®n y el empleo. El Fondo Mundial trabaja para fomentar la primera opci¨®n, mediante asociaciones p¨²blico-privadas innovadoras que est¨¢n definiendo el desarrollo social y econ¨®mico en el siglo XXI.
La historia de la humanidad nos dice que somos vulnerables a la enfermedad. No hay nada en nuestra biolog¨ªa que podamos cambiar para alterar este hecho. Sin embargo, s¨ª est¨¢ en nuestro poder influir en el grado en que dicha vulnerabilidad puede causar p¨¦rdidas catastr¨®ficas de vidas y alarma social. Podemos inmunizar a los ni?os, prevenir la malaria y curar la tuberculosis. Podemos ofrecer a las personas herramientas para mantenerse libres del VIH. Podemos crear sistemas s¨®lidos que proporcionen prevenci¨®n y atenci¨®n y, en caso necesario, responder r¨¢pidamente ante crisis que amenacen la seguridad sanitaria mundial. Podemos invertir en investigaci¨®n y tecnolog¨ªa para anticiparnos a la resistencia a los medicamentos. Todos estos son rasgos distintivos de la atenci¨®n sanitaria universal y esta es la base para el desarrollo sostenible.
Marijke Wijnroks ocupar¨¢ el cargo de directora ejecutiva interina del Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria el 1 de junio.
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