Cu¨¢ndo se torci¨® el Reino Unido
La m¨¢quina de cometer errores que encendi¨® Blair seguir¨¢ en marcha tras las elecciones
El d¨ªa despu¨¦s de las elecciones brit¨¢nicas trae esta vez una carga adicional a la que suele suponer cualquier d¨ªa-despu¨¦s-de-unas-elecciones. En esta ocasi¨®n y sin que podamos encontrar un precedente equivalente, el ganador se enfrenta a la gesti¨®n de un engorro que no hab¨ªa perseguido ni en sue?os en su anterior vida. Ni Theresa May ni Jeremy Corbyn hab¨ªan defendido el Brexit antes del refer¨¦ndum de 2016 y quienes lo hab¨ªan hecho (Ukip y algunos tories) pr¨¢cticamente han desaparecido en el tsunami que gener¨® el resultado.
Hoy, May tiene ante s¨ª la dif¨ªcil gesti¨®n de la "involuci¨®n de los mayores": el abandono de la Uni¨®n Europea que quisieron mayoritariamente los votantes de m¨¢s edad mientras los j¨®venes se quedaron en casa. Solo un 42% de ciudadanos de entre 18 y 24 a?os vot¨® en aquella ocasi¨®n, mientras un 78% de los mayores de 65 a?os lo hicieron. Aquel desajuste inclin¨® entonces la balanza a favor del Brexit y ha podido hacerlo de nuevo esta vez a favor de May, a la que apoyan mayoritariamente los ancianos. Los j¨®venes siguen en casa.
Esta ¨Cla desafecci¨®n de los j¨®venes del sistema pol¨ªtico que decidir¨¢ su futuro- es la primera distorsi¨®n a la que los partidos se tendr¨¢n que enfrentar antes o despu¨¦s en Reino Unido. Pero de momento son el Brexit y la amenaza del enemigo terrorista en sus propios vecindarios, en las calles y conciertos, los grandes entuertos a los que se enfrentar¨¢ May mientras la m¨¢quina de cometer errores que encendi¨® Tony Blair sigue en marcha.
Cuando uno analiza la cadena de disparates que parece asfixiar a los brit¨¢nicos sin posibilidades de freno ni marcha atr¨¢s, cuando uno se pregunta cu¨¢ndo empez¨® a torcerse el Reino Unido tal y como lo conoc¨ªamos, no es suficiente remontarse al refer¨¦ndum que David Cameron puso en marcha para dotarse de un respaldo que cre¨ªa necesario frente a las voces euresc¨¦pticas. El primer ministro tory quer¨ªa ganar fuerza ante Bruselas y ante sus rivales para renegociar la posici¨®n brit¨¢nica y sacar r¨¦dito de ello, y en su lugar se vio obligado a irse ante el triunfo de esa ¡°involuci¨®n de los mayores¡±, nost¨¢lgicos de un pasado que no va a regresar.
Hay alguien que tiene a¨²n mayor responsabilidad que Cameron en este sentido, y fue el primer ministro que sac¨® a Reino Unido del carril y la agenda proeuropea que se hab¨ªa propuesto, y que lo hizo adem¨¢s para alinearlo con George Bush y una guerra injustificable que enfrent¨® a Europa. El laborista Tony Blair, modernizador y aparentemente visionario en otras ¨¢reas, renunci¨® a sus propios planes de un refer¨¦ndum ?para abrazar el euro! para entrar de cabeza en la guerra de Irak y alejarse para siempre del proyecto com¨²n europeo que ¨¦l mismo inicialmente impulsaba. ?ste perdi¨® fuerza en la Europa enfangada en el debate de la guerra y, m¨¢s tarde, en una crisis que la dej¨® sin respuestas.
En aquellos d¨ªas, adem¨¢s, se gest¨® el divorcio con buena parte de esas comunidades musulmanas que Londres se jactaba de tener integradas en su modelo de meritocracia que tambi¨¦n ha estallado. Quien esto escribe recuerda acompa?ar a los laboristas en su campa?a electoral por los barrios ¨¢rabes y encontrar puertas cerradas, imanes enfadados o, en el mejor de los casos, explicaciones sinceras de porqu¨¦ ya no iban a votar al Partido Laborista: la guerra de Irak hab¨ªa traicionado la confianza de los musulmanes que hab¨ªan encontrado all¨ª su patria y sembr¨® una distancia que hoy toma, en casos extremos, formas terror¨ªficas.
Es dif¨ªcil imaginar que May parar¨¢ la m¨¢quina de cometer errores, cuando por el contrario habla ya del fin de la ¡°tolerancia¡± (?qu¨¦ tolerancia?) y de un Brexit duro. El camino hacia el repliegue nacionalista que alejar¨¢ al Reino Unido del protagonismo internacional y del cosmopolitismo que acostumbraba parece consolidado.
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