Un futuro para megal¨®polis y minipueblos
M¨¢s all¨¢ de la dicotom¨ªa rural / urbano, la gran brecha sociodemogr¨¢fica del mundo moderno viene marcada por el uso de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n
El crecimiento de las ciudades es el gran reto del futuro. Lo dijo ayer el arquitecto Norman Foster durante la inauguraci¨®n en Madrid del foro Future is Now,un laboratorio de ideas para contribuir a crear una sociedad mejor. La expansi¨®n de las megal¨®polis es imparable. A mitad de siglo se calcula que el 70% de la poblaci¨®n mundial vivir¨¢ en zonas urbanas, un fen¨®meno que plantea enormes desaf¨ªos para atender las necesidades de vivienda, infraestructura, transporte y servicios b¨¢sicos. Si las proyecciones demogr¨¢ficas no fallan, en 2030 Tokio revalidar¨¢ el t¨ªtulo de ¡°la m¨¢s poblada¡±, superando los 37 millones de almas.
Las migraciones no solo van del ¨¢mbito rural al urbano. Hoy en d¨ªa los desplazamientos en masa atraviesan continentes huyendo del hambre, la persecuci¨®n, el odio o la guerra. Sin remedio aparente, las colosales metr¨®polis, desde Ciudad de M¨¦xico hasta Pek¨ªn, pasando por El Cairo y Manila, tender¨¢n a seguir expandi¨¦ndose y se disparar¨¢n los problemas de tr¨¢fico y de contaminaci¨®n por culpa de su peor enemigo: el coche.
Gracias a la tecnolog¨ªa se han desarrollado las llamadas smart cities. Pero una urbe no es m¨¢s lista porque est¨¦ plagada de sensores que regulen los sem¨¢foros, gu¨ªen a los conductores hacia los aparcamientos libres o midan al minuto los niveles de poluci¨®n. A¨²n se podr¨ªa ir m¨¢s lejos: es posible que las viviendas de las pr¨®ximas generaciones atrapen part¨ªculas contaminantes, que los rascacielos produzcan biocombustible y que los puentes generen energ¨ªa.
Ciudades as¨ª ser¨¢n innovadoras, ecol¨®gicas y digitalizadas. Pero no necesariamente inteligentes. Una smart city es aquella que est¨¢ al servicio del ciudadano. Como apunta el arquitecto chileno Alejandro Aravena, las ciudades, m¨¢s que acumulaciones de casas, son concentraciones de oportunidades, de trabajo, educaci¨®n, salud y ocio.
M¨¢s all¨¢ de la dicotom¨ªa rural / urbano, la gran brecha sociodemogr¨¢fica del mundo moderno viene marcada por el uso de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n. Como vicepresidente de EE UU, Al Gore estaba convencido de que los Gobiernos deb¨ªan trabajar para asegurar que todos los ciudadanos del mundo pudieran beneficiarse de la revoluci¨®n de las comunicaciones. Pensaba que ¡°la utilizaci¨®n racional de las autopistas de la informaci¨®n¡± evitar¨¢ la existencia de inforricos e infopobres.
Una parte importante de la Espa?a m¨¢s despoblada es infopobre. Por un a?o, Maga?a, un municipio soriano de 79 habitantes, se colar¨¢ de rond¨®n entre los inforricos. Tanto en sus hogares como en sus negocios podr¨¢n acceder a Internet por sat¨¦lite a 30 Mbps tras ganar el concurso #enREDatupueblo, organizado por Hispasat entre municipios o entidades singulares de menos de 800 habitantes ubicados en zonas remotas o despobladas. Estos territorios, donde no hay acceso a Internet o es un calvario enganchar la se?al, tambi¨¦n merecen un futuro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.