Un grupo de profesores denuncia la arbitrariedad en los procesos de selecci¨®n del CSIC
La mayor instituci¨®n cient¨ªfica de Espa?a rechaz¨®, por problemas formales, entre otros, a uno de los mayores expertos mundiales en Vel¨¢zquez
Las cr¨ªticas a la endogamia en el sistema acad¨¦mico espa?ol son frecuentes, pero son m¨¢s habituales en c¨ªrculos cerrados. La semana pasada varios profesores e investigadores de historia del arte de universidades y centros de investigaci¨®n se saltaron esa norma. En una carta dirigida al Ministerio de Econom¨ªa, Industria y Competitividad mostraban su ¡°rechazo e indignaci¨®n¡± por el procedimiento seguido para la contrataci¨®n de un cient¨ªfico para cubrir una plaza del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) en el departamento de Historia del Arte. En este proceso se rechaz¨® por cuestiones formales a investigadores de prestigio internacional.
En su misiva, explican c¨®mo el pasado 23 de mayo a las 9.30 de la ma?ana se cit¨® a los aspirantes para que acudiesen presentando los trabajos y documentos acreditativos de su curr¨ªculo. A las cinco de la tarde de ese mismo d¨ªa, siete horas despu¨¦s de recibir la abundante cantidad de documentos, el tribunal comunic¨® que hab¨ªa examinado ¡°de forma equitativa y comparada¡± la producci¨®n cient¨ªfica de los convocados. Tres de los candidatos hab¨ªan sido excluidos por no haber presentado copia completa de su trabajo. Los tres excluidos hab¨ªan presentado la portada, ¨ªndice, primera y ¨²ltima p¨¢gina, adem¨¢s del ISSN o ISBN de sus publicaciones en el caso de los libros, un formato aceptado por instituciones como la Agencia Nacional de Evaluaci¨®n de la Calidad y la Acreditaci¨®n (ANECA), encargada de velar por la calidad de la educaci¨®n superior en Espa?a. Los nueve candidatos restantes, que s¨ª fueron admitidos a concurso, se presentaron con la totalidad de sus publicaciones, en varios casos, cargados en maletas hasta la sala donde deb¨ªa celebrarse el concurso.
Los conocedores de los procesos de selecci¨®n pueden adivinar, casi con certeza, qui¨¦n recibir¨¢ la plaza
En opini¨®n de los firmantes, el procedimiento "interpreta arbitrariamente" la normativa sin ofrecer a los candidatos la posibilidad de rectificar con tiempo y presentar el material de acuerdo a los criterios de interpretaci¨®n del tribunal. Adem¨¢s, "premia la cantidad por encima de la calidad de la producci¨®n cient¨ªfica". Entre otras cosas, se cuestiona que ese material pueda ser examinado en su totalidad en tan poco tiempo y plantean si en realidad son ¡°le¨ªdas o pesadas¡± en unas pocas horas. En su opini¨®n, los procesos aplicados para cubrir plazas de instituciones como el CSIC ¡°no contribuyen a mejorar la calidad de nuestra investigaci¨®n, socavan en lugar de promover la excelencia cient¨ªfica, fomentan la endogamia y nos alejan de la vanguardia cient¨ªfica internacional".
En un art¨ªculo publicado esta semana en el blog el asterisco, el investigador del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC Juan Pimentel habla de c¨®mo ¡°una vez que se convoca la plaza con el tribunal cerrado¡± se suele ¡°saber de antemano¡± o se prev¨¦ ¡°con mucha certeza qui¨¦n obtendr¨¢ la plaza¡±. ?l mismo reconoce que cuando sali¨® ¡°su plaza¡± fue el ¨²nico candidato. ¡°Podr¨ªa alegar que hab¨ªa obtenido el primer contrato Ram¨®n y Cajal en Historia de la ciencia en Espa?a, que hab¨ªa disfrutado de una beca posdoctoral en la Universidad de Cambridge y que reun¨ªa otros m¨¦ritos, pero lo cierto y verdad es que logr¨¦ mi estabilidad laboral tras m¨¢s de 15 a?os de becas y contratos porque me hicieron un tribunal a medida, como a casi todos¡±, asegura. En el caso de la plaza que ha desatado la indignaci¨®n de muchos profesores e investigadores de historia del arte en Espa?a, este peri¨®dico pudo comprobar que, como menciona Pimentel, cient¨ªficos conocedores del proceso de selecci¨®n pudieron predecir qui¨¦n ser¨ªa la persona que finalmente obtuvo la plaza.
Uno de los firmantes, el catedr¨¢tico de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid Delf¨ªn Rodr¨ªguez explicaba que la intenci¨®n de la carta p¨²blica es ¡°llamar la atenci¨®n sobre la necesidad de un cambio en las normas de acceso, que ahora permiten cualquier tipo de arbitrariedad¡±. Rodr¨ªguez afirma que no pone ¡°en duda la honestidad de los concursantes o del tribunal¡±, pero considera que los criterios no son claros y las normas deber¨ªan cambiar. Adem¨¢s, cree que se ha producido una deriva en la que, con frecuencia, los tribunales valoran m¨¢s las carreras administrativas para acceder a las c¨¢tedras de universidad que los m¨¦ritos intelectuales.
Otro de los investigadores que han apoyado el contenido de la carta, Felipe Pereda, profesor de Arte Espa?ol en la Universidad de Harvard (EEUU), tambi¨¦n se?ala como una perversi¨®n que las plazas sacadas a concurso suelan acabar ocupadas por personas ¡°que se han formado en los departamentos que las sacan¡±. ¡°En EEUU es impensable que te quedes en la universidad en la que has escrito tu tesis doctoral y la has defendido¡±, asevera.
Los miembros del tribunal afirmaron en una carta de respuesta que reconocen la necesidad de mejorar las normas para este tipo de procedimientos, pero niegan que en este caso concreto la exclusi¨®n de los candidatos por cuestiones formales haya sido fruto de la arbitrariedad. Consultada por este peri¨®dico, la presidenta del tribunal afirm¨® que prefer¨ªa "que este debate se mantuviese en el ¨¢mbito acad¨¦mico".
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