La mujer que da la vuelta al mundo en avioneta para formar a ni?as en ciencia y tecnolog¨ªa
Shaesta Waiz, primera piloto mujer de Afganist¨¢n, viajar¨¢ por 19 pa¨ªses en un monomotor para ofrecer becas de formaci¨®n a ni?as y mujeres
La primera vez que la afgana Shaesta Waiz se subi¨® a un avi¨®n, lo hizo como un beb¨¦ refugiado que hu¨ªa con su familia hacia Estados Unidos para escapar de la guerra entre Afganist¨¢n y la Uni¨®n Sovi¨¦tica en 1987. La segunda vez fue en un viaje de vacaciones, cuando ten¨ªa 18 a?os, y la experiencia le fascin¨®. Cuando se baj¨® en su destino, estaba decidida a enfrentarse a las convenciones culturales para convertirse en la primera mujer piloto de su pa¨ªs de origen. Y as¨ª lo hizo. Ahora, a los 29 a?os, Waiz ha empezado una vuelta al mundo sola en un monomotor para fomentar la educaci¨®n en?ciencia, tecnolog¨ªa, ingenier¨ªa y matem¨¢ticas (STEM, por sus siglas en ingl¨¦s) para mujeres y ni?as en 19 pa¨ªses de cinco continentes.
El sue?o de Waiz es que por lo menos una de ellas aumente la presencia femenina en la aviaci¨®n. Las mujeres representan el 0,6% del total de pilotos y hay unas 450 mujeres capitanes en las compa?¨ªas a¨¦reas de todo el mundo ¡ªtodas cabr¨ªan?en un ¨²nico Airbus A380¡ª, seg¨²n los datos de la?Sociedad Internacional de Mujeres Pilotos de L¨ªneas A¨¦reas.
"Quiero que las ni?as sepan que si una chica refugiada, sin dinero, ha logrado tener una carrera en ese campo, ellas tambi¨¦n lo pueden hacer", cuenta la piloto en el Aeropuerto de Madrid Cuatro Vientos, donde ha llegado desde las islas Azores. Waiz cruz¨® el Atl¨¢ntico en poco m¨¢s de ocho horas a bordo de un modelo Beechcraft Bonanza, de 11 metros. La joven, de 1,60 metros de altura, apenas tiene espacio para moverse en la cabina: su?copiloto es?una gran caja de aluminio, que es un tanque auxiliar de combustible, y otro a su espalda. La molestia en la espalda y en las piernas no fueron suficientes, sin embargo, para obviar la sensaci¨®n de volar entre las nubes y las olas. "No se puede poner en palabras la sensaci¨®n de estar all¨ª arriba, en un silencia absoluto, sin ver nada m¨¢s que el oc¨¦ano", comenta con la voz entrecortada.?
La idea de la aventura naci¨® hace cuatro a?os, cuando Waiz escuch¨® hablar de Jerrie Mock, la primera mujer que complet¨®, en 1964, una vuelta al mundo a¨¦rea en solitario, despu¨¦s del intento frustrado de Amelia Eearhart, en 1937. La veterana viv¨ªa a pocos kil¨®metros de la casa de Waiz, en Florida, y la joven decidi¨® visitarla. "Me cont¨® en detalle su aventura, como si hubiera ocurrido ayer, y me hablaba como si yo fuese repetir la haza?a, cuando, en aquel momento, solo quer¨ªa conocer a la leyenda de la aviaci¨®n femenina", recuerda. El encuentro encendi¨® la chispa para que naciera Dream Soar, una ONG financiada por diferentes empresas de tecnolog¨ªa y aviaci¨®n y formada por un equipo de 40 voluntarios que ofrecen apoyo log¨ªstico a Waiz. El objetivo de la ruta es obtener financiaci¨®n para ofrecer becas de educaci¨®n a ni?as y mujeres. "El dinero es importante, pero es m¨¢s una cuesti¨®n de decir 'creo en ti' y transmitirles el mensaje de que son inteligentes y capaces", cuenta.?
Un mundo de hombres
A la propia Waiz todav¨ªa le cuestionan su potencial.?
¡ª?D¨®nde est¨¢ el piloto?, le pregunt¨® una vez un funcionario de un aeropuerto en Canad¨¢ cuando ella baj¨® del avi¨®n despu¨¦s de hacer un aterrizaje imprevisto por problemas t¨¦cnicos.?
¡ªLa piloto soy yo.?
Quiero que las ni?as sepan que si una chica refugiada, sin dinero, ha logrado tener una carrera en ese campo, ellas tambi¨¦n lo pueden hacer
"En ese momento me di cuenta de que, despu¨¦s de haber crecido con cinco hermanas, me met¨ª en un mundo totalmente masculino", afirma. Arabia Saud¨ª estaba originalmente en la ruta del viaje, pero el pa¨ªs tiene el historial de no reconocer la autoridad de mujeres pilotos, seg¨²n cuenta Waiz. "Hay muchos relatos de mujeres que pidieron permiso para entrar en el territorio a¨¦reo del pa¨ªs y fueron ignoradas, pero, en el momento en que se pusieron a hablar sus copilotos masculinos, les hicieron caso".?
Por casos como esos, Waiz cree que los conflictos culturales ser¨¢n un reto m¨¢s grande que los posibles fallos t¨¦cnicos durante el viaje. "Mucha gente todav¨ªa cree que la ciencia, la tecnolog¨ªa o la ingenier¨ªa son cosas de hombres, y es dif¨ªcil hacer recapacitar a alguien que ha sido educado toda la vida para pensar de esa manera, pero hay que intentarlo", sostiene. Aunque cree que quiz¨¢ sea "demasiado tarde" para algunas mujeres, la piloto quiere incentivarlas a motivar a sus hijas y nietas a trillar ese camino. ?"Si no intentamos cambiar eso ahora, nunca alcanzaremos la igualdad".?
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