50 a?os de impunidad
A setenta a?os de la ¡®Nakba¡¯ y cincuenta de ocupaci¨®n, la voluntad palestina no ha sido doblegada
Yo ten¨ªa 12 a?os cuando la ocupaci¨®n Israel¨ª llego a mi ciudad, Jeric¨®. Hoy tengo 62, cuatro hijos y seis nietos. Ellos no han vivido un solo segundo de sus vidas en libertad y representan al mayor segmento de la sociedad de Palestina. Generalmente los hechos hist¨®ricos se marcan como lecciones que no son repetidas. Pero en el caso de Palestina, cada evento que recordamos, como el inicio de la ocupaci¨®n, marca nuestras vidas a diario.
Son generaciones que han vivido sin poder ejercitar sus derechos durante 50 a?os de impunidad, una poblaci¨®n completamente subyugada por el dominio militar de una potencia extranjera. Pero tambi¨¦n han sido d¨¦cadas donde a pesar de todo, el pueblo palestino nunca se ha rendido. Tampoco ser¨ªa l¨®gico: el colonialismo no tiene cabida en nuestro mundo, y el destino de todos los pueblos es ser libres.
Colonialismo porque eso es lo que lleva a cabo Israel. No estamos hablando de 50 a?os solo de una ocupaci¨®n militar en el sentido entendido por los Convenios de Ginebra, sino de una aut¨¦ntica ocupaci¨®n colonial. La colonizaci¨®n de territorio ocupado, crimen de guerra bajo la IV Convenci¨®n de Ginebra y el Estatuto de Roma, ha sido la pol¨ªtica oficial de Israel en todos estos a?os. Hoy hay m¨¢s de 650.000 colonos viviendo en territorio ocupado, y los colonos ya no son un lobby de presi¨®n sobre el Gobierno de turno: los colonos han llegado al Gobierno en posiciones relevantes para continuar su proyecto colonialista.
A 50 a?os de iniciada la ocupaci¨®n, el Gobierno israel¨ª no da se?ales de buscar una soluci¨®n, sino lo contrario. Hoy ni siquiera disimula su rechazo a la internacionalmente reconocida soluci¨®n de dos Estados sobre la frontera de 1967. Netanyahu abiertamente habla de que a los palestinos les ¡°dar¨ªa menos que un Estado¡±, mientras la encargada de su diplomacia, Tzipi Hotovely, instruye sobre el uso de fundamentalismo religioso para justificar la ocupaci¨®n: ¡°Siempre digo que la ocupaci¨®n es un mito. Esa es tierra jud¨ªa y siembre deber¨¢ mantenerse como tal bajo ley israel¨ª¡±. Esas posiciones no son las de una minor¨ªa extremista, sino que representan a la mayor¨ªa del Parlamento israel¨ª, quienes han aprobado incluso una ley para legalizar el robo de tierras a palestinos en casos en que incluso bajo la ley israel¨ª era ilegal.
Nada de esto podr¨ªa suceder si Israel no gozase de la cultura de impunidad que le permite actuar por encima de la ley. Tel Aviv entiende que la comunidad internacional no est¨¢ dispuesta a tomar acciones concretas para terminar con sus violaciones sistem¨¢ticas de las resoluciones de la ONU y el derecho internacional. Por el contrario, a Israel se le sigue premiando al hacer lo que hace. Por ejemplo, en mi distrito del Valle del Jord¨¢n, las colonias ganan cientos de millones de d¨®lares en exportaciones que pueden incluso comprarse en Madrid. Ello lo hacen en nuestra tierra y con nuestros recursos naturales que son negados a nuestro pueblo. Mientras se sigan lucrando, la colonizaci¨®n continuar¨¢ expandi¨¦ndose.
Despu¨¦s de cincuenta a?os de ocupaci¨®n, se necesitan acciones concretas. Si se apoya la soluci¨®n de dos Estados, entonces se debe reconocer a los dos Estados y no solo a uno. Si se insiste en que las colonias son ilegales, entonces no tiene ning¨²n sentido comercializar con ellas. Todo lo contrario: los mercados internacionales deben cerrarse a los productos de ese crimen de guerra. Es necesario que a la mayor brevedad posible Naciones Unidas publique la lista con las empresas que se lucran de la ocupaci¨®n y colonizaci¨®n de Palestina. Se debe rectificar lo que ha fallado en 50 a?os y eso es una responsabilidad internacional para con el derecho a la autodeterminaci¨®n del pueblo palestino.
A 70 a?os de la Nakba que marc¨® nuestro exilio, y a los 50 a?os de ocupaci¨®n, la voluntad del pueblo palestino no ha sido derrotada. Tenemos un pueblo educado, que ama la vida, su tierra y que sabe muy bien cu¨¢les son sus derechos. Somos un pueblo que no cesar¨¢ de demandar sus derechos b¨¢sicos: a la justicia, la seguridad, la dignidad y la libertad. Como escribiese nuestro poeta nacional Mahmud Darwish, nuestra voluntad es: ¡°Estar aqu¨ª, quedarse aqu¨ª, permanentemente aqu¨ª. Tenemos una meta, una meta, una meta: ser, y seremos¡±.
Saeb Erekat es el secretario general de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina y jefe negociador palestino.
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