Sembene, el ¡®griot¡¯ que fue estibador en Marsella
Un documental que rescata el legado f¨ªlmico del creador senegal¨¦s se proyecta en las escuelas de cine del continente africano
¡°Si los africanos no empezamos a contar nuestras historias, ?frica desaparecer¨¢¡±. Con esta cita comienza el documental dedicado a Ousmane Sembene, el padre del cine africano, de cuya muerte se cumplen ahora 10 a?os. Precisamente, en torno al filme se organiz¨® durante este ¨²ltimo fin de semana un particular homenaje, con proyecciones simult¨¢neas en todas las escuelas de cine africanas que quisieran sumarse y en streaming, para la di¨¢spora.
Sembene! (2015), de Samba Gadjigo y Jason Silverman, es una pel¨ªcula admirada, as¨ª como su t¨ªtulo: solo un apellido con un signo de admiraci¨®n. Gadjigo es un profesor universitario senegal¨¦s en Estados Unidos que acab¨® convirti¨¦ndose en el bi¨®grafo y albacea del realizador. Cuando Sembene muri¨®, a los 84 a?os, Gadjigo abri¨® la puerta de su casa en Dakar y se encontr¨® con un tesoro dentro de latas oxidadas, eran metros de pel¨ªcula que hab¨ªa que salvar.
El documental rescata esas pel¨ªculas, les quita el polvo e hilvana, con esp¨ªritu did¨¢ctico, los compromisos irrenunciables en la vida de un hombre, dulcificando esas experiencias con unas bell¨ªsimas ilustraciones nacidas de fotogramas del cine de Sembene.
Ousama Sembene naci¨® en Zighinchor, en 1923, cuando Senegal era a¨²n colonia francesa. Le toc¨®, como a miles de su generaci¨®n, alistarse en el Ej¨¦rcito Franc¨¦s y vivir la Segunda Gran Guerra en territorio europeo. Tras el fin de la contienda, se qued¨® a vivir en Marsella, donde fue estibador en el puerto y comenz¨® su militancia sindical, a la que sigui¨® su afiliaci¨®n al Partido Comunista Franc¨¦s. Pero en un giro de la historia, el trabajador de brazos fuertes sufre una lesi¨®n de espalda que lo obliga a estar en la cama de un hospital, bocabajo, durante seis meses y es entonces cuando empieza a leer literatura universal y a darse cuenta de la falta de relatos de ?frica con voz propia, seg¨²n cuenta su bi¨®grafo.
Su primera novela, de 1956, se llamar¨¢ El estibador negro, y ser¨¢ el primero de una decena de libros que escribir¨¢ a lo largo de su vida. Este documental se centra en el cine de Sembene y menos en su obra literaria, que comprende una obra fundacional como Las astillas de Dios, sobre la huelga de trabajadores del ferrocarril Dakar-N¨ªger, a finales de los 40, que ha llegado a ser comparada con Germinal de ?mile Zola.
Su bi¨®grafo abri¨® la puerta de la casa de Sembene en Dakar y se encontr¨® con un tesoro dentro de latas oxidadas que hab¨ªa que salvar
Sembene es de la estirpe de los griots que sostienen que el cine es el lenguaje art¨ªstico que permite a los creadores africanos llegar a sus vecinos de este continente. Sin dudas, en esta opci¨®n cuentan las altas tasas de analfabetismo o el desapego literario de gente que suele hablar una lengua ¨Cla materna¨C en su vida cotidiana y estudiar en otra lengua, que casi siempre resulta artificial o extranjera.
"Nuestras pel¨ªculas deben entretener e inspirar y convertirse en tema principal de conversaci¨®n", entendi¨® Sembene y, tras pasar un a?o en Rusia estudiando cine, volvi¨® a Senegal, en un tiempo en que se fraguaban todas las independencias del viejo continente. De 1963 data su primer cortometraje; de 1966, su pel¨ªcula emblem¨¢tica La negra de¡ , cuyo t¨ªtulo se refiere a las empleadas dom¨¦sticas que las se?oras francesas se llevaban a Francia, y en la que, por fin, la c¨¢mara se giraba y la voz era la de la chica arrancada de su h¨¢bitat y condenada. Luego vinieron Mandabi, ya en wolof, que hablaba sobre la corrupci¨®n; Emitai, que estuvo prohibida en Francia por su elocuente denuncia del colonialismo, Xal¨¢ y Ceddo, tambi¨¦n censurada, pero en su pa¨ªs, y por sus cr¨ªticas al Islam.
Sembene dijo con todas las letras que en ?frica hab¨ªa presidentes ¡°nocivos¡± y parte de la poblaci¨®n enriqueci¨¦ndose gracias a los negocios que manten¨ªan con las excolonias, y en contra del resto de los ciudadanos. Por supuesto, nunca dej¨® de denunciar los estragos de las potencias europeas sobre su pueblo. En un filme largamente prohibido en Francia, El campo de Thiaroye (1987), dio cuenta de un episodio muy negro de 1944, que tuvo por protagonistas a los tiradores africanos que sirvieron al Ej¨¦rcito Franc¨¦s y luego fueron prisioneros de guerra. Al ser desmovilizados a sus respectivos pa¨ªses sin cobrar los pagos atrasados, los soldados africanos protestaron por el trato discriminatorio con respecto a los otros militares y fueron duramente reprimidos (el episodio es conocido como La masacre de Thiaroye). Tambi¨¦n dedic¨® un filme muy combatiente a las ni?as que sufren la ablaci¨®n, y sigui¨® filmando hasta 2004, siempre en locaciones africanas, ya casi sin vista.
El cineasta tuvo premios en Cannes y en Venecia y en 2006 recibi¨® la medalla de la Legi¨®n de Honor en Francia
El realizador no quer¨ªa alejarse de Senegal y, sin embargo, en los ¨²ltimos a?os termin¨® cediendo a una invitaci¨®n a Estados Unidos que le permiti¨® conocer a una comunidad afroamericana, que le agradeci¨® el haberles ayudado a reencontrarse con sus ra¨ªces. En el documental hay registros de su encuentro con personajes del mundo creativo y de Hollywood. Tuvo premios en Cannes y en Venecia. En 2006 recibi¨® la medalla de la Legi¨®n de Honor en Francia.
Poco conocemos de su vida personal, apenas hay en el pel¨ªcula apuntes de un amor norteamericano y las palabras de su hijo mayor, aunque los testimonios hablan de un tipo poco complaciente con la mundanidad y enfocado casi exclusivamente a sus causas.
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