El ¨²ltimo dislate de Trump
La decisi¨®n de retirar a EE UU del Acuerdo de Par¨ªs es inexplicable y potencialmente muy da?ina
Donald Trump anunci¨® ayer con gran parafernalia que EE UU se retiraba del Acuerdo de Par¨ªs, aunque sus decisiones de desmantelar la pol¨ªtica clim¨¢tica federal trabajosamente construida por la administraci¨®n Obama, y por tanto no dar cumplimiento al acuerdo, eran bien conocidas desde enero. La noticia, en cualquier caso, ha generado una gran preocupaci¨®n en la comunidad internacional. En las siguientes l¨ªneas intentar¨¦ demostrar que esta decisi¨®n es en buena medida inexplicable y potencialmente muy da?ina.
Trump apunta fundamentalmente a un acuerdo desventajoso para EE UU porque se enfrenta a grandes exigencias que pueden llevar a importantes p¨¦rdidas econ¨®micas. Esto es muy discutible: su pa¨ªs es la primera econom¨ªa mundial -por tanto, con posibles- y responsable de buena parte de las emisiones hist¨®ricas de gases de efecto invernadero, con un nivel de las emisiones per c¨¢pita de los m¨¢s elevados del mundo y, sobre todo, sus objetivos de mitigaci¨®n dentro del acuerdo son modestos y f¨¢cilmente alcanzables con actuaciones acotadas sobre su sector energ¨¦tico (m¨¢s renovables y gas, menos carb¨®n). Su pol¨ªtica clim¨¢tica, con honrosas excepciones a nivel estatal y local, no alcanza ni de lejos la ambici¨®n y sofisticaci¨®n de los paquetes que la UE ha venido definiendo durante la ¨²ltima d¨¦cada. Y gran parte de las empresas estadounidenses, no solo las m¨¢s innovadoras y proactivas en este campo, son conscientes de los costes reputacionales y de p¨¦rdida de mercados a que va a llevar este movimiento. Por si fuera poco, los mineros y otros sectores similares no van a conseguir una protecci¨®n adicional con la salida del acuerdo: las tecnolog¨ªas renovables son cada vez m¨¢s competitivas, el carb¨®n tiene sus d¨ªas contados por razones ambientales y, en cualquier caso, la mecanizaci¨®n a gran escala est¨¢ acabando con los puestos de trabajo en esos sectores.
Es dif¨ªcil saber hacia d¨®nde nos dirigimos y c¨®mo deben proceder los gobiernos del resto del mundo
Y, sin embargo, el sinsentido precedente puede tener profundas implicaciones. En primer lugar, har¨¢ m¨¢s dif¨ªcil el cumplimiento de los objetivos de Par¨ªs: un incremento de 2?C ya es dif¨ªcil con EE UU plenamente integrado en el acuerdo, mucho m¨¢s si no lo est¨¢. En segundo lugar, gran parte de la mitigaci¨®n y adaptaci¨®n en los pa¨ªses en desarrollo depender¨¢ de la llegada de los fondos acordados en Par¨ªs para los que las aportaciones estadounidenses eran fundamentales. Por supuesto, esto va mucho m¨¢s all¨¢ de la efectividad del acuerdo y demuestra el poco inter¨¦s de la administraci¨®n Trump por la equidad y protecci¨®n de los m¨¢s desfavorecidos de nuestro planeta. Por ¨²ltimo, dada la naturaleza voluntaria del Acuerdo de Par¨ªs, que se retire uno de los mayores emisores y la principal econom¨ªa del planeta generar¨¢ obvios efectos desincentivadores para los que se queden y har¨¢ m¨¢s dif¨ªcil la aplicaci¨®n de pol¨ªticas ambiciosas en este campo (recordemos que la competitividad internacional est¨¢ en el centro de las discusiones europeas en cada reforma de nuestra pol¨ªtica clim¨¢tica).
Es dif¨ªcil saber hacia d¨®nde nos dirigimos y c¨®mo deben proceder los gobiernos del resto del mundo. Desde luego no entrando en la renegociaci¨®n de un acuerdo que ya permite un alto grado de flexibilidad e interacciones entre sus firmantes. Tal vez sea el momento de la templanza, de mantener y reforzar las pol¨ªticas clim¨¢ticas existentes y que se construir¨¢n al amparo del acuerdo, buscando su coste-efectividad en un entorno internacional convulso y, sobre todo, estableciendo un marco que facilite la movilizaci¨®n privada de recursos en la transici¨®n a econom¨ªas bajas en carbono. As¨ª ser¨¢ posible que la industria e investigaci¨®n sigan avanzando para hacer cada vez menos relevante la decisi¨®n de Trump.
Xavier Labandeira es catedr¨¢tico de Econom¨ªa en la Universidad de Vigo y director de Economics for Energy.
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