Figuras ret¨®ricas
EL SOF?, que dir¨ªa un guionista de TV, es un tema. Un temazo, a?adir¨ªa su colega. Y yo lo corroboro. Solo hay que ver uno fuera de su contexto habitual para advertirlo. Ocurre algo semejante con los intestinos: que no les prestamos atenci¨®n ninguna cuando est¨¢n dentro, pero que nos ponen los pelos de punta cuando los vemos fuera. El sof¨¢ es el intestino de la casa. En ¨¦l se digieren las jud¨ªas verdes y se procesan las ideas. Lo invades despu¨¦s de comer, preocupado por una obsesi¨®n da?ina, das una cabezada, y cuando te despiertas la obsesi¨®n ha cambiado de cabeza. A lo mejor est¨¢ en la del vecino, que ha dormido la siesta al mismo tiempo que t¨² y en un sof¨¢ id¨¦ntico al tuyo, separado tan solo por un fr¨¢gil tabique de rasilla. El sof¨¢ es tambi¨¦n el lugar sobre el que te dejas caer por la noche cuan largo eres para narcotizarte con la tele antes de irte a la cama. La tele y el sof¨¢ est¨¢n misteriosamente conectados, de manera que aquella casi se enciende sola cuando alguien se derrumba sobre este.
El sof¨¢ tiene asimismo algo de c¨¢psula espacial. Desde ¨¦l, sin moverte del sitio, puedes viajar imaginariamente a Marte, a Venus o a la Luna. Es quiz¨¢ lo que hace este ni?o, que vive con su familia en un conocido vertedero de Manila. De acuerdo con la informaci¨®n del pie de foto, est¨¢ desayunando. Significa que se acaba de despertar rodeado de toda esa inmundicia y que se ha subido al sof¨¢ para imaginar que vive en una casa. Sin saberlo, est¨¢ realizando una figura ret¨®rica que consiste en tomar la parte por el todo. Pero no nos enga?emos, el ¡°todo¡± real es una mierda.
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