Andanadas contra el diccionario
EN LA REAL Academia Espa?ola hay de vez en cuando alg¨²n pleno sopor¨ªfero, pero en las comisiones ¡ªdivididas en grupos de ocho o nueve acad¨¦micos, y donde m¨¢s se trabaja con las palabras¡ªnos divertimos mucho, en contra de lo que cree la mayor¨ªa de la gente. Ah¨ª se encuentra uno con la tarea y la dificultad de definir un t¨¦rmino, de mejorar o matizar esa definici¨®n, de a?adir algo nuevo o que extra?amente se nos hab¨ªa escapado; de calibrar si un vocablo est¨¢ lo bastante arraigado para incorporarlo al Diccionario, por supuesto de atender las peticiones de instituciones y particulares, hay legi¨®n de ellas. Pero he de confesar que la mayor fuente de diversi¨®n (y de desesperaci¨®n tambi¨¦n) son las quejas y protestas, que rebasan todo lo imaginable. Lo curioso ¡ªy de esto ya he hablado en otras ocasiones¡ª es el car¨¢cter intolerante y censor de la mayor¨ªa: su objetivo final suele ser que el DLE (ahora se llama as¨ª lo que se llamaba DRAE) suprima sin m¨¢s, por las bravas, tal acepci¨®n o t¨¦rmino, como si con eso fuera a desaparecer su uso. Lo he explicado en esta columna, pero mucha gente no se entera o no se quiere enterar o hace caso omiso, as¨ª que hay que insistir infatigablemente: la RAE carece de potestad para prohibir nada. Es un mero registro neutral de lo que los hablantes dicen y escriben, o han dicho y escrito en el pasado. En ¨¦poca de Franco s¨ª hab¨ªa censura (impuesta), y no figuraban en el Diccionario los tacos ni las palabras malsonantes u ¡°obscenas¡±. Por fortuna esa ¨¦poca pas¨® a la historia, y hoy nos parecer¨ªa inaceptable no encontrar en el DLE ¡°follar¡±, ¡°felaci¨®n¡±, ¡°polla¡± y cosas por el estilo.
Sin embargo nuestra sociedad est¨¢ llena de franquistoides, s¨®lo que su pretensi¨®n es la cancelaci¨®n de lo que a cada cual le molesta u ofende. Ya he hablado aqu¨ª de las quejas contra acepciones de uso corriente como ¡°autista¡±, ¡°c¨¢ncer¡±, etc. Me ocup¨¦ de la expresi¨®n ¡°sexo d¨¦bil¡±, que recientemente millares de firmas han querido extirpar del Diccionario. Se le puede poner una marca de ¡°despectiva¡±, ¡°peyorativa¡± o ¡°desusada¡±, pero no puede ni debe extirparse, porque se halla en numerosos textos, incluidos los de feministas pioneras como Emilia Pardo Baz¨¢n, y un lector o un traductor a otra lengua han de encontrar su significado en el DLE, lo mismo que el de ¡°judiada¡± ¡ªque est¨¢ en Quevedo, entre otros¡ª, por mencionar una palabra especialmente desagradable y ¡°condenable¡±. Qu¨¦ quieren, si los hablantes ¡ªcuya libertad siempre ha de respetarse¡ª la han utilizado o la utilizan a¨²n si les da la gana. Ya digo, la Academia no es qui¨¦n para prohibir, expulsar, censurar ni suprimir nada. Pero lo cierto es que los inquisidores actuales desean versiones expurgadas del Diccionario. Imag¨ªnense si se les obedeciera: unos lo querr¨ªan limpio de obscenidades y palabrotas, otros de sacrilegios e irreverencias, otros de machismos y ¡°sexismos¡±, otros de t¨¦rminos como ¡°tullido¡± o ¡°lisiado¡±. Otros de ¡°gordo¡± y ¡°chaparro¡±, no digamos de ¡°enano¡± y ¡°gigante¡±. Otros de ¡°ciego¡±, ¡°sordo¡± y ¡°cojo¡±. Muy completo y muy ¨²til iba a quedar el DLE si se hiciera caso a todas las exigencias quisquillosas.
Sin embargo nuestra sociedad est¨¢ llena de franquistoides, s¨®lo que su pretensi¨®n es la cancelaci¨®n de lo que a cada cual le molesta u ofende.
Hace unas semanas me divert¨ª, lo reconozco. ¡°Ahora tenemos las protestas de los panaderos¡±, nos inform¨® un compa?ero. ¡°?De los panaderos?¡±, pregunt¨¦ estupefacto. ¡°?Qu¨¦ les pasa?¡± ¡°Quieren que se suprima el dicho ¡®Pan con pan, comida de tontos¡¯, que adem¨¢s, como la mayor¨ªa de refranes y dichos, ni siquiera aparece en el Diccionario¡±, me contestaron. ¡°No entiendo¡±, repuse, ¡°a no ser que eso sea lo que coman los panaderos, y lo dudo. Y si no figura, ?qu¨¦ piden, que lo metamos para enfadarse y exigir que lo quitemos?¡± (Ojo: digo ¡°los panaderos¡± pero no s¨¦ si era una agrupaci¨®n de ellos o unos cuantos, no se me vaya a soliviantar ahora el gremio entero, al que profeso agradecimiento y respeto.) Pero claro, si nos ponemos en este plan hipersusceptible, supongo que los fruteros querr¨¢n suprimir la expresi¨®n ¡°manzana podrida¡±, los gaiteros ¡°soplagaitas¡± (creo que ya ha habido intentonas), los bomberos ¡°ideas de bombero¡±, los barqueros ¡°verdades del barquero¡± (quedan como impertinentes), los porqueros la frase ¡°la verdad es la verdad, la diga Agamen¨®n o su porquero¡± (la ver¨¢n como el colmo del desprecio), los fabricantes de sopas ¡°sopa boba¡±, las putas los derivados negativos (¡°hijoputa¡±, ¡°putear¡±, ¡°putada¡±), los labradores ¡°m¨¢s bruto que un arado¡±, los perros ¡°hijo de perra¡± y ¡°perrer¨ªa¡±, los zorros una acepci¨®n de ¡°zorra¡±, los noct¨¢mbulos el proverbio ¡°A quien madruga Dios lo ayuda¡±, los curas ¡°vivir como un cura¡± y as¨ª hasta el infinito.
?Tan dif¨ªcil es entender en qu¨¦ consiste un diccionario? ?Que lo m¨¢s que se puede permitir es advertir, orientar y desaconsejar, pero nunca, nunca, suprimir ni censurar ni prohibir? ?Tan dif¨ªcil le resulta a la sociedad actual aceptar que los hablantes son libres y que son ellos quienes conforman la lengua? La Academia no juzga. Se limita a tomar nota.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.