La vida en ESO, los ojos que miran al universo
Astr¨®nomos e ingenieros controlan en el desierto chileno los mayores observatorios del mundo
Marc Forster, director de Quantum of Solace, la entrega n¨²mero 22 de las aventuras de James Bond, es un fan¨¢tico de los lugares ex¨®ticos. Cuando en 2008 busc¨® un escenario que representara el estado mental del Bond de Daniel Grave pens¨® en un desierto hostil y lo m¨¢s alejado posible de cualquier humano. Lo encontr¨® en Atacama, Chile, en un paraje de arena y piedra a 2.600 metros de altura. El paisaje era lo bastante hostil como para dar a la cinta ese ambiente extremo que tanto atrae a los fan¨¢ticos del agente 007. Y para completar el cuadro, el sitio ya contaba con un edificio futurista apto para grabar escenas de acci¨®n. Forster eligi¨® para localizar su pel¨ªcula a Paranal, uno de los tres complejos que el Observatorio Europeo Austral (ESO) tiene en el norte chileno, donde est¨¢n los mejores cielos para observar el universo. Bond y su enemigo Mr. Greene ya no pelean en Atacama, pero Paranal sigue all¨ª, con 200 personas, entre astr¨®nomos e ingenieros, que operan el Very Large Telescope (VLT) y pronto estar¨¢n a cargo del Extremely Large Telescope (ELT), una joya de la ingenier¨ªa ¨®ptica e infrarroja que promete abrir una ventana a los or¨ªgenes del universo.
La residencia para los empleados de Paranal es un edificio bajo tierra que alberga una peque?a selva tropical y una piscina. D¨ªas atr¨¢s, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, viaj¨® hasta el lugar en helic¨®ptero y junto con el director general de ESO, Tim de Zeeuw, coloc¨® la primera piedra de lo que ser¨¢ el ELT. Se eligi¨® para su emplazamiento el cerro Armazones, visible desde Paranal a 23 kil¨®metros. All¨ª se construir¨¢ una c¨²pula de 80 metros de alto y 85 metros de ancho que albergar¨¢ el espejo m¨¢s grande jam¨¢s construido, 39,3 metros de di¨¢metro divididos en 798 segmentos hexagonales y 4.608 sensores. El complejo ¨®ptico podr¨¢ captar m¨¢s luz que la suma de todos los observatorios construidos hasta ahora. ¡°El ELT va a poder mirar las primeras estrellas, la formaci¨®n de planetas, nuestros or¨ªgenes c¨®smicos y como es que se formaron los primeros ¨¢tomos. En el caso de los planetas podr¨¢ buscar biomarcadores, signos de vida¡±, explica a EL PA?S Mar¨ªa Teresa Ruiz, astr¨®noma y directora de la Academia de Ciencias de Chile. ¡°Ese es el listado de intenciones¡±, aclara, ¡°porque lo cierto es que un telescopio como este va a ver cosas que ning¨²n otro telescopio ha visto en la vida. Es como abrir una ventana a lo desconocido, capaz incluso de derribar paradigmas".
El ELT recibir¨¢ su primera luz en 2024, seg¨²n el cronograma de construcci¨®n de ESO. A partir de entonces, el VLT de Paranal funcionar¨¢ como apoyo. Cuenta para ello con la estructura y la experiencia de los astr¨®nomos e ingenieros europeos, chilenos y brasile?os que trabajan all¨ª durante todo el a?o, las 24 horas del d¨ªa. Basta visitar el centro de operaciones para ver c¨®mo la astronom¨ªa se ha convertido en una cuesti¨®n de alta tecnolog¨ªa. La sala parece m¨¢s un centro de c¨®mputos que una ventana al universo. ¡°La astronom¨ªa ya no es poner el ojo en una lente¡±, dice el astr¨®nomo chileno Mat¨ªas Jones. Frente al computador atiende los pedidos que llegan desde todo el mundo para la observaci¨®n de exoplanetas. ¡°Paranal recibe 900 proyectos por a?o, el triple de lo que puede satisfacer. Por eso cada seis meses se clasifican las observaciones del uno al 100. Un programa de computadoras nos dice cu¨¢les son las mejores observaciones posibles y esas tienen prioridad¡±, dice Jones. El astr¨®nomo estar¨¢ en Paranal solo 15 d¨ªas, ¡°el tiempo m¨¢ximo para no volverse loco¡±, dice sonriendo.
