Irene Montero a pesar de Pablo Iglesias
Las mujeres deben abrirse paso en ocasiones a pesar de sus parejas y no gracias a ellas
Miguel Sebasti¨¢n cav¨® su tumba la noche en que, en pleno debate con Gallard¨®n en la disputa por el Ayuntamiento de Madrid, despleg¨® varias fotos que le relacionaban con una abogada. Hay errores que uno no logra borrar ni aunque pida disculpas porque, como dijo Gallard¨®n, aquello le ¡°retrataba como persona¡±. No al exalcalde, cuyas relaciones nos tra¨ªan y traen sin cuidado, sino a Sebasti¨¢n y su gesto sin talla moral.
Eso habla bien ¡ªpor una vez¡ª de este pa¨ªs: podemos destripar los cuernos de los famosetes en S¨¢lvame Deluxe, las rupturas y flechazos en directo en los realities, pero el respeto a la vida privada de los pol¨ªticos es un mantra que m¨¢s o menos ha seguido en pie. Al menos, hasta que nos topamos con el machismo.
La alusi¨®n de Rafael Hernando a la relaci¨®n entre Irene Montero y Pablo Iglesias no a?ade nada sobre la portavoz parlamentaria de Podemos, sino sobre el propio Hernando. El hom¨®logo de Montero en el PP se retrat¨® con un comentario machista que no vendr¨ªa a cuento ni en una barra de bar. ¡°Hay quien dice que estuvo mejor la se?ora Montero que usted (Iglesias), pero no dir¨¦ yo esto porque si no, no s¨¦ qu¨¦ voy a provocar en esa relaci¨®n¡±.
Pero ya lo hab¨ªa dicho.
?Teme Hernando la histeria de la se?ora o el ataque de cuernos del macho alfa? ?O busca la risotada morbosa de quienes disfrutan en el barro? S¨¦gol¨¨ne Royal, que estuvo a punto de ganar la presidencia francesa frente a Sarkozy en 2007, sabe mucho de eso, como Hillary Clinton en Estados Unidos.
Una relaci¨®n afectiva entre dos pol¨ªticos o, mejor dicho, el ascenso pol¨ªtico de un c¨®nyuge solo puede merecer escrutinio si no est¨¢ justificado por m¨¦rito propio. El candidato Fillon perdi¨® todos los puntos cuando se supo que su esposa hab¨ªa cobrado por un trabajo de asesora que no realiz¨®. Royal, excompa?era de Fran?ois Hollande, fue una correosa candidata capaz de poner contra las cuerdas a Sarkozy, ha sido diputada, ministra y presidenta de regi¨®n durante muchos a?os, en una extensa trayectoria que se sostiene por s¨ª sola. Clinton fue senadora y secretaria de Estado adem¨¢s de dos veces candidata a la presidencia. Y no es que se beneficiaran de su alianza matrimonial, sino que m¨¢s bien crecieron a pesar de ella.
S¨ª, es obvio: hay animales pol¨ªticos entre las mujeres, mal que les pese a algunos, y los hay incluso aunque sean pareja de hombres contundentes. En demasiadas ocasiones deben abrirse paso a pesar de sus parejas, y no gracias a ellas.
M¨¢s all¨¢ de sus formas controvertidas y del contenido de su discurso, Montero demostr¨® este martes 13 que es capaz, que ejerce una convicci¨®n y una capacidad dial¨¦ctica a prueba de muchas miradas por encima del hombro de quienes quieren ver en ella una novia, una enchufada o una jovencilla inexperta en un partido donde tambi¨¦n hay machismo. Moverse entre varones dispuestos a perdonarte la vida, como Hernando, es un deporte desagradable pero habitual para muchas mujeres. L¨¢stima que, a diferencia de Sebasti¨¢n, Hernando sobreviva sin rasgu?os a su autorretrato m¨¢s machista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.