El ELT recibir¨¢ su primera luz en 2024, seg¨²n el cronograma de construcci¨®n de ESO, y el VLT de Paranal funcionar¨¢ como apoyo
Es que la vida en el desierto no es f¨¢cil. Los empleados duermen en la residencia o en el campamento, una serie de contenedores convertidos en casas con una cama y ba?o privado. Los carteles de Silencio advierten al visitante que all¨ª duermen durante el d¨ªa lo que trabajan de noche observando el cielo. La estad¨ªa en Paranal transcurre entre las salas de control, los dormitorios, la piscina bajo tierra rodeada del ¨²nico punto verde del predio y el comedor. ¡° Los j¨®venes est¨¢n ac¨¢ 80 noches al a?o en turnos de una semana, y los que son del equipo est¨¢n entre 100 y 135 noches al a?o en bloques de dos semanas. Despu¨¦s de eso uno se pone nervioso, irascible. Por eso el trabajo sigue en las oficinas de ESO en Santiago¡±, explica Claudio Melo, jefe de la oficina de Ciencias de ESO en Chile. ?La convivencia es buena? ¡°Es todo lo buena que puede ser¡±, dice Melo. ¡°La presi¨®n ac¨¢ existe, no manejamos dinero pero hay que funcionar, todo esta estructura tiene que estar lista a la puesta del sol¡±.
Si trabajar en Paranal es complicado no es dif¨ªcil imaginar c¨®mo es operar a 5.000 metros de altura el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), un complejo de 66 antenas que conforman el mayor radiotelescopio del mundo. La base de operaciones de ALMA est¨¢ a 50 kil¨®metros de San Pedro de Atacama, un pueblo de casas de adobe reconvertido en centro tur¨ªstico para ricos. A 3.000 metros de altura, el consorcio europeo construy¨® junto con Jap¨®n, Estados Unidos y Chile una base de operaciones de pel¨ªcula, con talleres, un laboratorio de alta tecnolog¨ªa, hospedaje para los empleados, cuerpo de bomberos y canchas de f¨²tbol. El visitante pasa all¨ª por el primer control m¨¦dico, imprescindible para iniciar el ascenso al llano de Chajnator, donde est¨¢n las antenas. A 5.000 metros sobre el mar falta el ox¨ªgeno, hace fr¨ªo, mucho fr¨ªo y el viento sopla con fuerza. A la vista solo hay rocas, nieve y un paisaje lunar en el horizonte. Cuando el clima se complica la temperatura puede bajar hasta los 15 grados bajo cero. Ning¨²n humano en sus cabales elegir¨ªa Chajnator para hacer turismo y, mucho menos, para trabajar. Pero es ah¨ª donde los ingenieros est¨¢n ocho horas cada d¨ªa, controlando que los equipos funcionen correctamente.
ALMA y el futuro ELT conformar¨¢n un t¨¢ndem sin competencia en el mundo
¡°La altura es lo m¨¢s complicado de resistir. El primer d¨ªa de trabajo no subimos, el segundo d¨ªa estamos cuatro horas, el tercero, seis, y reci¨¦n al cuarto cumplimos con el turno de ocho horas¡±, explica Juan Carlos Gatica, t¨¦cnico chileno a cargo ¡°del cerebro y el coraz¨®n de ALMA¡±, un supercomputador que recibe la informaci¨®n de las antenas y la transmite a los astr¨®nomos que la analizan en la base de operaciones. A estas alturas la foto es una escenograf¨ªa de Star Wars, con grandes parab¨®licas en un paisaje que en invierno es blanco y en verano es lo m¨¢s similar a Marte que se puede encontrar en la Tierra. Recorrer las instalaciones es una prueba de fortaleza f¨ªsica: no faltan los t¨¦cnicos que usan tubos de ox¨ªgeno para soportar mejor la altura. Al final del d¨ªa todos regresar¨¢n a la base, 30 kil¨®metros m¨¢s abajo, o viajar¨¢n a Santiago para cumplir con sus d¨ªas de descanso.
ALMA y el futuro ELT conformar¨¢n un t¨¢ndem sin competencia en el mundo. El primero, con capacidad para estudiar luz con longitudes de onda milim¨¦tricas y submilim¨¦tricas, puede develar c¨®mo el gas y el polvo c¨®smico formaron los primeros planetas y estrellas. El segundo trabajar¨¢ con la luz que percibe el hombre, pero ser¨¢ capaz de captar objetos celestes cuatro mil millones de veces m¨¢s tenues de lo que alcanza el ojo humano. Entre ambos se abrir¨¢ la ventana que permitir¨¢ avanzar hacia el origen del universo.
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